Hoy la casta está consternada. No debería. Puede ocurrir en cualquier momento tal y como se encuentran de permisivas las leyes. Es a lo que nos ha llevado
el corrupto estado de Partidos. Para las asociaciones subvencionadas, seguir
profundizando en políticas que afronten estos asesinatos desde la raíz, es
“parné” y subvención. Claro que los derechos se negocian. Estamos como para
escuchar a gentes de la política de ultraizquierda andaluza escuchar que “No
podemos más” y que seguiremos dando “pasos hacia adelante”. ¡Valiente
hipocresía! No es una cuestión de machismo y la misoginia social, es de leyes y
de partidos políticos que buscan en estas lagunas legales, una puerta a la
financiación, a los votos y al poder. Y después de lo inevitable, plañideras
políticas dándose con la mano en el pecho y llamando a rechazar esta violencia.
Ya lo hacemos, antes de ellos.
La casta habla como si no fuera con ellos, obviando la realidad de que
los asesinos, con pocos años, y castigos suaves, salen a la calle y vuelven a
matar. Y sin el parlamento y sin ella no se podrán jamás afrontar estos
asesinatos desde la raíz.
A las feminazis les interesa que la legislación sea la injusta que es.
Así podemos montar más bronca y cobrar más subvenciones. Pero no se puede dejar
a asesinos en la calle que ni tan siquiera cumplen condena. Es un error pero
sobre todo un riesgo y una crueldad. A José Javier Salvador Calvo le cayeron 18
años de cárcel en el 2003. En enero de 2017 quedó ya en libertad condicional.
Asesinó a Patricia Maurel de 29 años, era madre de tres hijos, en La Puebla. El
22 de mayo de 2003 recibió once disparos con una escopeta de caza. Él, la
acusaba de infidelidad con otros hombres a través de internet, cartas y
mensajes de telefonía móvil. Ella era candidata a la alcaldía de La Puebla por
el PP, hecho que hizo se restara importancia al descargo de supuestas
infidelidades que manifestó un asesino condenado por un jurado que manifestó
que actuó sin que la mujer pudiera defenderse.
La tragedia ha vuelto a repetirse. Dicen que el amor es ciego. Debe de
ser así porque, la abogada que le defendió en el juicio, señora casada hoy,
Rebeca Santamalia, era su amante, mantenía una relación sentimental y ha sido
asesinada y su cuerpo apareció en la casa de José Javier. Parece ser que se ha
suicidado posteriormente y caso o no de “violencia de género”, no deja de
sorprenderme que una mujer pueda ser la amante de un asesino y dejar tirado a su
pobre marido quien denunció la desaparición de la misma. Me sorprende sí.
La palabrería de la casta no se ha hecho esperar. La delegada del
Gobierno ha hecho un llamamiento para acabar con la violencia de género. Desde
luego, saliendo los asesinos a la calle
con total impunidad, no se acaba con la misma. Y es un tema judicial, nada
tiene que ver con la democracia y el hombre, salvo que los juzgados actúen
sobre leyes legisladas por el parlamento la prisión permanente revisable. A la
casta lo de la educación le mola mucho. Ha incidido en la necesidad de trabajar en la educación para combatir
la violencia contra las mujeres. Y sobre el dinero que se está poniendo y que
va a manos llenas a los partidos y a sus satélites asociativos. Es lo único que
le importa a la casta y se enorgullece: aumentar partidas Aragón sobre los 20
millones en el pacto contra la violencia de género: la educación es secundario.
El hombre ya sale a esas manifestaciones
a protestar por estos crímenes y manda muchos mensajes de apoyo a las
víctimas.
Es inaudito. Parece que hasta Susana Díaz echa balones fuera hablando
de “erradicar” la violencia de género” y de “unidad ante la víctimas”. Como si
ellas y la clase política no pasaran por allí. Posición cómoda para colocarse
medallas y poner dinero a personas que jamás han luchado por las víctimas. A
favor de las víctimas y contra cualquier expresión de odio y de violencia
machista se está no con palabrería y subvenciones sino con la ley que es la
responsable de que en España los grandes asesinos casi ni cumplen condena.
La casta que vive del consenso político, una virtud antidemocrática de
oligarquías, usa del mismo como solución a esta sangría indecente de mujeres. Nada
tiene que ver el mismo con la respuesta que debemos dar a estos crímenes
horrorosos. Una mujer más asesinada, mucha foto para la galería, demasiado
cariño y pésame de la casta, mucha promesa ara erradicar la violencia doméstica,
mucha consternación, discurso feminista y hasta la próxima.
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