Es que es inasumible que un partido se niegue a hablar con otro, ni a
considerarlo siquiera, y que se exija firmar algo a cuenta de nada y menos de
un debate parlamentario posterior donde, por la matemática de los
representantes, será imposible que se pueda llegar a acuerdos para desmantelar
el Régimen andaluz. ¡Qué tomadura de pelo! En España el parlamento no legisla ni debate. Asienta con la cabeza lo que unas oligarquías obligan. En ese debate, Podemos, Ciudadanos y PSA tendrían mayoría, no
iban a votar para complacer a VOX, a saber incluso el PP que propondría o como
asumiría un cambio, y nada garantiza que se pudiera acordar nada ni que se
pudiera torcer una línea de lo pactado. Es que además, VOX, sólo les interesa
para la Investidura; lo demás ya está pactado entre Ciudadanos, Valls, Macron y
los franc-masones y sobre todo la PSOE. Su capacidad de influencia va a ser
mínima, reducida a nada y con una cara de tontos a las tres si hubieran creído y
apoyado a estos sinvergüenzas y para carecer posteriormente de capacidad de influencia.
Podemos pensar que asumir todos los puntos tampoco es obligado y puede
parecer excesivo. Pero si desean la firma, que se comprometan. Nunca lo que han
hecho, difamar a VOX, despreciar a sus votantes, tratarles como a leprosos y
confundir a través de los periodistas de la casta a los contribuyentes sobre
este partido de Abascal. Aquello del “Timo del nazareno” (testaferros
insolventes y embaucadores, de apariencia solvente, hombres de paja e
insolventes sin algún tipo de responsabilidad, sin un timador definido cabeza
de la trama) ya pasó a la historia.
Es que, y menos hoy en día, bajo promesas vacuas de que “vamos a acabar
con los chiringuitos”, “vamos a terminar con el clientelismo”, “vamos a finalizar
haciendo auditorias y pidiendo responsabilidades”, “vamos a dar la vuelta a
Andalucía”, “vamos a hacer crecer a esta Comunidad” y demás chácharas, no se puede firmar nada y
menos apoyar a unos avarientos que se pegan entre ellos por repartirse el mismo
botín que acumularon los otros con la partitocracia corrupta. De hecho, la
actitud de Ciudadanos que parece ser el líder del nuevo gobierno que pide apoyo
a VOX, tras las elecciones, fue vergonzosa y antes pactista con el PSA y responsable de la corrupción que bien tapó.
Si no se avienen a modificar ninguna de las propuestas que propone VOX,
si se encuentran tan cerrados en sí mismos, la solución y obligación es no
apoyar a este gobierno; suceda lo que transcurra. No creo se pierda ninguna
oportunidad de cambio de nada porque, desde Madrid, entre masones y peperos de
Soraya, no se cambia nada de Andalucía. Y ya si asoma Maroto, mejor no “menéala”
más.
Le han cogido los periodistas facinerosos un odio a VOX que en muchos
casos sólo plantea temas que son de Constitución e igualdad. El odiado hoy
Macron mucho habla del “cordón a VOX”; él, no permitiría una Francia
chantajeada constitucionalmente por golpistas. ¡Que se calle y preocupe de que
un día no le saquen de su palacio con su querido Benalla y les tiren al Sena a
estos dos fascistas! Tal como están las cosas aquí en Francia.
¿Es acaso procaz un proceso de devolución al Estado de las competencias
que promueva la libertad e igualdad de todos los españoles? ¿No sería justo que
líderes que están en un discurso de odio y exclusión, calumnias y amenazas a un
partido y a sus votantes, condenen esos procaces arrebatos? ¿Es de recibo que
en esta pobre España esquilmada se reduzcan aforamientos y subvenciones a
partidos políticos, sindicatos y patronales? ¿Podemos los españoles seguir pagándoles
la sopa boba y lucrativa a las asociaciones y ONGs ideológicas porque a algunos les dan votos y poder, la mayoría
comunista, feminista aunque las hay liberales y conservadoras? Por no mencionar igualmente a administraciones
paralelas y ayudas exteriores y todo Instituto o Agencia que no acreditan fuera
de toda duda su utilidad pública.
¿Quién no desea rebajas fiscales por ejemplo en el impuesto de
Sucesiones o Donaciones? Luchar contra la inmigración ilegal, suprimiéndoles ayudas
de las que carecen mucho colectivos necesitados en España. Así como la ilegalización
de organizaciones que, cooperando con las mafias de tráfico de personas, favorezcan
la inmigración ilegal. ¿Quién no aspira a reducir los costes de las
televisiones autonómicas en manos de caciques locales, eliminando canales,
reduciendo sueldos altos y garantizando su neutralidad política e ideológica?
¿No estamos de acuerdo en acabar con los chiringos que, con el pretexto de
promocionar a las mujeres, y partiendo de la premisa errónea de que, si no se alcanza
una ratio 50/50 en todos los ámbitos, es porque las mujeres han sido
discriminadas, que se llevan 43 millones de euros anuales y sólo de esa
cantidad un 2,3 % para víctimas? Que castiga al hombre en razón de su sexo a
través de un bosque siniestro de organismos, comisiones, observatorios, etc.,
dedicados a imponer una “perspectiva de género”. ¿Quién no ve algo retorcido cuando
se propone la igualdad de trato y no discriminación de las personas LGTBI y sus
familiares, en Andalucía y en el resto, cuando los derechos de las personas de
orientación homosexual están ya reconocidos en las leyes ordinarias y la
Constitución? España no es un país “homófobo” que necesite leyes especiales para interferir en la educación atribuyendo
y recibiendo cientos de miles de euros y privilegios injustificados a estas asociaciones.
¿Es tan nada deseable que competencias fundamentales, que provocan
tanto caos y desconcierto y hasta desmerecen gravemente de servicios prestados,
Sanidad y Educación, vuelvan al Estado?
¿Quién no considera que la violencia doméstica tenga que ver con la agresión
al ser humano sin prejuzgar el sexo del agresor, que debe respetar la
presunción de inocencia, que no dependa de funcionarios políticos
subvencionados por “leyes de género” y que no admita ríos de subvenciones a las
asociaciones supremacistas? Que tengamos que comprobar que con una simple declaración
de un lameculos de funcionario, al servicio de una ideología de “género”, la
condición de víctima sea acreditada, no por sentencia judicial, sino por él; a
través de certificación o informe de los servicios de atención a víctimas de la
Administración Pública competente; en definitiva a través de un bien cobrado adoctrinamiento
permanente sobre “perspectiva de género” a la infancia y la sociedad en su
conjunto.
¿Quién no reconoce el nivel de enfrentamiento que nos ha traído tras el
11-M esta ley totalitaria, que ofrece una sesgada y equívoca visión de rencor y
odio de nuestra historia, parida a través de dinero público y con afirmaciones
puramente ideológicas e intolerantes que niegan la libertad de pensamiento, ahogan
la de expresión, amputan la de investigación y son una losa sectaria para la
educación? ¿Quién en España no desea un control islamista total; deseando se
prevenga la amenaza fundamentalista, se expulse a elementos radicales,
vigilando que sus enseñanzas no animen a la violencia, y poniendo especial
atención en la protección de la mujer? Y denunciando a todos los violadores y asesinos
inmigrantes ilegales que campan a sus anchas, como en el reciente caso de “La
Manada de Alicante y por supuesto suprimiendo subvenciones a asociaciones
islámicas.
¡Cómo no vamos a tener en España libertad de educación de acuerdo a
propias convicciones familiares donde no se difundan ideologías y se defienda la
coexistencia de la educación, pública, privada y de iniciativa social,
consolidando el derecho de los padres a elegir el modelo educativo! Ampliando
la oferta educativa, se estudiará si existe demanda suficiente para la apertura
de centros públicos de educación diferenciada con libre elección de centro.
¿Es todo esto tan poco deseable
y tal alejado de la racionalidad e incluso de una ideología de izquierdas? ¿A que juegan en Andalucía PP, Ciudadanos, Susana, Valls, Riverita y Podemos?
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