El tema de la desgraciada muerte de Julen acabará como el crimen Bernardo
Montoya, Laura Luelmo; el de Diana Quer; el de Marta del Castillo; de Alcàsser… sin que sepamos jamás la verdad. Y no la van a contar.
La quieren cosmetizar ahora de “homicidio involuntario” y es muy posible que
los padres, al menos la madre, alguno no estuviera allí, cuando Julen cayó al pozo. Ha sido una desgracia
y una mala noticia, de esas que venden para la carroña de cierta prensa. Y como
en los mejores filmes críticos, la verdad se tapa para que no arruine una “bella”
historia que vende entre gentes morbosas y alcahuetas. Y yo al menos deseo
conocer la verdad. Y mando mi gran pesar por lo ocurrido a este inocente.
Ha tenido mucho de nuestra sociedad esta historia: policías que se callan parte de la verdad; periodistas sin escrúpulos; pasividad de una sociedad que se
desinteresa por la verdad y se transforma en cómplice y sostén de un espectáculo
denigrante. Pan, engañabobos y circo que es lo habitual que se publicite sobre
estos duros temas que lo son a costa del sufrimiento de personas anónimas, en
este caso la única verdad que es la muerte del niño, que sin comerlo ni beberlo ha alimentado a la monstruosa
prensa encubridora. Todos ahora están haciendo
la vista gorda. Nadie ya defiende al pobre niño, lágrimas de cocodrilo y golpes
en el pecho, una pasividad de Gobiernos
que hacen la vista gorda a la verdad que se sigue callando.
Embustes, ocultamientos, cinismo, codicia, audiencia, ausencia de
piedad, de remordimiento. Engaño, falta de escrúpulos. Todo sea por el
espectáculo. El espectáculo debe continuar, aunque haya costado una vida
inocente. Y la culpa es de la prensa que cuando recibe la misteriosa muerte, se
frota las manos por el beneficio que suponen van a reportar los catetos que
demandan el espectáculo y alimentan a los que lo sirven.
¿Qué sucedió realmente? No se sabe. Todo son mentiras. Es todo un reírse
a la cara de los españoles, de los dolientes. Es que el embuste no se sostiene
por ningún lado. El padre de Julen, José Roselló, que le dijo a la Guardia
Civil que efectivamente el pozo estaba tapado por "dos cantillos"
-cada uno de aproximadamente unos 13,5 kilos- cuando ellos llegaron a la finca.
Y resulta que al cabo de menos de una hora, los bloques, habían desaparecido y
ya no tapaban el pozo. Por donde dicen cayó Julen a aquel agujero de 103 metros
de profundidad y 25 centímetros de diámetro, que había hecho el pocero el 18 de
diciembre, y del que fue rescatado sin vida trece días después. Nadie pude dar crédito
a esta versión. El dueño de la finca y el pocero, afirman que ambos taparon el
pozo, pero entonces ¿quién o quienes pudieron mover esos ladrillos que, en
cierto modo, desencadenaron la muerte accidental de Julen? No existe
explicación.
Pero existen muchos mayores embustes aún. La finca es de estos grandes
delincuentes que se pasean por la calle como si fuera suya, impunemente.
Protegido por policías y por los clanes gitanos del barrio de El Palo, con antecedentes por atracos bancarios y
vinculaciones con los clanes del narcotráfico. Una joya. Y no pasa nada. El padre narra
que estaba con el dueño de la parcela, la esposa, su prima y el novio, cuando
escuchó a su hijo llorar unos segundos, viendo como caía al agujero. Cuenta
cómo se acercó rápidamente y contempló como el pozo estaba al descubierto; al
asomarme a la boca del pozo escuchó a su hijo llorar y vio cómo su esposa
quitaba de los bordes piedras y arena para que no cayeran dentro. “Dejé de
escucharlo llorar y empecé a gritar", cogió a su mujer y a su hija, las
subió al coche y se fue a la casa más
cercana a pedir auxilio. ¿Y el resto de la familia que hizo? Narra que bajó a la carretera y paró varios coches para que
llamaran a los servicios de emergencias.
Resulta que quien llamó avisando sobre el accidente fueron unos
senderistas los que llamaron al 112. ¿Qué pintan en esta historia? ¿Fueron los únicos que vieron caer al niño? ¿Los padres? ¿Se fueron en coche? Sombras de
grandes dudas asoman. Se duda que la madre se encontraba allí, en el lugar donde supuestamente
ocurrieron los hechos. El pocero jura que el pozo estaba sellado. El niño, según
la autopsia, murió al momento pero ignoramos cuándo fue ese momento. Sobre
quien se encontraba con el padre: ¿La madre de Julen se encontraba
en Totalán?; se dice que no, que quien acompañaba a su padre era otra joven y el padre no pasaba aquella
jornada con quien declaró: su primo, su mujer, la hija de estos y su esposa. El
acompañante era una persona ajena a su mujer. ¿Qué sucedió después? ¿Pegaron el
cambiazo? Esto ha sido ocultado prácticamente por toda la prensa.
Como uno de los mayores misterios que se dan, es ese túnel por el que desapareció
el niño, arrastrando parece ser tierra
que se compactó enseguida, cayendo de plomo y con ese golpe en la cabeza que no
se explica. ¿Por qué no nos dan el informe de la tierra? El niño cabía por el agujero
y por lo tanto no pudo arrastrar todo ese montón de tierra, por encima de él.
Fue imposible acceder a Julen porque la tierra compacta superaba un grosor de
varios metros. No es razonable que cuando cayó, probablemente golpeando las
paredes, provocara desprendimientos en el interior de la cavidad como para
generar tanto material y volumen que luego se coloca por encima de él y obtura
el hueco al completo, de forma tan fuerte. En los primeros días se rebajó el
grosor entre 30 y 60 centímetros y era imposible acceder al niño. ¿Cómo se pudo
compactar una tierra en horas cuando tarda días? La familia ha creado muchas
dudas con unas declaraciones imprecisas y contradictorias. La prensa ha desviado
la atención a través de una información manipulada con acierto para anestesiar
o desviar la atención del pueblo hacia aquello que no ponga en peligro la
estabilidad social y comprometa a gentes que mienten tranquilamente y protegidas del sistema.
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