domingo, 28 de abril de 2013

LOS QUE VIVEN DEL CUENTO


LOS QUE VIVEN DEL CUENTO


Articulo publicado en "Primeran.com"

Cada día, más por cierto, son los que viven del cuento.
Desde mediados de los ochenta hemos visto empobrecerse a una población, a pesar de “la inflada” del crédito  a “mogollón”, y sólo prosperar a los que han sabido sincronizarse con las oligarquías políticas.
Empresarios, obreros, autónomos, comerciantes, rentan en la Donosti del 2011, menos, que hace casi treinta años. Cuando un sueldo más bien humilde era de 50.000 pesetas. Y la gente tenía ahorros para permitirse un “caprichín” o tomarse unas pequeñas vacaciones, bien merecidas.
Antes de mis vacaciones, quiero hacer una inspección sutil, melancólica de la pérdida de tiempo y de vida despilfarrada en este asqueroso país. Del declive de una sociedad que ha estigmatizado nuestras vidas con una amargura que nos ha privado de un nivel de vida que ya no podremos recuperar en más de otros casi treinta años. Todo lo que hemos ahorrado y construido, se derrumba.
Mientras escribo esto, el Constitucional, avala al Banco, para poder exigir pecuniariamente  el resto del préstamo, a pesar del embargo de la vivienda. El Constitucional, que hoy lo controla el PSOE y mañana quien esté en el Gobierno. En tanto, Rubalcaba,  le da a la cháchara  para exigir impuestos a los Bancos, sumergiendo a  los pobres jóvenes en promesas lunáticas de 600.000 puestos de trabajo, que ya dirá como se hace cuando gane;  volcando sobre la  nueva juventud contestataria de aquel 15-M, un líquido amniótico de cuento de hadas.
Lo lejos que podemos llegar cuando se cruza la insensatez y se cree “a pies juntillas” a todos los embaucadores que, en estas décadas, para su reproducción como poder dirigente o acólito bien pagado, han abusado del teatro y usado de la frivolidad distante hacia el mundo real, para “montarse” en los forros de una gran billetera, mientras se despiporraban del personal.
Y se ha amplificado, sin alguna clase de reparo,  la mentira hasta los límites de poner en cuestión la honorabilidad política. Y así nos va. ¡Claro está!.
Algunos, han agradecido estos escritos; muchos, me han injuriado. Es el peaje. Pero siempre, en mis pequeños soliloquios, insultados hasta en su gramática, aborrecidos de los que jamás admiten se planteen debates, no fuera se quedaran con el trasero al aire y sin subvención, he plantado intencionadamente una crítica  a los vascos que se empeñan en vivir a costa de los sudores arduos de los demás. De los “cuentistas” y de los granujas que son ya insoportables, porque se exceden de unos mínimos rigores permisibles.
Lo peor de la verborrea que usan los políticos que desean justificarse, es que reprochen a los pobres sacrificados que les pagamos, el poco más o menos que se les deba la vida y, por supuesto, huyan  de una explicación ante tamaño lucimiento de vicetiples acaudaladas.
Trabajadores de todos nosotros, en mis crónicas, hemos alentado siempre el colocar su solemnidad, pagada de sí misma, por debajo del trabajador humilde y no por ese habitual, situarse por encima de unos desgraciados que, incluso, deben agradecer su benéfica presencia.
Agradezco enormemente a Iñaki Badiola, la oportunidad que me dio de colocar en “Primeran.com”  estas pinceladas de tensión política, estos rasgos emocionales y estas vivencias que son cuadros sinópticos de mi fascinación por lo público y de lo que me sugiere la vida corrupta y cínica de los que viven del cuento y de sus palmeros “trincones”.
Incluso entre gente mal allegada, me han negado el derecho a escribir; burlándose sobre  lo horripilante de mi sintaxis y escupiendo sobre lo que denominaban la perversión neurótica de mis escritos facinerosos. Advirtiendo que un pobre desgraciado osaba escribir de forma nerviosa, de modo perturbado, entre espasmos de querer y no poder y descuadrado del pensamiento único que ahora se lleva, pero que en septiembre igual está ya descolocado.
Recuerdo que, el año pasado, despedía la temporada, con “El regreso de Walpurgis”, sobre la ampliación de estadio de Anoeta; que me supuso ser lapidado con todo tipo de injurias y exabruptos por parte de una “borroka” mediática que aplaudía hasta los intestinos lo que, a mí,  me destilaba la antigua historia dudosa legalmente y más que fanfarrona de “Gipuzkoarena”.
Los mismos, con Bildu cobrando del presupuesto municipal, en contra del proyecto, ahora se callan y ya no piden vehementemente las torres. Sus amos no ven acierto sino dudas y sólo despilfarro en esta magnitud urbanística. Y  a mí, me “despachaban”, adscribiéndome a la loquera  de los obsesivos por mi monomanía paranoica hacia  unas “torres”, que yo sabía se comprarían al doble o triple del mercado, para financiar un club privado.
Incluso, Olaverri, muy tarde, después de una año, cuando Bildu gobierna, asoma para advertir lo mismo que hace un año me supuso que, unos exaltados maledicientes, me encerraran en una pecera de pirañas y me llamaran “hijo de la luna”: que las instituciones podían prevaricar y que no era de recibo sino, tal vez, podía tratarse de “un fraude de ley”, al margen de algo inasumible económicamente en estos tiempos de apreturas. Aquellos, ahora, guardan cobardemente silencio. No sea que, Bildu, se decepcione  con ellos.
Volveré en septiembre, si me lo permite Iñaki, para seguir denunciando a los que, sin escrúpulos, viven del  “gori gori” a cuenta de los necesitados y de los pobres.
Y también tendréis en exclusiva lo que, inauditamente, el Comité de la “Revista Oarso”, me ha censurado, mi artículo anual para esa prestigiada publicación de Errentería. “La verdad sobre el caso de la incineradora. ¡Buenas vacaciones y mejores vibraciones!.


José Ignacio Salazar Carlos de Vergara



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