Este artículo contiene algunas imágenes muy desagradables y fuertes que pueden herir sensibilidades.
Fue en 1.992. Todo esto ocurre en la corrupta Valencia del PP de sus
días. Hablamos de las chicas de Alcàsser, 26 años después en el tiempo.
Indudablemente el crimen se cometió tras obligar a estas niñas secuestradas
(Toñi, Miriam y Desirée) a participar en aquellas orgías sexuales propias en la
Comunidad de Valencia; entre gente impune; con poder político, judicial y
económico; realizando aberraciones sexuales con niños y matándolos. Así de
terrorífico fue. Propio de la Inquisición y muestra del degenerado país
políticamente considerado que tenemos. Hoy, transcurridos los años, con el tema
del “Caso Kote Cabezudo” en los juzgados, sabemos que, entonces y ahora, han
participado en estas aberraciones criminales: políticos, empresarios, gentes
del Estado de Partido, del Poder Judicial, Instituciones, empresas privadas,
clubs de futbol… hasta donde ni nos imaginamos. Fue en la época de Zaplana, hoy
muriéndose y pudriéndose en la cárcel. Y según ya se adelanta hoy parece ser
que, como en el “Caso Kote Cabezudo”, hubo gentes importantes de partidos que,
entre otras, pudieron estar involucradas en aquel caso tan terrorífico de
tortura y asesinato de las chicas de Alcàsser. En aquel tiempo eran muy
frecuentes en la zona reuniones satánicas de gentuza sin escrúpulos, económicamente
más que poderosa y con poder político, a la que el Estado de Partidos, les dio
poder robándoselo al pueblo. En esas reuniones, como en otras “Manadas”, había
reuniones sadomasoquistas.
La prensa lo sabía y calló. Algún día, gran parte de la facinerosa prensa
española, será juzgada en un tribunal internacional por el daño que ha hecho a
la sociedad española. Los jueces dejaron de lado las pruebas de los ADN o de
los 15 pelos encontrados de personas que, sin duda alguna, habían participado
en el aquelarre sangriento; sin embargo, ninguno de Ricart o Anglés. Los
políticos y sus jueces encarcelaron al padre de Miriam. El caso de Antonio
Anglés fue ocultado en informaciones por el gobierno y la prensa lameculos de
su tiempo y por la posterior. Anglés capto a estas pobrecitas (y no es el único
caso). Ellas se encontraban en la carretera, las metió en el coche y las
entregó a maníacos sexuales del poder en esa fiesta donde morirían y sufrieron
todo tipo de aberraciones físicas y sexuales. No murieron donde aparecieron los
cuerpos, en el barranco de La Romana, como quiso demostrar la basurienta prensa
canalla. ¿Qué sucedió después? Que, como en otros casos, algo muy fácil de que
suceda en el sadomasoquismo, se les fue la mano a sus torturadores. Acabaron
muertas y a Anglés le llamaron para que se llevara los cadáveres.
La versión oficial fue increíble. Fue detenido Miguel Ricart, el Rubio.
Acusó a su compañero Antonio Anglés de ser el supuesto instigador y
protagonista más activo del cruel asalto. Comenzaba una historia rocambolesca
con una fuga auténticamente de película, nada creíble. Antonio se había
escapado ante las mismas narices de los agentes de la Benemérita. Después:
secuestro de un agricultor, robo de un vehículo, salto a Lisboa, polizón en el “City
of Plymouth” y llegada a nado a Dublín. Se cree que alguien se hizo pasar por
él dejando un rastro muy marcado. Acudió a una peluquería para teñirse el pelo.
Después, vestido con mono de mecánico y gorra de béisbol calada hasta las
orejas, robó una furgoneta: “¡Alto!” #¡Arriba
las manos! ” “¡Soy Antonio Anglés!” Incluso estuvo echando gasolina en un
surtidor manifestando que era... Anglés. Pasó la noche en un chalet en el que
se olvidó fotos suyas, pañuelos manchados de sangre. Un itinerario hasta la
capital portuguesa dejando toda clase de pistas. Muy poco creíble. Todo
preparado. No existe prueba alguna de que llegó a Irlanda, como se afirmó en un
principio, ni tampoco de su presencia en otros países de América donde se
asegura haberlo visto. Su nombre figura en el código rojo de Interpol como uno
de los asesinos a capturar de modo prioritario. El resto: nadie investigó nada en la Comunidad de Valencia. ¿Conocía todo esto la policía? Anglés fue una
cabeza de turco para encubrir a sus asesinos. Rodríguez Menéndez escribió un
artículo en el en sus aquellos días muy poderoso “Diario Ya”, le fue a visitar
un coronel de la Guardia Civil para que le cuente lo que de verdad sabe sobre
este caso.
Hoy, la mayoría sabemos que, tras el crimen de las niñas de Alcasser, se
encontraba detrás gente muy importante de la esfera política y empresarial de
Valencia y dicho hoy, con toda la podredumbre del Estado de Partidos, uno más de
los casos negros más asqueroso y tétricos de este país. Fue una gran bacanal
masónica española de los últimos 30 años. Fue el padre de Miriam, quien recogía
de un párroco, el de Alcàsser, un video demoledor. El sacerdote lo había
recogido de uno de los autores del asesinato, que se encontraba muriéndose y
arrepentido. ¿Qué contenía el video? Era parte de un vídeo snuff donde se
mostraba em a las chicas vejadas con total crueldad en medio de un ritual
satánico que presidían poderosos e influyentes de la política española. Uno de
los cuales era ex director de TVE y telefónica, diputado del PSOE y miembro de
la francmasonería. Se entregó una copia al Ministro de Interior para llegar
hasta el fondo del crimen y detener a los auténticos culpables. Fue declarado
“Secreto de Estado” y el vídeo desapareció. El padre fue acusado de calumnias y
obligado a pagar indemnizaciones.
Por otro lado, se censuró en 1.998 el libro de Juan Ignacio Blanco “¿Qué
pasó en Alcàsser”? y él encarcelado dos
años por supuesto delito de reiteración de injurias graves con publicidad. Pepe
Navarro fue obligado a retractarse de lo dicho contra los políticos en su
programa de televisión, lo que llevó a la indecente prensa a apoyar como
inocentes a los protagonistas del video snuff. Acusando al periodista y al
padre de la niña de falsedad y montaje de la grabación. Lo curioso es que allí
aparecían las niñas y eso era irrebatible. Lo denunciado apuntaba hacia una red
mundial de sádicos mundiales que traficaba con ese material snuff y que estaría
implicada también en más de otras 150 desapariciones de niñas. No debían de
andar muy lejos porque, efectivamente, a las niñas las torturaron hasta el
exterminio como ya contamos en otro capítulo.
Todo fue cerrado y archivado como “Silencio de Estado”. No hay duda, desde hoy, que se manipularon evidencias y silenciaron otras; entre ellas, la alfombra azul donde aparecieron envueltas las niñas, como ocurrió en el 11-M con las pruebas, desaparecieron del mapa. Ricard se contradijo constantemente. Él no fue era un señuelo para encubrir a los verdaderos asesinos. Fue cambiada inusualmente su condena principal. El tema de la masónica “La Cruz de Caravaca”, que los forenses no dieron aprecio, apunta indiscutiblemente hacia donde se orientó toda esta orgia de sufrimiento y sangre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario