martes, 6 de febrero de 2018

CRÓNICAS MUTANTES: LA VERDAD SOBRE EL PP DE RAJOY. LO QUE LA PRENSA NO CUENTA.



En el PP vasco, cuando aterrizó Rajoy, hubo gran malestar y aprensión hacia lo que llegaba. Le conocían y no se fiaron de él. Fue una lucha de poder y hacían su aparición unos advenedizos que continuaron con la política que marcó el PSOE y el trágico 11-M y que continuó Rajoy. Recuerdo a gentes del PP liberal y perseguido de Donostia, clamar contra Rajoy por el daño que les estaba haciendo. Recuerdo a concejales del PP, en Errentería, sacar la cara al recientemente nombrado gobierno de Bildu y denigrar a periodistas; reprochándoles ser unos fachas que no comprendían los “nuevos” tiempos al unísono que en televisión nacional machacaban a Mayor Oreja al que acusaban de tener empresas de seguridad e interesarle los muertos. 


Chema Herzog la tuvo conmigo en un programa de radio porque apoyaba descaradamente a Bildu de Errenteria, como la panacea de la democracia que tras la paz había llegado, frente a un pobre diablo como yo que nunca entendió aquello de la “Paz” y que no cumplía con su deber de informar y no opinar. ¡Era para morirse de vergüenza! Lo de este hombre amparado por los nuevos oligarcas del PP. Y empezaron las llamadas de algunos del PP contra mi persona por mis críticas, entre ellas las de algún concejal que no admitía que se le dijera que pavonear de bien vivir en un mundo como aquel que no estaba en absoluto aclarado, era lo más conveniente.


Los del PP de siempre lo pasaron muy mal. El nuevo PP hablaba de los “pobres” presos de ETA, torturados y mostraban fotografías, ante el estupor general. Y asumieron todos los postulados del PSOE y de la legalización de Bildu: negar que “Sortu” fuera una correa de ETA; acercamiento de presos; comprometer a demócratas enfrentándolos a los cachorros abertzales. Olvidaron la solidaridad que con ellos se tuvo por parte de una prensa arriesgada y la de unosa votantes y ciudadanos asustados hacia una sociedad política que padecía aquella terrible presión que tuvieron que soportar durante años los políticos no abertzales en los pueblos y ciudades de Euskadi. Miedo, desprecio, incertidumbre y en muchos casos pagar con su vida. Ahora, tras el Constitucional, Zapatero, el 11-M y toda la pesca, era una sociedad "reconciliada" donde sobraban sus antiguos votantes. Y bajó en representación. Y quedó anulado prácticamente, irrelevante.


No es cierto que el PP fue partícipe de unos nuevos tiempos porque estos tiempos, no existían. Los ganadores, la izquierda abertzale, que ganaron las elecciones en puestos clave, les permitieron  medianamente defender una posición ideológica contraria a la de la izquierda abertzale y a  la de ETA, su brazo armado. Porque mandaban y tenían la moqueta y el cargo, pero ETA no se disolvió ni pararon las amenazas. Era un espejismo que en pueblos como Errentería pudieran tomar una caña en un bar, un concejal del PP, un ex alcalde socialista y el actual alcalde de Bildu; nada había cambiado en Euskadi, sólo que mandaban los ilegalizados lavados de cara, después de aquel pacto entre Zapatero, jueces y ETA.  Los rencores no han desaparecido aún y se gestionaron cara al poder adquirido de sus oligarcas abertzales; los sufrimientos, son callados; en su gente y las reivindicaciones de unos, se anularon y de otros, se ensalzaron. Y ahí entra Ana Iribar y muchas víctimas más. A las que ayer mismo en la sectaria y vividora EITB, aún las consideraban fuera de lugar, que nunca sumieron su situación.


Es cierto lo que les reprocha Ana a estos del PP de Rajoy, cargos públicos, Soraya por ejemplo, que no sólo no asoman por Catalunya sino por los actos de la Fundación Gregorio Ordoñez. Si se presentaron el pasado día como séquito no fue porque algo del pobre Gregorio les conmueva sino porque se habló de que, tal vez, Rivera acudiría y ahora en España ya no se gobierna, se hace una desquiciada refriega contra e Ciudadanos, el partido que sostiene de modo alguno al débil Rajoy. Y fueron todos, la Soraya de Godó, el Ministro de Interior, la Ministra de Defensa, Aznar, todos las “pelotas”  del PP de Gipuzkoa y hasta Cospedal porque no iba a ser menos que su amiga Soraya de la Nada de la Pasta a Godó. Y claro Ana habló y dijo no sólo lo que piensan las víctimas de los propios compañeros de estos impresentables del PP de Rajoy. Sino de las carencias también. 


Del pacto que ha pervertido la democracia en favor de asesinos y cómplices que este PP siguió en política a Zapatero, como única salida de descontaminación y toxicidad ante la situación matona que aún se vive en Euskadi. ¡Pobre Ana! ¡Pobre Consuelo! La que les ha caído en la tierra de la “reconciliación”. Los oligarcas se montaron su campañita electoral y ellas, que son señoras sufridas y buenas que llevan el dolor por vida, sólo han recibido la ausencia de apoyo de este gobierno y PP de Rajoy y los menosprecios e insultos por parte del facherío de los nuevos etarras vividores o de periodistas entre ellos que sólo son tolerantes con ETA, representantes de políticos que calientan moqueta y cobran sueldazos. 


El estado de partidos y sus consensos oligárquicos se necesita, como a esta Ley Electoral. Hoy, contigo y mañana, sin ti o contigo también. Por ello este PP pasa de criticar al PNV, tan corrupto como él, porque le interesa para los presupuestos; ya que gracias a esta Ley, unos pocos nacionalistas de una Comunidad en circunscripción local, acaparan una desorbitada representación. Y por lo tanto el PP pasa de víctimas y hasta de gobernar en España. El día que los que no chupan de los partidos se den cuenta de la trampa que supone ir a refrendar estas listas, y no acudan a las urnas, esto, comenzará a cambiar; cuando los partidos y sus aparatos comprueben que más de un 70% no acude a que le tomen el pelo tras una emisión de una papeleta de lista cerrada y blindada. 


Desencantados votantes de un PP en el que, muchos, no conocieron a un Gregorio que lo mataron a los pocos días de denunciar en el juzgado la corrupción en San Sebastián. Pero los sordos del PP que pacta con sediciosos catalanes un CUPO y una Hacienda Vasca, poco van a entender de lo que supone encontrase solo, sin apoyo, en tu negro pasado, sin ayuda de los tuyos y sabiendo que se han vendido a los demás aparatos de partidos. En los tiempos de Goyo, él mismo, había unos principios. Hoy, ninguno; mafia pura y latrocinio. Primaba lo políticamente incorrecto; hoy, ser un “lameculos”; se tenían ideas claras, en la actualidad, al sol que más me da poder; se decían las verdades; hoy la mentira más inmunda y el delito perdonado por jueces corruptos, sirven como nada para alcanzar posición y riqueza; existían objetivos que no eran sólo reproducirse en casta dirigente apoyado por cualquiera y era algo que ilusionaba de verdad y te lo creías porque provenía de buenos ejemplos. 







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