¿Sabía Mireia Boya que la iban a dejar sin cargos? Hoy ha quedado evidenciada
la enorme corrupción judicial y política del corrupto Estado de España. Le voy
a dar la razón a Mireia Boya, por mucho que me incomode, España ni es normal ni democrática. Ella, es el
ejemplo andante y busto parlante.
Ha sido de escándalo y confirma que si los golpistas actúan así en Catalunya
es bajo las torticeras manos de Rajoy y de los jueces y también por el silencio cómplice de toda
la oposición. Ha sido de vergüenza internacional. En Europa estarán confirmándose
en la idea de que, en España, no hay justicia y, peor aún, el gobierno está
metido de lleno en el golpe catalán. Pronto, cuando Rajoy y Soraya nos impongan
un Estado de Excepción a los que no somos golpistas, no podremos escribir sobre
estas tremendas situaciones como la que ha acaecido hoy con la dirigente de la
CUP, Mireia Boya, vinculada al golpe de Estado, que se ha reafirmado en que,
aquello de cosmético no tenía nada, dejando a todos los demás encausados y
renegados con su mentira en la boca. No seré yo quien condene a Mireia ni pida
cárcel para ella; pero sí para el juez Llarena y para este Rajoy que es quienes da las
órdenes a estos jueces y fiscales para no actuar. Resulta que el Supremo y la fiscalía
tienen delante de ellos a una persona que reconoce la independencia real;
representante, según cargos, de un comité estratégico que era quien definía los
objetivos y la gran misión de la independencia, formando parte del mismo, y sin
cargos sale y sigue jaleando y hablando del Estado opresor, insultando a la
policía al tiempo que la acusaba de orinarse encima de las viejecitas en
Calella. Y a esta sujeta nadie le detiene y queda en libertad sin medidas
cautelares porque el juez calla y la fiscalía no pide.
¿Las acusaciones eran de broma o así? ¿Qué hacen los demás golpistas en
la cárcel planteado el tema así? ¿Qué amistad tienen el fiscal, Rajoy y Llarena
con esta señora? Como una heroína ha llegado al Supremo, palmeada por diputados
de ERC y simpatizantes de Lleida y Barcelona. Tras hora y cuarto, ha salido puño
en alto, encantada de la vida, denunciando los secuestros del Estado español
que hay presos políticos (confirmando que a ella la han soltado, debe de ser
verdad y según toca); confirmó el Golpe, su misión, y denunció que la policía
española es una indecente; de paisano, salieron con porras a dar caza a gente independentista
que se encontraba en la calle, en Calella; incluso que algunos se orinaron
encima de las abuelas de los jóvenes que estaban abajo pidiendo votar. Y la
policía, acojonada, de contemplar ¡qué presidente tenemos y qué jueces! y
pensando como todos… ¿En qué estarán metidos para apoyar a golpistas de este
modo?
¿Por qué esta blandura y esta disparidad de criterio con unos y otros?
No me extraña que, en Europa, piensen y mediten sobre ¿A qué lugar enviarían a Puigdemont?
Unos, en la cárcel; otros, por las mismas causas, con falsas declaraciones de reconocimiento, en
libertad con fianzas pagadas por el FLA y todos juzgados por golpistas y esta
mañana quien reconoce quien es y lo que hizo, en la calle aclamada. ¿Sabía Mireia
que iba aquedar sin cargos? Un fiscal y
un juez ante la declaración de Golpe de Estado, no solicita medidas cautelares
y sale en libertad sin cargos. Evidentemente es una testigo protegida por los
golpistas de Madrid. Todo es un inmundo pasteleo de cenáculos y sediciosos de
todos los lugares, reunidos para repartirse del mejor modo y sin que se note mucho
nuestra “pasta”. Incoherentes decisiones judiciales, premeditadas, consultadas
al aparato de PP y de PSOE, con la complicidad de todos los demás partidos, independientemente
de lo que declaren los imputados.
Es tan sospechoso de lo peor, el gobierno o la judicatura que, para una persona que
confiesa el Golpe y su participación, queda en libertad. Y naturalmente, los
demás, Forcadell, los Jordis, Junqueras y el resto de la banda, negando la independencia
y cantando lo del “somos buenos, buenos de verdad”, dejan a jueces, gobierno y
ante el mundo entero, como se dice: como un trapo. Y dejan muy alto en razón a
los independentistas; muestran, a los partidos del Estado, como podridos;
plagados de secuaces mamporreros fascistas y orientan la brújula hacia la
delincuencia del Estado español. Ella es la imagen que, comportamientos judiciales
y políticos como los de hoy, trasladan a España y a la sociedad internacional.
Que España es un país con una partitocrácia corrompida y dictadora que pastelea, pacta
entre bastidores y condena al mismo tiempo de modo desbarajustado, promete y
premia mientras encarcela según la estrategia del momento y siempre pensando en
no hacer nada y seguir chupando del frasco y ganar las próximas elecciones, incluso amparada en los mismos golpistas.
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