lunes, 6 de octubre de 2014

LA DUDA RAZONABLE


Las apariencias engañan y predisponen contra los más débiles y vulnerables. Sospechoso por convicción. "Matías", Un Ivan Montes que no me acaba de convencer frente al pelotón de fusilamiento pero también defendido por la razón y la palabra sobre que nadie es culpable per se, sin demostrarse y siempre debe de ser tutelado pos la duda racional.


Secuencia de actores y actrices y sobre la importancia de una duda razonable. Con unos estupendos actores que matizan sus facciones, miden sus palabras, sus gestos, todos sus matices. Un análisis muy penetrante del buen corazón y de la mente racional de los protagonistas. De dudas sobre la inocencia y de cómo convencer a los demás soberanamente sobre su culpabilidad de haber robado "La daga".


Tensión entre conflictos de personalidad y un juicio sumarísimo donde el lenguaje corporal ocupa un primer plano y no la dinámica de la acción. Remozamientos intelectuales con la discusión como tema sobre una tensa discusión que  se `planeta sobra la culpabilidad o no. Con "Alfonso y Emilia" que nos plantean cómo actuar en conciencia y según los hechos, sin errar como otros del grupo pueden hacerlo porque la evidencia plantea el sí o sí.


Un "Martín" con las cejas curvadas como un signo de interrogación, haciendo malabarismos con supuestos posiblemente falsos, cuando no sin convicción o aporte de pruebas condenatorias. 


Al ver esta secuencia me viene a la mente el método Grönholm y "El jurado" de Fleder, sustentado todo entre actores y diálogos, donde se pone en evidencia la facilidad con la que los prejuicios racistas y las apariencias se sobreponen a la razón, equidad y los referentes objetivos. Donde se toman decisiones extremas basadas en impulsos puramente emocionales en torno a enigmas.


Piedad y justicia con regusto teatral sobre un discurso de  humanidad, de justicia, de condenación o absolución, donde todos se retratan y se juzgan a sí mismos. Momento de cierto interés donde se recrea una historia que no se ha visto, que se supone, sobre algo supuesto por otros que no han visto y que no estaban presentes, es la especulación sobre lo que nadie sabe con certeza, sobre la supuesta verdad y la aparente mentira. Todo gira en torno a la aparente realidad y supuesta veracidad lógica, mostrando magistralmente los actores sus sentimientos y sus reacciones. Un buen momento sociológico porque el grupo de actores es la sociedad que emite un veredicto en un momento "civilizado" donde los actores son el primer plano y la trama, viene después. A destacar a Fernando Coronado y Sandra Cervera como en sus dos personajes son justos que aman la verdad y sobre todo creen en la inocencia.


Un buen  ejemplo de comunicación, sin atropellar y donde se obliga a si mismo a razonar. 
Muestra como debe ser el mundo de lo mejor y peor, resolviendo para que la verdad impere y se respeta y sobresalga la verdad. 



Momento para desternillarse sin parangón. Vitriolo en descojono inyectado. Recuerda a aquel filme "Suena el teléfono", a comedia de teléfonos blancos del cine de finales de los 50 y primero de los sesenta. Comedia loca con simpatía, agrado y mucha nostalgia. Con una Maribel que nos recuerda a aquella pizpireta Mrs Hollyday pero en alcahuetería  cardiotónica.  

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