lunes, 27 de octubre de 2014

¡QUERIDO PUENTE VIEJO!


No puedo decir que me ha gustado alguna escena en concreto porque ha habido momentos que son esos mismos que, repetidos en estos dos largos años en los que sigo PV, me  han enamorado del serial. Momentos domésticos conmovedores que en su sola manifestación literaria e interpretativa, modesta y humilde pero honda, nos han hecho crecer con mirada de espectador. Propuestas de secuencias esta tarde tan transparentes y directas que nos llegan al corazón y que hacen nos embargue la melancolía. Después, cuando el serial acaba, nos quedamos tristones porque, bajo los títulos de crédito, se queda una parte sentimental nuestra que nos hace sentir humanos.
Un momento muy logrado ha sido la llamada de "Gonzalo" al "Colmado", que nos ha recuperado algo de Jordi Coll (su voz), un momento vocacionalmente romántico y de pena de ausencia con el teléfono como protagonista y sostén de la secuencia. Inolvidable Loreto compartiendo los últimos momentos con su amor, cogidos por los cables de telefonía porque él parte ya rumbo hacia Cuba.
Momento melodramático de enamorados sólo abrazados con la voz y ese deseo de reencuentro íntimo más allá del tiempo.


Lágrimas amargas, creíbles, justicia familiar y patetismo los que envuelven a "Inés". El amor que sobresale en el final de la secuencia, una relación que deja en su despedida un  insufrible hueco emocional, que es ese devastador paisaje de la no-correspondencia. Momentos duros, espesos, donde las lágrimas y la amargura se apoderan de la criada. Confesión y toda una catarsis de vida manifestada de modo áspero e incómodo pero bajo las estilizadas bellezas de Fariba y Aída. Extraordinaria Fariba en ese ambiente de claustrofobia en la pastelería con una cámara que absorbe en todo momento lo que acontece en estos momentos de colapso emocional.


Louis de Funes esta tarde Enric. Supervisando "El Tenorio" inmortal obra de Don José Zorrilla.
Es esa misma capacidad de gesticulación, con esas expresiones repetidas, que ponían el mundo patas arriba, me ha traído esta tarde el culto señor Benavent. Humor gestual, histriónico, excitado y de gran fingimiento.


Una encantadora actriz que nos trae una  voz  que parece sacada de los mejores estudios de doblaje de Barcelona: Aída Flix. Un actriz de muy buen gusto, no olvidemos que es catalana y allí hay un gran estilo femenino de interpretación. Crea un ambientación con sólo una sonrisa limpia, tiene un buen gusto refinado que hace degustar fantásticamente cada escena en la que interpreta, pone con preciso cuidado su voz. Es estéticamente bella, hoy todo el ella, registros interpretativos, sonrisas, dulzura, vestimenta se encuadraba en el marco de la "Casona" con una elegancia imbatible. Redondez, perfección y grandeza, con una capacidad de transmitir belleza y tristeza profundas que cualquier comparación resulta ridícula.


Aunque vamos comprobando algún secreto intuido ya desde antes de su desvelamiento, algo tal vez de familias o chica con fantasmas que lo manipulan todo desde fuera porque en su día existieron.


Su interpretación de "loca" está plagada de pequeños momentos de inspiración narrativa, sobre todo por el cómo lo cuenta Ariadna. Por cierto el personaje de "Conrado" está finiquitado, algo asombroso, pero así ha resultado desgraciadamente. Como en muchos filmes donde una mujer resulta perturbada por alguien (recordemos aquella "Luz que agoniza") siempre se oculta algo más, no sólo celar  a la protagonista sino mucho más. Momentos de manipulaciones sombrías, de locuras preparadas, de rostros que van quedándose malicientos, blancos como el mármol mientras la locura sobreviene, se apodera, la histeria y todo resulta descabelladamente irracional e irreflexivo.



A mi compañera Juli Labeguerie, una mujer extraordinaria, que en estos momentos se encuentra con su familia en Madrid en el fallecimiento de su mamá. Mis más profundas condolencias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario