jueves, 7 de enero de 2016

IL MATRIMONIO DI MARIANA


ACTRIZ DE LA TARDE: CARLOTA BARÓ


Nos hemos vestido con nuestras mejores ropas y como "Mariana" es casi de nuestra familia y uno de los amigos más queridos de PV, me he puesto los zapatos que me he comprado esta mañana y me he presentado en la boda de incógnito, no he parado de llorar por todo. Por la bondad de la novia ilusionada, por la sencillez de una ceremonia que es una radiografía de un momento de conmoción absoluta en el pueblo; por la belleza de la novia, radiante y de largo; por la felicidad en su rostro y por recordar cómo comienzan todas estas historias hermosas, de amor e intimidad y a donde las lleva el tiempo después. ¡Vivan los novios!


Expectación y cotilleo en los medios esta tarde ante la hora prevista de una boda que ha estado plagada de bellas y perturbadoras imágenes que nos dicen que los sueños son fantásticos, que el tropezarse con la fantasía es maravilloso, secuencias de boda  propulsadas  por la interpretación inmensa de Carlota Baró, a la que los guionistas parece le dan un destino más acorde con las cualidades interpretativas de su persona y con los deseos mayoritarios del público, a los que han permanecido sordos algunos.



Momentos realizados en un plano de la realidad que precede a su inmortalización para las videotecas de la televisión, un cuento de hadas en PV. Carlota y su boda interpretando a "Mariana" pasará a la historia de la televisión por su inocencia desbordante, por su redención ya costeada, por el derecho que como personaje y mujer tiene para representar como pocas a la novia más deseada de la tele, a la mujer con la que quisiéramos casarnos todos, con o sin "Don Anselmo". Desde la boda de Paquita Rico en "¿Dónde vas Alfonso XII?" pocas bodas visuales habían despertado tanta fidelidad y controversia.



Belleza sobre todo y cobijo de mujer fuerte y valiente. Es cierto que habrá muchos que piensen que este bodorrio es simplón y ñoño y que el espíritu primigenio de los directores de renovación, aquí no se da. Pues me ha dado fuerte la emoción esta tarde y no me despegado de mi sofá hasta terminar el evento y porque no había más......
Se me he hecho agigantada Carlota en cada plano y que los sentimientos que me inspiraba la catalana actriz ante la emotividad de estas conmovedores momentos de cine, retrotrayéndome a cuando creía en estas cosas, cuando era chico ilusionado y no este pasota heavy de pelo largo y sueños rotos que no cree en nada. El tiempo de cuando creías en el amor, suponías al mundo como habitable, cuando cabían los buenos sentimientos y que todo reflejaba la propia apariencia, que te sentías orgulloso de tener gente a tu lado, cuando la vida era maravillosa, las chicas eran como Carlota, que los sueños eran casi posibles, antes de que llegaran las derrotas y una tras otra y que sólo repitieras ya la palabra decepción.


Momento para ver con la mente de un niño o adolescente hechizado. Abstenerse los contrarios, los desencantados y desengañados por el cruel e indefectible paso del tiempo. 
Poesía y verdad es lo que reflejaban los ojos abiertos a la ilusión de Carlota esta tarde. Enternecedora novia, salpicada de grandes dosis de sensibilidad, ternura, emociones desbordadas e inocencia. Son momentos que no se olvidan nunca.


Momentos tiernos y dulces. A destacar los actores/ familiares en la serie que te hacen cercanas las situaciones, logrando nos identifiquemos con ellos como invitados todos a la ceremonia nupcial. Aunque reconozco que a "Hipólito y Conrado" los han vestido de sepultureros para después del funeral.



Inocencia latente, ingenuidad benemérita, matrimonio en una coctelera donde la actriz convierte unos momentos supuestamente dulzarrones en algo que se posa en el corazón y lo recubre de ensueño y ganas de vivir y volver atrás. Dotando Carlota a su personaje, como pocas ocasiones, de un intemporal magnetismo que te atrapa el aura y no te suelta.



Drenaje ocular el que nos proporciona esta inmensa mujer actriz, de alto voltaje diseñado para irritare el lacrimal. ¡Quien no haya llorado viéndole es que es un ser sin sentimientos!. Televisión de entretenimiento sobre luego lo que el tiempo deja distorsionado (los "Mirañar" y aquella su boda que dice "Dolores", "Raimundo"" un gafe de mucho cuidado pidiendo se acabe el rito), y que encierra su moraleja respecto a las bodas y el paso de la vida.



Historias tiernas en contrayentes maduros, de sentimientos que han madurado poco a poco y que acaban en el altar, no por desesperación sino por puro amor (en ella),  momentos que rompen el cine de bodas entre jóvenes pero que mantiene más ilusión si cabe.
Miradas de exploración en "Mariana", abiertas y francas pero profundas y cautivadoras, exploran la vida, la inocencia perdida, el mundo del ayer que queda atrás, exploran el amor, el mundo casi desconocido que llega, exploran una boda en un mundo adulto.



Una extraordinaria Carlota de grandísima viveza con la que dibuja a su personaje, Miradas auténticas, agudeza visual extrema, historia sentimental de una boda tan cercana o lejana a la de muchos de ustedes que, a pesar de la edad y de lo temporal de 1921, sigue discurriendo igual y tiene que ser contemplada entre  la mística y la felicidad.

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