miércoles, 30 de enero de 2019

LOS EMBUSTES DEL CASO JULEN


El tema de la desgraciada muerte de Julen acabará como el crimen Bernardo Montoya, Laura Luelmo; el de Diana Quer; el de Marta del Castillo; de Alcàsser… sin  que sepamos jamás la verdad. Y no la van a contar. La quieren cosmetizar ahora de “homicidio involuntario” y es muy posible que los padres, al menos la madre, alguno no estuviera allí, cuando Julen cayó al pozo. Ha sido una desgracia y una mala noticia, de esas que venden para la carroña de cierta prensa. Y como en los mejores filmes críticos, la verdad se tapa para que no arruine una “bella” historia que vende entre gentes morbosas y alcahuetas. Y yo al menos deseo conocer la verdad. Y mando mi gran pesar por lo ocurrido a este inocente. 


Ha tenido mucho de nuestra sociedad esta historia: policías que se callan parte de la verdad; periodistas sin escrúpulos; pasividad de una sociedad que se desinteresa por la verdad y se transforma en cómplice y sostén de un espectáculo denigrante. Pan, engañabobos y circo que es lo habitual que se publicite sobre estos duros temas que lo son a costa del sufrimiento de personas anónimas, en este caso la única verdad que es la muerte del niño,  que sin comerlo ni beberlo ha alimentado a la monstruosa prensa encubridora.  Todos ahora están haciendo la vista gorda. Nadie ya defiende al pobre niño, lágrimas de cocodrilo y golpes en el pecho,  una pasividad de Gobiernos que hacen la vista gorda a la verdad que se sigue callando.


Embustes, ocultamientos, cinismo, codicia, audiencia, ausencia de piedad, de remordimiento. Engaño, falta de escrúpulos. Todo sea por el espectáculo. El espectáculo debe continuar, aunque haya costado una vida inocente. Y la culpa es de la prensa que cuando recibe la misteriosa muerte, se frota las manos por el beneficio que suponen van a reportar los catetos que demandan el espectáculo y alimentan a los que lo sirven.


¿Qué sucedió realmente? No se sabe. Todo son mentiras. Es todo un reírse a la cara de los españoles, de los dolientes. Es que el embuste no se sostiene por ningún lado. El padre de Julen, José Roselló, que le dijo a la Guardia Civil que efectivamente el pozo estaba tapado por "dos cantillos" -cada uno de aproximadamente unos 13,5 kilos- cuando ellos llegaron a la finca. Y resulta que al cabo de menos de una hora, los bloques, habían desaparecido y ya no tapaban el pozo. Por donde dicen cayó Julen a aquel agujero de 103 metros de profundidad y 25 centímetros de diámetro, que había hecho el pocero el 18 de diciembre, y del que fue rescatado sin vida trece días después. Nadie pude dar crédito a esta versión. El dueño de la finca y el pocero, afirman que ambos taparon el pozo, pero entonces ¿quién o quienes pudieron mover esos ladrillos que, en cierto modo, desencadenaron la muerte accidental de Julen? No existe explicación.


Pero existen muchos mayores embustes aún. La finca es de estos grandes delincuentes que se pasean por la calle como si fuera suya, impunemente. Protegido por policías y por los clanes gitanos del barrio de El Palo, con  antecedentes por atracos bancarios y vinculaciones con los clanes del narcotráfico. Una joya. Y no pasa nada. El padre narra que estaba con el dueño de la parcela, la esposa, su prima y el novio, cuando escuchó a su hijo llorar unos segundos, viendo como caía al agujero. Cuenta cómo se acercó rápidamente y contempló como el pozo estaba al descubierto; al asomarme a la boca del pozo escuchó a su hijo llorar y vio cómo su esposa quitaba de los bordes piedras y arena para que no cayeran dentro. “Dejé de escucharlo llorar y empecé a gritar", cogió a su mujer y a su hija, las subió  al coche y se fue a la casa más cercana a pedir auxilio. ¿Y el resto de la familia que hizo? Narra que bajó a la carretera y paró varios coches para que llamaran a los servicios de emergencias.


Resulta que quien llamó avisando sobre el accidente fueron unos senderistas los que llamaron al 112. ¿Qué pintan en esta historia? ¿Fueron los únicos que vieron caer al niño? ¿Los padres? ¿Se fueron en coche? Sombras de grandes dudas asoman. Se duda que la madre se encontraba allí, en el lugar donde supuestamente ocurrieron los hechos. El pocero jura que el pozo estaba sellado. El niño, según la autopsia, murió al momento pero ignoramos cuándo fue ese momento. Sobre quien se encontraba con el padre: ¿La madre de Julen se encontraba en Totalán?; se dice que no, que quien acompañaba a su padre era otra joven y el padre no pasaba aquella jornada con quien declaró: su primo, su mujer, la hija de estos y su esposa. El acompañante era una persona ajena a su mujer. ¿Qué sucedió después? ¿Pegaron el cambiazo? Esto ha sido ocultado prácticamente por toda la prensa.


Como uno de los mayores misterios que se dan, es ese túnel por el que desapareció  el niño, arrastrando parece ser tierra que se compactó enseguida, cayendo de plomo y con ese golpe en la cabeza que no se explica. ¿Por qué no nos dan el informe de la tierra? El niño cabía por el agujero y por lo tanto no pudo arrastrar todo ese montón de tierra, por encima de él. Fue imposible acceder a Julen porque la tierra compacta superaba un grosor de varios metros. No es razonable que cuando cayó, probablemente golpeando las paredes, provocara desprendimientos en el interior de la cavidad como para generar tanto material y volumen que luego se coloca por encima de él y obtura el hueco al completo, de forma tan fuerte. En los primeros días se rebajó el grosor entre 30 y 60 centímetros y era imposible acceder al niño. ¿Cómo se pudo compactar una tierra en horas cuando tarda días? La familia ha creado muchas dudas con unas declaraciones imprecisas y contradictorias. La prensa ha desviado la atención a través de una información manipulada con acierto para anestesiar o desviar la atención del pueblo hacia aquello que no ponga en peligro la estabilidad social y comprometa a gentes que mienten tranquilamente y protegidas del sistema. 




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