miércoles, 2 de mayo de 2018

LA SAN SEBASTIÁN QUE LINCHA O HACE LA PELOTA.


La respuesta y prudencia social, periodística, judicial debe de ser la misma para el "Tatuador" que para el caso "Kote Cabezudo". Todo queda en "supuesto". Esta ciudad de San Sebastián está teniendo un comportamiento vergonzoso, apoyando y callando sobre Kote Cabezudo, mientras ha materialmente linchado a  un “Tatuador”, acusado de abusos a personas, incluso de agresiones, que ha contado con noticias prominentes en la lameculos EITB,  noticias en televisión privada, radio del Estado, emisoras locales todas, noticias de prensa en portada, pancartas en mitad del casco viejo de la ciudad, pintadas en el estudio de tatuaje, destrucción de su comercio, atentado a su coche y domicilio. La misma gente que aplaude a Kote y, peor aún, intenta callar este supuesto escándalo de pederastia y violaciones con menores y pornografía en San Sebastián, es quien está linchando al “Tatuador”.  El “Tatuador” carece de defensa; ha sido ya condenado, incluso el juez da por válidas las declaraciones de los denunciantes que aparecieron de repente a toque de llamada un día;  y para algunos, lo dice su abogado,  se están conculcando sus derechos para un proceso con todas las garantías. La jauría ultraizquierdista le ha condenado ya; el Ayuntamiento, silente como mudo con el anterior alcalde en el “Caso Cabezudo”, daba su número de teléfono para recabar más posibles testigos manoseados, involucrándose de modo sospechoso en el proceso. 


Es injusto e impensable aporrear a Odón o a Kote de este modo. Los dos merecen un respeto y la presunción de inocencia. Y no deseamos manadas de kamikazes de partidos linchando anadie. Que el “Tatuador”, con las denuncias que acumula, esté en prisión, es normal. Lo que no es normal es que, Kote Cabezudo, acusado de delitos infames, esté en la calle riéndose de todos y haya que hasta haber denunciado a la Juez y Teniente Fiscal, para apartarlas del caso, porque se han negado a encarcelarlo e incluso a retirar videos nauseabundos de menores violados. ¿Por qué ocurre esto? Porque “El Tatuador” es un “Don Nadie”, es presa ávida de una ultraizquierda feminista y radical (que manda mucho en la Ciudad) que necesita mover la calle y que cuenta con la colaboración de una prensa repugnante y de unos ciudadanos fascistas, para obtener votos. Los mismos, se callan ante los escandalosos casos que recoge el Sumario de “Kote Cabezudo”, donde niñas con 11 años fueron violadas, grabadas y demás escabrosidades. Hay dos o tres justicias. Y ello es muy grave y todo es sostén del Estado de Partidos corrupto. 


La Ciudad, representada en los linchadores, en su comportamiento para con ambos supuestos delincuentes, es xenofóbica, maquiavélica y vengativa. Nadie puede creer además, puestos a no creer a ninguna víctima, que, de repente, al toque de llamada, aparezcan perjudicadas, incluso agredidas físicamente cuando, este “Tatuador”, tiene una mano inútil y no puede cerrarla. El abogado niega al juez que, alguna supuesta víctima, le haya denunciado por agresión física. Además de denunciar que este pobre hombre, sin dinero y recursos, está siendo un blanco permanente de furiosos mientras que otros imputados muy conocidos se encuentran en libertad con enormes posibilidades de huir. O sea Kote Cabezudo. Tras esta chapuza de justicia para con víctimas supuestas de VIPS de la Ciudad, al “Tatuador”, un desgraciado, comparativamente, se ha conculcado el derecho a la tutela judicial efectiva. Y lo diga o no el juez, la presión mediática ha influido. Lo que ocurre es que ha saltado el caso "Kore Cabezudo" y se ha montado una gruesa. Mientras este hombre se pudre en la cárcel, un Odón Elorza recibe información privada de unas Testificales desarrolladas en el Juzgado, en secreto de Sumario. ¿Que vamos a pensar de los jueces, los juzgados, la justicia española?


¿Qué temen los involucrados en el “Caso Cabezudo? Donde confluyen gente de partidos, judicatura, notaría, periodistas, empresarios... ¿A quién o quienes supuestamente protegían Asenjo y Rebollo? Lo más triste es la ciudad cobarde y miserabilizada. Asoma penosamente la condena mediática y casi judicial ya. Se ha generado una situación jurídica-mediática, antagónica, a lo que debe ser un Estado de derecho. Se está perdiendo el norte justiciero con este asunto. Incluso, están saliendo expertos en Derecho hasta de debajo de las piedras que siguen condenando al “Tatuador”, sepan o no conozcan sobre el procedimiento en cuestión, y algunos ya en San Sebastián pregonan capar al “Tatuador”.


Luego dicen que nos metemos con la llamada Justicia española. Una juez, Asenjo, a la que hay que denunciar por prevaricación y echarla del caso, una Teniente Fiscal denunciada, un fiscal que no podía y les aconsejó irse con el "Caso" a Madrid, y otro juez que da por buenas las declaraciones y que el “Tatuador” esté en prisión, con los ejemplos que tiene por frente. No me cabe duda que deben, siendo justos, ponderar los dos casos. Y no se está haciendo. Hay algo muy sucio en todo esto. Mientras les lamen el culo a sospechosos del “Caso Kote”, hay una persecución mediática y política al “Tatuador”, al imputado, y las denuncias que se cursaron fueron objeto de una acción mimética. Parece incluso que las denunciantes perfilaron la acusación en clave de hechos que si no se hubiesen publicado nunca habrían denunciado. ¿Cómo es posible que mujeres adultas salgan del establecimiento sin ningún menoscabo ni sospecha de irregularidad y, de pronto, desde el efecto llamada maldito, se conviertan en 'víctimas de hasta agresiones físicas por un impedido de la mano? 


El caso saltó a la opinión pública después de que una de las víctimas relatase su experiencia en las redes sociales. La denuncia se hizo viral y generó multitud de condenas a la vez que otras personas admitieron en las mismas plataformas de internet haber sido objeto de tocamientos por parte de este mismo individuo. En la actualidad son quince las personas que acusan al “Tatuador”. Aunque repito, no se comprende que Kote Cabezudo, imputado por delitos de estafa, revelación de secretos, amenazas, pornografía infantil, corrupción de menores, injurias y abusos sexuales, tras más de cinco años de juicio y hasta once peticiones de entrada a prisión por parte de los abogados de las víctimas, siga en libertad provisional sin fianza. Y no existe un solo periodista en San Sebastián que pida justicia igual para todos.


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