viernes, 21 de febrero de 2014

LOS ENAMORADOS DE LA CARCEL SIN BARROTES/ DIOSAS Y DEMONIOS


Casi una segunda parte, pero mucho más sustanciosa que la de ayer que sólo preludiaba esos otros momentos íntimos que se desmenguaban en la versión de "Pepa y Tristán" y que hoy han tomado un camino paralelo mientras se reconciliaban, se miraban con ansia y felicidad, en tanto que el mundo era libertad para ambos en medio de esa cárcel cerrada por fuera pero rotos los barrotes que les encerraban a ellos y les imposibilitaba amarse en necesidad, ahora se fusionan sin más cinismo y acritud en los epitelios.
Capítulo interesantísimo que da pistas sobre el siniestro "doctor", cuyo éxito del protagonista es fijar la mirada ceñuda malversando los pensamientos que discurren por su perturbado cerebro al servicio de algún siniestro personaje que le manipula como una marioneta. El domingo tocaremos este tema en sus inicios, sobre la posible verdadera personalidad del médico "Lesmes".

!Qué felicidad!. Es que cuando uno cree haber perdido para siempre a amor así de sentido y añorado, y lo descubre de nuevo junto a él, creyéndolo y apoyándole, es el ser más feliz de la tierra aunque la muerte cerque sobre su cogote.
Se ha quebrado el maleficio del desamparado de sí mismo "Conrado" ya hay avance en ese su siempre eterno retorno huraño a su mismo penar y tristeza por algo que ocurrió.
La mayor felicidad del ser humano, sobre todo cuando se encuentra rodeado de hienas, es que te crea tu amor y te defienda. Así en el presidio ya no existen los barrotes, puedes escaparte de cualquier adversidad y juntos, el amor, lo barrena todo. !Vamos!. En estas condiciones ni "El Álamo" hubiera sucumbido.
Ha surgido un nuevo mundo, más allá de esas lóbregas paredes, más allá del sufrimiento y angustia y palizas recibidas en la celda de castigo. Los enamorados flotan en sus besos y como aquellos finales del maravilloso filme "Milagro en Milán" de De Sica, se abren los barrotes de esas conejeras de detenidos para escapar volando al cielo.

Redonda secuencia donde juegan los rostros un papel de espejo que da luz al chamizo, apasionado y valiente de ella y transfigurado y repleto de felicidad y esperanza en él. Es un neonato que recuerda una vida anterior.
Contemplar los registros de un Rubén que pasa a la complacencia y dicha inmensa e inesperada desde aquella autoculpabilidad y compasión que inspiraba, es muy estimulante. Es la paradoja del amor que nos muda de ropa aunque nos quedemos sin ella. El amor lo puede todo y esta tarde hemos visto definitivamente como la cara acidulada de este entre un rostro flatulento, con figura que transmitía tanto dolor, cuando le daba el sol y no la sombra del chiringuito penal, se ha transmutado entre la negrura de su grilletes y cadenas en un resplandeciente hombre que parece ha visto  a la Virgen de "Puente Viejo" y que le ha dicho que el cielo existe y que se vive muy bien allí, sin envidiosos.

Se le ha borrado al actor aquel cinismo de su mirada, se le ha ido la mordacidad y su retorcido humor desdeñoso para con "Aurora". Es un hombre en sus brazos y que prueba el saber de ella a través de la lengua y de la refrescante saliva que segrega. Ella, "Ariadna" no representa exactamente a Megan. Es una mujer que sabe contar su odisea de heroína desde la intelectualidad y el control de la situación, cayendo menos en bajos golpes sentimentales, con la cabeza puesta en la resolución del problema de su amor y con arrojo sin renunciar a esa gran poesía que se ha vivido en ese tétrico lugar, con gran calado emocional porque les ha ocurrido lo más maravilloso y misterioso del mundo: que dos seres se junten para la intimidad más absoluta gracias a ese intangible que es ingrediente fundamental de lo romántico que es la química nuclear de ambos.

Me gusta mucho "Conrado". Me identifico más con él que con "Tristán". Sobre todo este "Conrado" de estos días, despojado de "outsider" de época taciturna con gusto carbonatado a calimocho. 
Amor profundo de belleza de un drama romántico que plasma la lucha imperecedera de búsqueda entre seres humanos para compartirse el cuerpo y el alma. Está tomando sabor a clásico de Hollywood pero con paisajes guadiacivileros y recargadas "casonas" de timoratos catetos pero asesinos al fin de cuentas. 
El gran amor sobresale del dolor, tranquiliza el espíritu y se tienen ganas de confesarlo al más directo ser íntimo para confidencias, a un hermano por ejemplo.
Se ha recreado el más directo camino visual y sonoro hacia el amor más puro que se puede dar, el de los que se aman pese a todo y deben preservarse. El que altera el curso de la vida y traspasa las fronteras del más allá. Finaliza el último grado del mal en "Conrado", atormentado en el rostro reflejo de su alma, hoy aparece liberado gracias  ala magnífica interpretación de Serrano. La puerta falsa se ha cerrado y ya no tendrá que sacar por ella su desesperación y su complejo de hombre horrendo. Porque en él confía quien le ama. Sólido y eficaz Rubén ha incinerado la terrible depresión que padecía
LA OTRA SEÑORITA ROTTENMEIER.
Rotundamente severa, resentida  y rígida Ana María Sandoval/"Nicanora", una perfecta transcripción de la "Señorita Rotenmeier", amargada y que se dedicará, como  con "Heidi",  a las labores de poner al día a la genial "Quintina"sobre lo que ya conoce mejor que la propia maestra ya que la "Mirañar nuera" es espontánea, lista y salada como pocas. Seguiremos el discurso impertinente, sabelotodo y rígido como un palo de golf en los próximos de esta profesora a horas perdidas, seca y antipática. Me ha gustado lo visto, pero sobre todo la trama previa, el teatro de la confusión a la no avisada llegada de la relevante "Nicanora" que, como tantos que dan con sus bolsillos en el "Colmado" resultará una sofisticada timadora para unos pardillos geniales que amenizan la tarde con sus polaridades. Una caricatura grotesca de la falsedad de los formalismos según la importancia de la visita recreado de forma muy redichamente impertinente.
UN RECUERDO  A SU VOZ
Por cierto digno parecido tras el maquillaje con la viñeta animada de la "Señorita Rotenmeier" y a destacar cierto parecido en la voz de Ana María Sandoval con la de la recientemente desaparecida actriz de doblaje de la serie en televisión: la actriz que versionaba en castellano a Asô Miyoko, la donostiarra Ana María Saizar que me solía comentar que, tras doblar a las grandes actrices del cine después de la Loren, Anne Baxter, Carole Lombard o  Ursula Andress, su mejor doblaje fue este, el de "Rotenmeier". Se inspiró en su amatxo. Aquel balcón siempre repletito con flores de la calle Mesonero Romano se quedó vacío en diciembre al fallecer Ana María en diciembre.
En su recuerdo. Las fotos que coloco de Ana María son personales y se colocan por primera vez en un muro público. Podéis tomarlas, son vuestras también.
 LA INOLVIDABLE ANA MARÍA SAIZAR. LA VOZ DE LA SEÑORITA "ROTENMEIER.



Van llegando cartas para "Mariana". Y más que lo harán. A saber!.....Pues eso. ¡Buen finde amig@s!.

Un extraño doctor, el domingo.

3 comentarios:

  1. La escena del beso me ha recordado un versi de Antonio Gala:
    "Cuando el amor comienza,
    hay un momento
    en que Dios se sorprende
    de haber urdido algo tan hermoso.
    Entonces, se inaugura
    el mundo nuevamente,
    y pedir lo imposible
    no es pedir demasiado".

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  2. Que bonita poesía Cris. Es que es tan bonito lo que esta pasando y por cierto lo de Rotenmeier es divertidisimo. Enhorabuena por el artiuculo jose ignacio

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  3. Tu eres Conrado no me cabe duda y seguro que escribes sobre ti mismo eso lo tengo claro que lo vives y es al actor que mejor describes de todos a él y a Mariana es de lo mejor que sabes describir. Yo creo que esta claro

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