domingo, 7 de agosto de 2016

LO QUE SE CALLA / TERCERAS ELECCIONES



El verano permite solazarse con el descanso y de vez en vez enviar algún artículo sobre la degradación actual de España y la que llega. Cualquiera que no sea cretino o un enchufado vividor lo sabe e imagina, que el Estado de Partidos ya no levantará cabeza. Mal debe de estar el País para que hasta el Festival de Cine de San Sebastián, dictadoramente, en la Edición de la Capitalidad, se haya expulsado a unos periodistas donostiarras de una emisora, negándoles la acreditación después de décadas inscritos, sin derecho a réplica y acusaciones vagas y no demostradas ni contrastadas, de que molesta su comportamiento, sin posibilidad de defensa, pero que ha sido por criticar las injusticias flagrantes del Festival y pedir desde ese medio a las instituciones, otro modelo y que se cambie al equipo de dirección con el director a la cabeza, mal muy mal está Euskadi y España.
Esto que proviene de una última hora, es otra manifestación más del silencio que quieren imponer a una prensa, en estos momentos coral y absoluto, para que no se diga que ya Rajoy tiene decididas ya las terceras elecciones. 



Anda la prensa enredada en cuestiones semánticas y leguleyas sobre sí el Rey le ha ofrecido la investidura o si Rajoy la ha aceptado o no formalmente. Que si ha sido un encargo o un mandato el recibido por Rajoy. La prensa obvia sobre lo que ha dicho el Rey, lo que ha propuesto el Rey, que es lo importante, y que es lo que ha aceptado Rajoy que aún no sabemos con exactitud. La prensa, enredando para que la opinión pública no se entere del pastel que se está montando, entretiene con semánticas de "encargo" y "mandado" en lo que supone un debate de investidura para ser nombrado, Rajoy, Presidente en el Congreso. Lo curioso es que Rajoy no ha aceptado la investidura, ha aceptado el intento de formar gobierno. No es lo mismo. No se trata de la investidura, es una distracción. Rajoy no ha respondido que va a hacer a este respecto. Es más,  ha dado largas al afirmar que no hay que adelantar acontecimientos y Sáenz de Santamaría, en una inmensa aberración política, afirma diferenciar entre asuntos personales de Rajoy y sus decisiones, con orden jurídico, cuando todos sabemos que, éste, nunca puede estar al margen del político y de su toma de decisiones.


Aprendió de su inactividad en el anterior período de no haber tenido iniciativa política. La tuvo sobre todo Pablo Iglesias porque la pantomima de Sánchez-Rivera fue una tomadura de pelo y pérdida de tiempo jugando a otras imposibles alianzas y gastando dinero del contribuyente para nada ya sabido. Y ahora lo que Rajoy ha tomado es la iniciativa. Alarga sus verdaderas intenciones que las conocemos todos, hasta casi apurar la fecha límite para que sea imposible acudir a otras investiduras y él anuncie de lo que se trata: convocatoria de terceras elecciones. Él asomará como el hombre de iniciativa boicoteada por los demás, culpables de la otra nueva convocatoria, y podría subir en votos aunque, creo yo, eso sí, sin llegar a la mayoría. Y seguiríamos igual.
En este panorama puede crecer la abstención, un descenso de votos de otros partidos contemplados como corresponsables de esta aberración de seguir sin gobierno y gastando en cada cita electoral más de 200 millones de euros en una espectáculo vergonzante para Europa. Y todo el arco político es culpable de esta situación de bloqueo a la que ha llegado el Estado de Partidos.



Ello lo saben todos los periodistas. Pero es sólo en la independencia de la Red donde podemos tener algo de libertad para poder contarlo aún  a riesgo de que se nos margine, persiga e incluso difame como sin algún fundamento ha hecho el Festival de cine con unos periodistas por expresarse sobre el evento con esta misma sinceridad y libertad con las que exponemos aquí para, simplemente, contar lo que va a suceder que lo conocen todos y cuando llegue el momento dirán: "¡Ya se suponía!", Mientras que ahora nos tildan de todo y censuran a los que creemos firmemente que el Estado de Partidos ha hecho aguas; nació de un pacto de consenso sobre el olvido de los crímenes de ambos lados, sin Cortes Constituyentes, que ha supuesto un Estado Monárquico de oligarquías para los ricos, aprovechados chupaculos y advenedizos políticos, y que se ahoga en sí mismo, en la mentira, corrupción, el latrocinio y cada día en mayor abstención. Y no tiene solución formar nuevo gobierno, como hemos escrito en otras  ocasiones; el consenso buscando una mayoría será muy difícil y si naciera lo haría muy tocada y sería un desastre a todos los niveles. Y así podemos seguir otro año buscando cifras matemáticas que nos den posibilidad de investidura. Una tomadura de pelo.



Algunos llevamos años denunciando el consenso. La República fue un Régimen, decían, para los trabajadores; así acabó. Trajo el franquismo, fue un Régimen de un partido único volcado para los corruptos y ricos, apisonadora de un pueblo aborregado, así acabó. Trajo el Estado de Partidos; en el cual, la mayoría la forman los aparatos y directorios de los partidos y donde se margina a todo el que no es de esa mayoría y que se ha usado para favorecer a las oligarquías y a los ricos, hacer millonarios a muchos y abusar del consenso, haciéndonos creer que el consenso es compatible con la política y que este puede lograrse entre la izquierda y derecha. Otra falacia.
No hubo ruptura y algún día tenía que suceder. Cuando lo creían tener todo bien atado, un partido de aventureros y otro oportunista han roto con ariete la posibilidad de consenso y que este pueda resultar caótica a partir de ahora. Hace muchos años que pedimos una República para todos, constitucional y presidencialista, donde quepamos todos, sin ideología de consensos e imperativos de un partido o varios que se juntan, donde la ideología sea la libertad política para todos que seamos iguales y no como ahora que si no eres del PP aquí, del PSOE allá, del PNV por aquí, de Bildu o Podemos en Euskadi (¡que triste!), puedes hacer las maletas porque unos vividores no te dejan convivir con su mayoría de enchufados.



Sólo un apunte en el final para que vean lo podrida que está la casta política. Hace unos días un concejal del PSOE en un ayuntamiento del País Vasco se jactaba de que su jefe le había colocado en lista para las elecciones al Parlamento Vasco. Le dije que, para mí, ello, no es un honor, servir  a un jefe político y olvidarse del ciudadano. Me puso a parir, me dijo me iba a expulsar de su muro, que ¡que me creía yo!, que era un impresentable y que daba mucha lástima además de otras lindezas. Creo que está claro el por qué España no encuentra gobierno. ¡Buen verano!



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