LA ESPAÑA REAL CUANDO MASSIEL GANABA LA EUROVISIÓN

                                                                    ACTORES:

             BLANCA PARÉS, MARIONA RIBAS. NANCHO NOVO Y ANA TORRENT.

Ha sido el falso contraste entre lo que gente apercibía de modernidad y cambio; minifaldas; Pop marchoso; aires mistrales y soleados de Saint-Tropez; una apariencia más desinhibida; conciertos extranjeros y atardeceres turísticos; salitre y bikinis; viajes porretas a London; un acercamiento al resto del mundo ante la inmovilidad de un Régimen que no cambiaba nada de su feroz dictadura; la realidad era aparencial; la miseria aún continuaba y la represión era la misma. Pero el país intentaba salir de aquel pozo de negrura donde, todo, atentaba contra el Régimen y nada intrínsecamente había cambiado en su feroz dictadura ni en el sufrir de los trabajadores, estudiantes, madres solteras o trabajadores y sindicalistas. El Régimen compró aquel primer premio para Massiel porque le venía bien al OPUS como propaganda y  para dar un encantamiento de cierta democracia y libertad que se abrían hacia Europa y los EE.UU. 

Todo era mentira menos el sufrir de la gente y las estafas. En el capítulo de esta tarde, la realidad y la angustia de aquello feroces años por sacar al país del fascismo primaba en la narración; desmentía la propaganda de esa mujer que era Massiel y que, como Marisol, Joselito, Karina, Rocío Durcal, Pili y Mili, Ana Belén que fue otro engendro de Franco, Manolo Escobar, Raphael, Manolo Escobar, Pablito Calvo, Brigitte Bardot de fuera o Pepe Moratalla (aunque este gran actor de cine y doblaje representó un mundo más amargo y real), servían de circo para encantar a una adormecida sociedad que, sólo hablaba de Gento, del Santiago Bernabeu, del "Ruiseñor de las cumbres" y del "La,la,la".

                                                                 Pepe Moratalla

Si he escogido esa foto de Blanca Parés, llorando su enorme soledad ante el futuro que le espera, es porque ese plano refleja la de una país que no paraba de llorar en silencio y sin remedio. Que ahogaba en lágrimas toda la represión que acumulaba y que había despertado a una realidad que nunca le había preparado para la vida real, muy cruda y diferente  cómo se vivía de adolescente. La secuencia entre "Rosalía", "Alba" que le confiesa que ha cambiado todo en ella y su padre, casi llorando ante el marco comprado en London para que, un día, coloquen la foto de la família avenida y permanecer ahí para la posteridad, toca al alma. Es lo que desean esos hijos que sufren lo indecible cuando ven a sus padres casi separados y que sólo se hablan cara a la galería. Secuencia que tanto nos ha tocado la anatomía emocional de los espectadores. Con ese futuro insondablemente oscuro y comprometido en el que no encuentra salida una joven embarazada que ve la vida desde otro prisma y que sólo desea ver a su familia, unida como antaño. ¡Qué secuencia! ha entrado de lleno en los problemas de esa íntima y entrañable familia burguesa que es el único sostén de una embarazada sin saber que hacer, con la responsabilidad de ser madre que ha aceptado, tras aquella decisión y absolutamente perdida.

En esa secuencia, los tres actores, lo han bordado, trasladando el sentimiento que falta ya en esa sala de estar, con gran tristeza y buen gusto; casi majestuosamente.

Patética toda la secuencia de London donde la decisión está tomada y ahora vendrán las consecuencias. Una parte de "Alba" queda dentro de ella y en un choque entre "Fiona", mas desatada y liberada que va lo suyo, con menos escrúpulos, sin mayores principios que el de vivir su vida; y una "Alba" que, tal vez por algo de miedo o porque no ve claro el aborto, está más protegida y nunca ha vivido en lo hippie, decidiendo hacerse cargo de la criatura. Y patética la llamada a"Rafa", hablando con ese padre de la criatura del que, en apariencia, parece algo despegada pero que lo ama; temerosa tal vez y que descubre que le quieren mucho los niños. Seguro que ha sido una buena decisión y le va a encantar.

Estas cuitas entre amigas que sufren, estas confidencias, estos abrazos que ya puede envejecer la mar y que siempre acompañan entre ellas, me encantan; son como efluvios de afecto enorme y de amor que busca en consuelo entre esas amigas. Encuentran consolar una decepción; hacer frente a un engaño; calmar un problema buscando una solución muy difícil de encontrar en su deambular apático. Siempre solapando la amistad al sufrimiento.

Recuerdo cuando, en otros tiempos, en el "El Secreto de Puente Viejo" (antes de haberse transformado en un bodrio indecente), se daban entre las actrices estos momentos de retrato coral y que susurraban los secretos entre mujeres con mujeres, de modo magistral, dibujadas en sus conversaciones más sagazmente íntimas e intransferibles.

  

La noche en la que Massiel ganó la Eurovisión sucedían estas situaciones con mar de fondo y más. Yo recuerdo que, en mi casa, era un niño y acababa de llegar mi padre de sus viajes marítimos. Estábamos muy contentos y todo el mundo comentaba que, Massiel y el "Congratulations" de Cliff Richard podían ganar. Vinieron algunos vecinos a ver con nosotros el Festival y recuerdo a mi padre diciéndome que "se notaba que me gustaba mucho lo "Yé-yé y que me cortara el pelo". Y el triunfo lo recibimos con mucho alborozo. ¡Éramos tan buenos y felices! Fue en la noche de Massiel.

                                                                       Mi padre en 1.968.

Mal asunto "Alonso". "Maroto es muy peligroso" y en cualquier callejón le puede dejar para criar malvas. Lo del despido no se lo va a perdonar. Lo de este trepa, prototipo de la España del pelotazo y estafa, desvergonzada y canalla, está tocando a su fin. Me ha gustado hoy lo de las sociedades entreveradas que existían dentro de una misma sociedad para hacer más difícil llegar al delito. Como hoy. Sociedades que acaban en paraísos fiscales que garantizan la opacidad y superveniencia del chanchullo. Es la misma España del 2017.

Lo de "Jaime" y "Nuria" anda en vía muerta y repite el esquema. Hay que darle un paso hacia adelante; se encuentra algo estancado aunque las miradas entre ellos conmocionan hasta a aquellos a los que no les gustan los seriales.

Pop sesenteño de de Saint-Tropez. Canción preciosa en el King´s y una "Manolita" que quiere cocinar eso que es fuego ardiente y picante explosivo pero que le recuerda  a su hija y nietos. Los exiliados no podían volver, las familias sufrían lo indecible porque la apertura era para los turistas y extranjeros. Y España estaba feliz con Massiel en el Royal Albert y con el Real Madrid que iba ganando la Copa.