viernes, 8 de noviembre de 2013

INMA GAMARRA EN URDIN IRRATIA SAN SEBASTIÁN

  Inma Gamarra EN NOVIEMBRE EN URDIN IRRATIA.

La "Jesusa" de "El secreto de Puente Viejo"

"Se atrevido, se diferente, se poco práctico, se cualquier cosa que asegure tu objetivo y tu visión imaginativa frente a los jugadores seguros, las criaturas comunes, los esclavos de lo ordinario".(Peter Lindbergh)
En esta ocasión os voy a dar un poco de optimismo, un poco de mágia en estado puro, un poco de, por que no, buen "rollo".
Llega la primavera y con ella os quiero presentar a una actriz, que afortunadamente es muy conocida para muchos de vosotros, pero que quiero darme el placer de mostraros sus/mis  fotos:
Inma Gamarra.
Inma tiene un curriculum abrumador, ha participado en numerosas series de tv (Lobos, Hospital Central, Policias, etc), y en más de una decena de obras de teatro. Actualmente podeis encontrarla en un novedoso proyecto teatral, "Teatro en serie" que consiste en la representación de una obra por capítulos, no os lo podeis perder.

Filmography

Hide Hide Actress (8 credits)
 2011 El secreto de Puente Viejo (TV Series)
- Episode #1.686 ... (as Inma Gamarra)
 2005 Lobos (TV Series)
- Palabra de lobo (2005) ... (as Inma Gamarra)
 2002 Hospital Central (TV Series)
Mujer embarazada
- Un día libre (2002) ... Mujer embarazada (as Inma Gamarra)
 2002 El comisario (TV Series)
- La huella del canguro (2002) ... (as Inma Gamarra)
 2001 Siete cafés por semana (Short)
 2000-2001 Policías, en el corazón de la calle (TV Series)
- Luchando cuerpo a cuerpo con la muerte (2001) ... (as Inma Gamarra)
- Despierta. Calla. Escucha (2000) ... (as Inma Gamarra)
- Junto a mí, sin cesar, se agita el demonio (2000) ... (as Inma Gamarra)
- Te forjé como un arma (2000) ... (as Inma Gamarra)
 1998-2000 Compañeros (TV Series)
- No te fallaré (1998)
- Sin despedirme (1998)
 1998-1999 Médico de familia (TV Series)
Mónica
- Estado crítico (1999) ... Mónica (as Inmaculada Gamarra)
- A propósito de Poli (1998) ... Mónica 

Inmaculada Gamarra

 EN URDIN IRRATIA SAN SEBASTIÁN 108.0 FM en Noviembre.

Conecatremos con Madrid para que ustedes conozcan a una actriz increible.

 

Nuestros ex-alumnos Inma Gamarra y Fran Calvo en TEATRO EN SERIE!

Ya ha comenzado TEATRO EN SERIE:  un novedoso formato teatral formado por obras que se desarrollan por capítulos.
Su primera obra se llama "DÍAS COMO ESTOS" y se representaró en una libreria real: La Buena Vida -
Café del Libro.

INMA GAMARRA EN DON JUAN TENORIO

Nuestra querida actriz Inma Gamarra ha actuado los pasados 30 y 31 de octubre junto a Ramón Langa en el Don Juan Tenorio representado en Alcalá de Henares.  ¡Un grandísimo enhorabuena para ella!

“Don Juan Tenorio” de José Zorrilla. Reparto: Ramón Langa, Lidia Palazuelos, Karmele Aranburu, Carlos Domingo, Antonio M.M., Emilio Morales, David Carrio, Daniel Ghersi, Susana Garrote, Ángel Garralón, Inma Gamarra, Marta Malone, Guillermo Berasategui, David Díaz, Laura Barta, Ana Santos-Olmo, Rebeca Sierra. Versión y Dirección: Juan Polanco. Dirección de verso: Karmele Aranburu. Coreografía: Raúl Cassinerio. Escenografía: Mónica Florensa y Juan Polanco. Espacio sonoro: Jorge Muñoz. Vestuario: Mónica Florensa. Dirección técnica: David Linde. Producción: Concejalía de Cultura del Excmo. Ayuntamiento de Alcalá de Henares y de la Empresa Municipal Promoción de Alcalá.  30 de Octubre de 2011. Huerta del Obispo. 20.00 horas.
Don Juan Tenorio es la pieza más representada en la historia del teatro español. Curiosamente fue la primera obra de teatro a la que asistí. Me cuentan mis padres que tenía 15 meses cuando, sentado en la silla de paseo, viví con entusiasmo mi primer Don Juan en Alcalá, esa fiesta anual del teatro itinerante con fastuosos escenarios repartidos por el casco histórico y actores desplazándose entre el público a caballo. Era el año 1986. Oficiaba Antonio Guirau de director, con Tony Isbert, Amparo Larrañaga y Gracita Morales a la cabeza del elenco. Por supuesto no recuerdo nada del montaje. Sin embargo asistir con puntualidad año tras a la cita con Tenorio durante el puente de Todos los Santos ha sido una experiencia fundacional que ha forjado mi sensibilidad de espectador y que sembró en mí, desde muy pequeño, la pasión por el teatro.
Por razones que probablemente no obedecen al criterio ni a la crítica, sino a la fascinación del pre-adolescente, diré que las tres producciones que más atesoro en mi memoria fueron la del año 1997 (con Guirau de nuevo como director, Luis Merlo de Don Juan, Silvia Marsó de Doña Inés y Carmen Rossi en el papel de Brígida) y las dirigidas por María Ruiz en 1999 y 2000 (en la primera Jesús Cisneros, Yolanda Arestegui y Carmen Rossi como actores; en la segunda Pedro María Sánchez, Arestegui y Berta Riaza). La soberbia luna llena ascendiendo sobre las estatuas del cementerio con la que Ruiz dio cierre a su montaje en 1999, y esa misma luna, convertida al año siguiente en proyección hiperrealista para ambientar la escena del diván en una de las más tórridas y memorables versiones del clásico, fueron uno de los muchos detalles que me impactaron (aunque debo añadir que la plataforma hidráulica de más de diez metros iluminada por unos puntos de luz que parecían espermatozoides a la carrera, plataforma con la que Don Juan y Doña Inés subieron al cielo al final de esa versión, me enseñó que siempre es posible afear un montaje de matrícula en los últimos minutos).
Desde esas versiones estelares hasta ahora han cambiado algunas cosas. El Don Juan en Alcalá ha sido declarado «Fiesta de interés turístico regional». Paradójicamente, desde tal nombramiento en el año 2002, las producciones cuentan cada vez con menos medios: las grandes escenografías y vestuarios de Cornejo, los actores más hot de la temporada, los elencos multitudinarios, los caballos, las carrozas, la animación por las calles a cargo de las compañías teatrales locales, la música en directo de la Schola Cantorum, o el coro de monjas procesionando por la terraza neogótica del Palacio Arzobispal han ido desapareciendo gradualmente. El carácter itinerante de la fiesta, uno de sus rasgos de identidad, se ha reducido también considerablemente en la última década, hasta el punto de que ahora el espectáculo está confinado al espacio de la Huerta del Obispo y, en el caso de este año, a un único gran escenario dividido en tres cuerpos.
La crisis se nota, qué duda cabe, pero la falta de dinero no tiene por qué ser un freno a la creatividad.
Por lo tanto, será mejor dejarse de recuerdos y nostalgias y centrarse en la producción que Juan Polanco y su equipo nos ha ofrecido este año.
Ya van tres ediciones firmadas por Polanco. En esta ocasión el director nos lanza desde el programa  de mano la siguiente batería de preguntas: «¿Se imaginan un Don Juan en Alcalá con los versos de Zorilla e inspirado en una tragedia griega? ¿Se imaginan el espíritu de Eurípides cabalgando sobre el Don Juan Tenorio? ¿Por qué no bucear en los orígenes mismos del teatro para valorar la esencia del drama y destino de Don Juan?»
A priori se trata de un planteamiento provocador aunque quizás un poco desconcertante. Vivimos sumergidos en una cultura teatral híbrida, desde luego; las fronteras entre los géneros y las disciplinas artísticas se han vuelto, como diría Zygmunt Bauman, líquidas. Sin embargo lo relevante sería preguntar: ¿de qué forma puede la tragedia griega enriquecer e iluminar un «drama fantástico-religioso» del romanticismo decimonónico? ¿qué convenciones del teatro griego son transplantadas específicamente a este montaje?, y por último ¿cuán efectivo es el resultado desde un punto de vista estético?
Empecemos por el medio, enumerando los elementos que a mi ver Polanco toma prestados de la tragedia ática: 1) una concepción ritual del teatro; 2) el uso de un coro de actores, entendido en su aspecto coreográfico más que declamatorio; y 3) la utilización de máscaras.
Estos tres elementos están interconectados entre sí: las máscaras con su simple presencia en el escenario ritualizan; el ritual necesita de los oficiantes del coro para ser actualizado; el coro emplea las máscaras como marcador de su identidad colectiva y las máscaras permiten que sus miembros, al despojarse de ellas, se individualicen y conviertan en otro personaje de la historia.
Todo esto quedó perfectamente resumido en el primer momento del montaje. Una inmensa tela ondulante que cubría todo el escenario, latiendo como un corazón, dio paso al cuerpo de actores congelados en una instantánea maravillosamente plástica: ataviados con ricos ropajes de época (el vestuario de Mónica Florensa hermosísimo y muy bien pensado), sus rostros cubiertos por máscaras mezcla Carnaval de Venecia con Commedia dell’Arte, aparecieron los miembros del coro. Los espectros cobraron movimiento. Tres jóvenes canéforas vertieron con lentitud y ceremonia el contenido de sus jarras. Fina lluvia de arena sobre plata bruñida. La ofrenda estaba hecha. El espacio teatral dispuesto para que comenzara la representación.
Entonces apareció Don Juan y profirió el celebérrimo «¡Cuán gritan esos malditos! / ¡Pero mal rayo me parta si en concluyendo la carta / no pagan caros sus gritos!»
Aquí comenzaron los problemas.
Estas fantásticas líneas con las que se inicia la obra fueron pronunciadas y recibidas en medio de un ritualista silencio sepulcral. El «Libertinaje y escándalo» con el que Zorilla subtitula este Acto Primero, el vino, la fiesta, el carnaval, y sobre todo los gritos, no estaban por ninguna parte. Los malditos parecían haberse quedado afónicos bajo sus máscaras. Y esa falta de escándalo, de lubricidad, de energía, de chispa y movimiento fue en mi opinión una de las grandes omisiones del espectáculo.  ¿Culpa de la sobriedad ritual?
Hablemos ahora del coro, sin duda uno de los protagonistas del montaje. Integrado por 13 actores, en su totalidad alumnos de la Academia del Verso de Alcalá de Henares, su función principal fue la de suplir la falta de escenografía. Pero que nadie tome esto como un comentario frívolo o despectivo. Al contrario, me parece que el trabajo que hicieron los actores del coro fue sobresaliente: un trabajo a menudo invisible, como debía ser, y por lo tanto muy poco agradecido ya que el gran esfuerzo físico y mental que una tarea así acarrea pasa generalmente desapercibido por los que observan desde más allá de las tablas.
A través de sus movimientos coreografiados y de su posicionamiento estratégico en escena los miembros del coro se convirtieron en mesas, en sillas, en la reja de la ventana de doña Ana de Pantoja e incluso en el río Guadalquivir.  Hubo momentos deslumbrantes y otros que no tanto. La estatua-árbol  (una actriz del coro encaramada a una plataforma, con ramas en sus manos y un larguísimo traje blanco cuyos pliegues daban forma al diván donde don Juan acaba de conquistar a doña Inés) desentonaba allí como extraña Reina de las Nieves en medio de una estética barroca de capa y espada. Por otro lado, la creación de las esculturas por parte del coro en la escena del panteón fue un soberbio recordatorio de cómo es posible hacer magia sobre un escenario con medios reducidos. Y hablando del cementerio, otro acierto de Polanco: el desdoblamiento del escultor en cuatro actores cuyos cuerpos anticiparon la multitud de sombras a las que Don Juan estaba a punto de enfrentarse.
*
Ya he mencionado los elementos sacados de la tragedia griega y he apuntado el impacto estético en el montaje de algunas de esas decisiones del director y el equipo artístico. Ahora me gustaría volver la atención a los actores principales.
Empecemos por el personaje que da título al drama.
Cuando el Tenorio de Ramón Langa comenzó a hablar en los primeros momentos de la obra pensé: «¡Dios mío! ¡El Ayuntamiento de Alcalá ha contratado a Bruce Willis para hacer de don Juan!». Hasta anoche mismo desconocía el hecho de que Langa es el doblador de Willis y de Kevin Costner en español.
 
Fran Calvo, Inma Gamarra, Carlos Chamorro e Inma Isla en una escena de la obra
Por cortesía de Fran Calvo, Inma Gamarra, Carlos Chamorro e Inma Isla en una escena de la obra
Por cortesí


Días como estos

“Días como estos” es la primera obra de TEATRO EN SERIE, dirigida y escrita por Luis López de Arriba e interpretada por Nacho Rubio, Inma Isla, Fran Calvo, Jorge Elorza, Inma Gamarra y  Miguel Uribe. Una obra por capítulos que camina entre la comedia y el drama.
“Días como estos” cuenta la historia de unos personajes que descubren que el cambio es el motor del mundo y que las oportunidades, esos trenes que pasan sólo una vez, esas puertas que se abren, están para aprovecharlas.
La primera serie de TeatroEnSerie “Días como estos” cuenta con su propia sintonía creada por el grupo musical Los Infumables. Sigue su música y la sintonía de “Días como estos”
Una obra de teatro por capítulos, que se desarrolla y representa en una librería real. Este es el germen de “Días como estos”, primer proyecto de TEATRO EN SERIE.
En la imaginación del autor empezó a dibujarse el personaje principal, el librero, como alguien en conflicto con su propio entorno, desordenado, cercano, con sentido del humor, pero melancólico. El personaje tendría que enamorarse, en este caso de Ana, decidida y literaria. En el proceso apareció la figura de Alberto, tan necesario como Ana, amigo de Martín, y finalmente Elena, el contrapunto cómico, la inocencia y la sorpresa. Además de los personajes teníamos el espacio en el que se iba a desarrollar la obra, una librería real con una identidad propia y un encanto especial, un lugar vivo en el que otros personajes tendrían necesariamente que entrar y salir para entender mejor a nuestros cuatro protagonistas, como en la vida misma.
Así se fue escribiendo el primer capítulo de “Días como estos”, prácticamente solo porque los personajes pedían contar su historia a gritos, personajes reconocibles, casi reales con inquietudes parecidas a las nuestras, en una ciudad parecida a la nuestra.
En esta primera entrega, había que presentarles y, a la vez, crear una historia que enganchara al público e invitara a seguir capítulo tras capítulo a nuestros personajes en la librería.
Después vino el trabajo con los actores, con el que se fue concluyendo el proceso de la dramaturgia y la historia fue creciendo y mejorando cada día. Resultó que Martín tenía una ironía y una conciencia del mundo que le rodea mayor de lo que podía pensar, que Ana cobraba una profundidad y fragilidad muy creíbles, que Alberto se alejaba del cliché del intelectual incomprendido para convertirse en un personaje original, tierno y ácido a la vez; y que Elena pasaba de ser un contrapunto inocente de los demás personajes a ser un personaje con luz, determinado y fuerte. Las aportaciones de los actores y la posibilidad de hacer pruebas del texto en los ensayos condujeron a una mejor cohesión del montaje y a alcanzar ese código propio, ese lenguaje nuevo, que todo montaje teatral y, en realidad, toda obra artística, debe tener. Y esto es sólo el primer capítulo de la serie.



Elena – Inma Gamarra

No recuerdo bien los argumentos de las películas, ni de los libros, se me olvidan. Y no se me olvidan de un año para otro, ni de un mes para otro. Veo una película un lunes y el viernes apenas recuerdo el final. La memoria es muy rara. Crees que recuerdas algo, pero luego no estás seguro de haberlo vivido en realidad, a lo mejor no fue tal y cómo lo recuerdas, hay cambios, hay ligeros cambios o cambios importantes. O sólo es algo que has soñado, nunca se sabe…
EN NOVIEMBRE CON NOSOTROS DESDE DONOSTI 
EN "PÁGINA EN BLANCO". 
URDIN IRRATIA 108.0 FM
SAN SEBASTIÁN

a dUUna obra de teatro por capítulos, que se desarrolla y representa en una librería real. Este es el germen de “Días como estos”, primer proyecto de TEATRO EN SERIE. En la imaginación del autor empezó a dibujarse el personaje principal, el librero, como alguien en conflicto con su propio entorno, desordenado, cercano, con sentido del humor, pero melancólico. El personaje tendría que enamorarse, en este caso de Ana, decidida y literaria. En el proceso apareció la figura de Alberto, tan necesario como Ana, amigo de Martín, y finalmente Elena, el contrapunto cómico, la inocencia y la sorpresa. Además de los personajes teníamos el espacio en el que se iba a desarrollar la obra, una librería real con una identidad propia y un encanto especial, un lugar vivo en el que otros personajes tendrían necesariamente que entrar y salir para entender mejor a nuestros cuatro protagonistas, como en la vida misma.
Así se fue escribiendo el primer capítulo de “Días como estos”, prácticamente solo porque los personajes pedían contar su historia a gritos, personajes reconocibles, casi reales con inquietudes parecidas a las nuestras, en una ciudad parecida a la nuestra.
En esta primera entrega, había que presentarles y, a la vez, crear una historia que enganchara al público e invitara a seguir capítulo tras capítulo a nuestros personajes en la librería.
Después vino el trabajo con los actores, con el que se fue concluyendo el proceso de la dramaturgia y la historia fue creciendo y mejorando cada día. Resultó que Martín tenía una ironía y una conciencia del mundo que le rodea mayor de lo que podía pensar, que Ana cobraba una profundidad y fragilidad muy creíbles, que Alberto se alejaba del cliché del intelectual incomprendido para convertirse en un personaje original, tierno y ácido a la vez; y que Elena pasaba de ser un contrapunto inocente de los demás personajes a ser un personaje con luz, determinado y fuerte. Las aportaciones de los actores y la posibilidad de hacer pruebas del texto en los ensayos condujeron a una mejor cohesión del montaje y a alcanzar ese código propio, ese lenguaje nuevo, que todo montaje teatral y, en realidad, toda obra artística, debe tener. Y esto es sólo el primer capítulo de la sena obra de teatro por capítulos, que se desarrolla y representa en una librería real. Este es el germen de “Días como estos”, primer proyecto de TEATRO EN SERIE. En la imaginación del autor empezó a dibujarse el personaje principal, el librero, como alguien en conflicto con su propio entorno, desordenado, cercano, con sentido del humor, pero melancólico. El personaje tendría que enamorarse, en este caso de Ana, decidida y literaria. En el proceso apareció la figura de Alberto, tan necesario como Ana, amigo de Martín, y finalmente Elena, el contrapunto cómico, la inocencia y la sorpresa. Además de los personajes teníamos el espacio en el que se iba a desarrollar la obra, una librería real con una identidad propia y un encanto especial, un lugar vivo en el que otros personajes tendrían necesariamente que entrar y salir para entender mejor a nuestros cuatro protagonistas, como en la vida misma.
Así se fue escribiendo el primer capítulo de “Días como estos”, prácticamente solo porque los personajes pedían contar su historia a gritos, personajes reconocibles, casi reales con inquietudes parecidas a las nuestras, en una ciudad parecida a la nuestra.
En esta primera entrega, había que presentarles y, a la vez, crear una historia que enganchara al público e invitara a seguir capítulo tras capítulo a nuestros personajes en la librería.
Después vino el trabajo con los actores, con el que se fue concluyendo el proceso de la dramaturgia y la historia fue creciendo y mejorando cada día. Resultó que Martín tenía una ironía y una conciencia del mundo que le rodea mayor de lo que podía pensar, que Ana cobraba una profundidad y fragilidad muy creíbles, que Alberto se alejaba del cliché del intelectual incomprendido para convertirse en un personaje original, tierno y ácido a la vez; y que Elena pasaba de ser un contrapunto inocente de los demás personajes a ser un personaje con luz, determinado y fuerte. Las aportaciones de los actores y la posibilidad de hacer pruebas del texto en los ensayos condujeron a una mejor cohesión del montaje y a alcanzar ese código propio, ese lenguaje nuevo, que todo montaje teatral y, en realidad, toda obra artística, debe tener. Y esto es sólo el primer capítulo de la see Teatro e
Fran Calvo, Inma Gamarra, Carlos Chamorro e Inma Isla en una escena de la obra
Por cortesía de Teatro en serie
n serie
Teatro en serie

1 comentario:

  1. Que bien jose ignacio debias de ir entrevistando a todos los de puente viejo pero ya se que muchos no quieren o te he leido algo así. Estoy esperando a Mario también que me gusto muchisimo y desde luego es un señor muy culto yo hasta le veo con mas interes ahora.Inma me gusta muchisimo sobre todo cuando se quita los zapatos es genial y como insulta a francisca. Preguntale si va aseguir mucho tiempo en la serie. Y para ti un besote de esta tu admiradora

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