domingo, 20 de diciembre de 2015

IL SORRISO ASSASSINO DIETRO LA MASCHERA


 SECUENCIA ENORME:  
"LA ASESINA SONRÍE TRAS LA MÁSCARA"


ACTRICES:    VICTORIA CAMPS Y ARIADNA GAYA

Televisión al estilo de los 60, enorme, impactante, perfectamente realizada, que nos hace saborear aquella vieja televisión que se hacía en blanco y negro, claroscuros de terror y grandeza de tragedia. Una mujer misteriosa al estilo de "El fantasma de la ópera" de Leroux y que siembre congoja e inquietud en el "Jaral". La sala de esta casona es el lugar de confrontación donde una sofisticada "Jacinta"/"Jimena", jugando con la ventaja de la máscara, prepara envenenar las aguas y acabar con aquella población de miserables que no le han sabido restituir lo que en su demencia absoluta, cree derecho a poseer.


Me suelen comentar amigos que no menciono secuencias que les parecen buenas. Es que yo escribo desde mis gustos y referentes y valorando la calidad desde mi criterio, que no es mejor o peor, es el mio simplemente. No soy fanático de nadie ni tengo amigos. Deseo ser profesional.

De hecho dentro de esta secuencia del viernes que comento existen multitud de gratísimas y emocionantes lecturas. Mi blogger no es de apoyo a unos actores, un club de fans, desatacando sólo lo de ellos, es de promoción de todos, según día y aparición en escena. En la misma de hoy, Jordi o Loreto están enmarcados en el coral pero el protagonismo se lo llevan Victoria y Ariadna.


Un cine de fantástico referente en aquel grandioso director francés, uno de los mejores del mundo que ha habido: El controvertido Georges Franju. Un ciclo que vimos en el festival donostiarra del 2012.

Es que esta secuencia posee un macabro hado evanescente donde se combina truculencia, grafismo y poesía mortuoria. Y como en muchos filmes de Franju combina crueldad con misterio y ternura dentro de un marco absolutamente creíble.


Dentro de todo este sugestivo momento de filme de terror se respira mucha elegancia y contención, parsimonia y belleza invisible. Una enmascarada que lo representa muy bien (no es fácil hacerlo), deambulando por entre unas calles y sentándose como si fuera Bette Davis en el trono en "Elizabeth y Essex", nos seduce en este "thriller" en el que se va despojando de su velo para mostrar ante el asombro su máscara de cera. Como en los mejores filmes de Franju nos engaña al suponer iba a desvelar su identidad, que no iba a mostrarnos el horror de su disfraz tras el luto. En un ritmo que ha sido fundamental, lo hace y sorprende, amplifica el misterio con este golpe de efecto seco como un latido de muerte en el corazón.


Careta lastimera que la muestra y mueve detenidamente con absoluta precisión Victoria Camps, segundo asegundo de inquietud , horror con grima incluida. Momentos muy extraños y fascinantes, aderezados por la coreografía de "figurantes" que tiene alrededor. Toda una oscura fabulación sobre la venganza y la frialdad para cometer cualquier acto contra la vida, todo ello fundido en horror.


No es por casualidad que esta mascarada sucede en este lugar y en este pueblo. Desvela que en estas estancias del "Jaral" hay tantas máscaras que ocultan los secretos de ese melancólico hogar lleno de tantas ausencias y seres que faltan y que se reflejan en cada rincón de la casa o rostro de sus moradores.
Se encuentra por frente a humanos parientes que están malditos por la mala suerte. No es la única disfrazada en la estancia, pero sí la más perversa. Por delante tiene a muy desdichados personajes disfrazados para una ocasión, que ocultan una trágica verdad y que les resulta de un cierto morbo y canguelo absolutos.


La mujer de la máscara con su hilo de voz suave, la voz adormilada de los muertos y su cadencia de peligroso hechizo que te engulle en sus fauces. Un espejismo sonoro de seducción astral que esconde algo letal y que te hipnotiza.
 

Reconozco que he tenido una sensibilidad especial para este momento y por ello le dedico estas considerables lineas. Con sencillez y determinación nos va mostrando lo que existe detrás de la máscara aunque no se vea el rostro, gracias a la interpretación de Victoria. Ha sido un todo terreno esta chica. La intriga, el desafío a lo que es bonito y no alcanzas, la insalubridad que le provoca el no poder descansar entre una aparente normalidad, todo entre una mente lóbrega, opresiva que encuentra el descanso eterno entre esa atmósfera densa y siniestra de la casa del doctor, que huele a dispensario y a formol.


Un recinto, el "Jaral", que contiene durante el desarrollo de la visita de "Jacinta" una densidad gótica, temerosa, repleta de elementos simbólicos y alegóricos que suscitan temores y ansiedades. 


Fantasmal mujer que se encuentra como alma en pena, que vive en la clandestinidad de lo subterráneo, de la que se perciben graves desequilibrios mentales mientras que su única presencia ya hace intuir al resto de los anfitriones momentos asfixiantes y turbadores. Ella sola ha sido casi como la creación del monstruo de "Frankenstein", da pavor y espanto.


Rostro de porcelana de perfil triste en un ambiente enrarecido,oculto, misterioso y espléndido. Una sinfonía macabra, pasmosamente realista donde todo el grupo actoral está soberbio y la dirección impecable.Una secuencia de entre las mejores que jamás se han rodado en la televisión del Estado



Realismo evidente y loable que nos entromete en terrenos escabrosos donde la ficción que lleva "Jimena" es todo un desvergonzado ejercicio de inmoralidad romántica y de patología criminal en sus fines.


A semejanza de los grandes hombres y mujeres del cine con máscara, en PV, es la agonía de esta loca de inquietud permanente que se ha inventado un paseillo por entre unos aldeanos ingenuos que otorga una hipnótica belleza mortuoria, un escalofrío horripilante y mórbido a los que pasmados la miran, como Gonzalo, con inquietud y sospecha. Todo es la demencia de una mujer que se ha creído que le tiene que devolver lo suyo o sea la felicidad perdida.



SECUENCIA PRECIOSA:
"LOS NIÑOS DE LA FOTO"
ACTORES:  BLANCA PARÉS Y JAVIER ABAD


Premio a los dos actores. Casi ya una despedida a Javier Abad, que ha sido y se fue haciendo  como un fornido muchacho de buenos sentimientos, de aquellos que recorrían en carromato el camino de Chisholm a un lado del "Río Rojo", en aquellos maravillosos filmes del John Ford, de los que atravesaban el charco para instalarte, llegando en caravana, en los Estados del sur o que combatían en la caballería de alguna "Misión de audaces", internadose por territorio confederado con su bandera y al son de su "Bonnie Blue Flag".


Todo lo que queda de la vida y del pasado: una foto en sepia. No es mucho pero es todo porque nos inmortaliza la vida, congelados y muy protegidos del envejecimiento. Un momento visual maravilloso que habla por sí solo y que nos transporta al paraíso donde se conjugan las emociones. Preciosa Blanca Parés que nos enseña con su actuación lo que de importante y profundo suelen ser las cosas sencillas de la vida y del valor y conmoción que procuran los recuerdos estampados en foto fija.


Secuencia sobre lo tristísima y melancólica que es la vida, que lo importante es ayudarse, vivir, amar, recordar y dejar vivir. Olor a mohíno en la foto, color del que está hecho el pasado, el sabor de la casa de campo que fue productiva y romántica cuando vivía "Rita" y cuando ellos dos hermanos eran niños, las estaciones de su vida que se van marchando y que finalizan. Algo grande, la familia y los hermanos que nacieron de aquellos padres que tanto lucharon por ellos. Profundos sentimientos en una humilde secuencia que puede pasar desapercibida. Sin embargo hay tantos sentimientos y momentos en esa foto de los dos: "Isidro" y "Anibal", retratados de niños. Y ahora un hermano se va de casa por última vez porque muere como cuenta la revista "spoiler".
Riqueza de detalles que van desde la mirada limpia de "Quintina" e "Isidro" hasta la lágrima que uno vierte cuando ve que la vida pasa y que lo que ya no existirá más: la inocencia y felicidad de los mejores años de nuestra única vida.



PREMIO A MARÍA BOUZAS, CARLOTA BARÓ, MARIO ZORRILLA

"EL TELÉFONO NO TIENE QUIEN RESPONDA"


Vaya terceto de lujo para un momento de descorono de lo más pulposo. Es que es de partirte la dorsal de tanto reírte, esa la vis cómica que le sale a una aterrorizada "Francisca" por perder sus caudales y ser vaciada de sangre por los anarquistas, que no existen sino que los desvalijadores son estos dos magníficos timadores de "Bernarda" y "Fulgencio" que además enterró a su hijo y que se va a beber la sangre de "Francisca" en cáliz de oro robado y estafado..
Loquita de que "Mariana" no coge el teléfono que no suena por otro lado. Anda desbarajustada y casi merendándose al personal. Despiadada con los mejores y absolutamente embaucada y en la cola para ser sableada por los queridos primos, casi una familia de carnívoros que, con gran ingenio verbal y actuación solemne, se la quieren meter doblada y en punta con una brillante habilidad mental y gestual.


Es que lo que le ocurre a la pobre "Paca", sobre su candor e ingenuidad inhóspita, es alucinante. Un abducción de su cuentista primo con el fondo del terrorismo libertario y encima dándole largas sobre los contactos con el selecto club que le va a "guindar la pasta".
Es que el tiempo desmejora más que "Atila". Una astuta, ambiciosa, tirana, manipuladora, maquiavélica mujer que maltrata a tos los de su alrededor y que los hace escabeche si es preciso, a punto de ser confiadamente extorsionada, casi pidiendo por favor que den una salida rápida y segura a sus dineros. Ya les digo, para morirse de risa durante toda la semana.


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