CON: ARMANDO DEL RÍO
Instantes breves pero enormemente sugerentes que nos retrotraen a los primeros capítulos en los que mencionamos a este posible espía de la criminal del otro lado del telón de Acero. Cuando hablamos de un extraño viajero, de un posible espía disfrazado de huído y que nos atrapaba en ese magma de desconfianza e intriga que es la misma que nos ha producido esta tarde verle pendiente de modo escalofriante de una extraña llamada de alguien con acento ruso y que, mediante un código, se ponía en contacto con él.
Vuelve la intriga y el supuesto espionaje añadiendo elementos de suspense y espionaje de los tiempos de la guerra fría. Un juego de espías más allá de las conveniencias y apariencias políticas.
Los que amamos este género consideramos un acierto la inclusión de esta trama, que no es nueva sino que resurge. Tal vez las generaciones jóvenes no manifiesten un excesivo interés por estas historias al estilo de Le Carré, porque aquel cine de espías se ha quedado desfasado y resulta simplón tras la caída de del Muro. Historias de misterio cargado sobre lo siniestro de estos hombres de metal y sin rostro que eran los espías. A mí me encantan este pálpito que emanaban estal pelis y que ha conseguido plenamente la breve secuencia de esta tarde: las de aquellos años 60 y principios de los 70, grises, oscuras, gélidas, rodadas en ambientes claustrofóbicos y que c omo esta tarde en la televisión han mostrado efectismo y una provocación visual llena de enigma y de complicadas intrigas.
La Guerra Fría llega pues a la GC. Que recoge aquello que más tarde incorporó el cine del espía de carne y hueso, que se deja querer, no sólo es un hombre gris y solitario, con gentes bien relacionadas, más listas que los demás y bien relacionadas.En este caso un "Capitán" que se mueve en una nada glamouroso cuartel donde detienen a quinquis de poca monta, pero donde tal vez ese "Contreras" que tanto sabe reducir al enemigo está desde ahí, preparando una conspiración informada de espionaje.
Momento con substancia.
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