martes, 15 de diciembre de 2015

UNA BALA PERDIDA



ACTOR: 



ALEJANDRO ALBARRACÍN.


CON: JOSÉ ANTONIO SAYAGUÉS, JAVIER MORA, MANUEL BAQUEIRO, JORGE SANZ, 
NATALIA RODRÍGUEZ Y LUCÍA MARTÍN.


Parece que Natalia Rodríguez se va. Ignoro los motivos. Tampoco le voy  a dar más vueltas. Suele suceder que actores o actrices se cansan, buscan experiencias, usan de plataformas para medrar y cuando se aburren dicen que se encuentran en una situación de necesidad de aires nuevos de cambio y se van, habiendoles de sustituir o quitar al personaje. No entiendo porque cuando uno ama la interpretación, existe el actor y su personaje y no las oportunidades de oro que son quimera y apariencia pura. Fue el caso de Pilar Punzano que no acabó muy a gusto en aquel tiempo con "Cuéntame" y que ahora, sorprendentemente, vuelve dando la razón a Imanol Arias frente a Pilar Punzano, a la que yo creo a pies juntillas. Rubén Serrano dejó tirada a Ariadna Gaya y Jordi Coll arrastró a Loreto Mauleon. Fue Blanca Parés (que estropeó una carrera chapliniana y que ahora ha hecho una nadería con el insufrible Almodovar, por el que han pasado de figurantes, una tropa sin  que se sepa más de ellos) y que jamás hará un papel tan bello y cinematográfico), y de Charlotte Vega que dejaron ESDPV, con el agravante de que esta última dejó malheridos a sus dos compañeros: a Jorge y a Javier Abad. Perdiendo una serie que hoy anda a la deriva y es un coñazo total a un gran actor como era Jorge Pobes. Bueno, de ESDPV se ha ido marchando todo quisqui, hasta los que escribíamos que ya ni nos soportan ni les sufrimos más.
De todos modos, la mayoría de estas chicas, tiene un futuro como las Minas de Riotinto. 
Esta tarde, en la secuencia con su novio ha quedado una cosa bien clara; que la política desune, que hace arremeter contra la prudencia de los demás o el desapego político porque no toma una camino de pertenencia a un Aparato de Partido comunista. En el País Vasco, mal se ha vivido ese enfrentamiento, desuniones y rupturas entre amigos, novios,vecinos, hermanos, familiares... todo por una gran mentira que era y es como las ideologías radicales usaban de los demás, a los que les arruinaban la vida, para que luego los Jefes del Partido tomaran el poder.
La secuencia final ha sido impresionante, casi de blanco y negro. De western de Mann, llena de vitalidad, negrura y de fatalidad.



Precioso momento que recuerda a las comedias norteamericanas de los años 60 al estilo de David Swift o Richard Quine, donde se prestaban maridos o mujeres para fines nobles y nada sexuales, como "Ramón" pide permiso al marido de "Manolita". Situaciones aparentemente descabelladas pero llenas de humor blanco y mucha ternura.
La secuencia de la borrachera coincide con aquellos protagonistas de clase media como Jack Lemmon que, para coger fuerza, se envalentonaban con algo potente, haciendo el tonto o como que no sabe muy bien lo que dice, pero el actor desea a "Manolita" para las réplicas. Momento muy agradable y bien interpretado para una tarde previa a la Navidad.






Si ha habido un momento que llevaba ácido muriático entre imágenes, ha sido este. Primero por lo poco que se lee. Porque es muy difícil gustar, de tener la suerte de que alguien te lea, si eres un desconocido porque la gente sigue a los "Don Anselmo y demás hombres de la literatura entre rejas y nada poética y libre, y el personal te pone aparir porque no aceptan que un Don Nadie, o que lo supongan, pueda escribir y competir con todos los enredadores de por ahí. El pobre "Pelayo" se siente despreciado por una cura gorrón, pufista y fascista que se venga en él porque un día le dijo que "¡el gorroneo se acabó!". Y seguro que lo escrito por un novel era de mayor enjundia que lo transcrito por un carcundioso cura franquista que pedía en sus artículos incendiarios contra el cine, que estuvieran encendidas las luces durante toda la proyección para evitar el triqui traca. Pero el vulgo le prefiere porque es "Don Anselmo" y es un hombre influyente, de carisma, probo y respetado al que le doblan la chepa todos para que les vea y por lo que caiga. Los mismos que apoyaban en 1.964 a "Don Anselmo" son los que hoy son los que chupan los pinreles de tanto descerebrado que es grande, como decía Senillosa, gracias a la tele y no a su valer y trabajo.
Me ha gustado mucho esta secuencia. Yo que provengo del periodismo político, un día, porque me deslumbró Megan Montaner, comencé  a escribir desinteresadamente sobre aquel ESDPV. De hecho, todo fructificó en un libro que ha sido un éxito, pero la cosa surgió sin más. Resulta que escribía esforzados artículos que casi nadie agradecía con un "me gusta",  y en tanto observaba que al actor tal o cual, por decir que "le gustaba el culo de su novia", recibía más de trescientas entradas. Era penoso, desmoralizador, al margen de injusto y que mostraba la dependencia de muchos, a los líderes y sus efigies (como en la España de los 60); era el desprecio y recibir insultos a cada cual más grueso por escribir de buen sentido por la serie, empezando por algunos actores y actrices que me ponían y siguen poniendo a parir. Me llamaban de todo e intentaron humillarme con las más pérfidas expresiones malsonantes. Por ello he bien comprendido esta secuencia. Y lo que se padece. Luego comprendí que mi libro era demasiado para algunos  actores de poca cultura e  interés por su propio trabajo.



No hay comentarios:

Publicar un comentario