martes, 1 de diciembre de 2015

LA MUJER QUE MÁS QUIERES


ELLOS DOS ¡GENIALES!: ITZIAR MIRANDA Y JORGE SANZ.


Siguen siendo lo mejor de la tarde y por diferencia. Una gran verdad que encierra estas "Desventuras del joven Werther" de Goethe, una obra semi-autobiográfica del autor, un amor impetuoso por una mujer que esta tarde, sin perder el estilo costumbrista, ·Manolita" y Ramón", con una puerta de por en medio, han entrado de lleno en un romanticismo cauto pero de gran impacto emocional y personal al tener, entre esa semiabierta puerta entre ambos, al ser que amas, como un imposible para siempre jamás. Y aunque no provoque, como la novela, un suicidio mímico, ni la gente vista a lo "Ramón (como el mundo usaba la ropa del "Werther" de la novela), no deja de exponernos una grandiosa verdad: La inspiración llega cuando sabes que ella está contigo, aunque sea un imposible, sabiendo que ella es la depositaria de todo lo que tu sientes y trasmites con las palabra y la interpretación. Las mejores cosas se hacen por amor. Las mayores inspiraciones llegan a través de saber que ella te sigue, escucha, te siente cuando tu sólo lo haces por ella. Sea o no verdad, el sentimiento está a flor de piel y tu arte recorre no sólo el interior de tu piel sino la de el público.



Es el romanticismo pletórico tan inusual ya hoy donde muchos autores y actores son, símplemente, macarras, chupópteros y palmeros de políticos sin escrúpulos. Que es capaz de crear y hasta de suicidar un porvenir por la mujer que más ama, la que está presente siempre en tus pensamientos y es motor de inspiración. Todo lo hacemos por una mujer siempre y cuando se difumina su espectro, nos morimos creativamente. Ella es la depositaria de una cultura superior, nos transmita la capacidad de ser nosotros mismos en el zenit de creación, no importa si es rica o ama de casa, soltera o casada, ella  hace que el intelecto puro se nos manifieste demostrando que al alma existe, que somos inmortales y que no morimos nunca. Una persona que siente tanto cuando ama a una mujer, que goza enormidad o lo sufre y padece, es imposible desaparezca en la nada. La mujer nos desnuda líricamente y nos hace trasladarnos al infinito del cosmos, justo donde retornamos al principio para seguir enamorándonos. Y volvemos a nacer para seguir amando.



El arte surge por el placer, el despecho o lo imposible pèro siempre porque ella está en nuestros pensamientos en el acto de la creación y siempre.
Esta tarde, sin que muchos hayan caído en cuenta, y adaptándolo al Madrid castizo y chamberinesco de aquellos nuestros titanes de los 60, el guión llevaba mucho de aquel ímpetu y desventura cósmica de la alemania de la segunda mitad del XVIII, que creó movimientos culturales inmensos, extremos de emoción, luchando contra la razón y la estética, como la escuela  "Sturm und Drang".
Un momento rebelde excelentemente interpretado, repleto de rebeldía porque cuando se ama el estado civil, no importa. Que rompe contra las convenciones pòrque el amor no se puede encerrar ni encorsetar. Que proclama la naturaleza libre del hombre y arrumba las hipocresías sociales. Era la escuela alemana, frente a la francesa, donde se proclamaba que el genio creaba con entusiasmo porque era libre, amaba, sufría y pasaba de todos los estándares. Tiene este capítulo, muy a la española de aquella pasión con que Max Ophuls llevó al cine en su "Werther". De la recuperación de ese instinto amoroso sin el cual el autor está finiquitado y que trata de recuperarlo.



Y me ha recordado mucho a un filme que se proyectó en la pasada "Seminci": "Werther", de la inolvidable Pilar Miró. Sobre la melancolía de un profesor que ama y la madre de un alumno.
Muy culta secuencia rodada con simplicidad pero de grandiosa fuerza expresiva de esta trama que supera a las demás en "Amar es para siempre". Nos ha hablado de ella que nos inhala la inspiración porque cuando algo se crea, se hace para ella y por su corazón que está muy dentro de nosotros.



No hay comentarios:

Publicar un comentario