A una universidad desastrosa en aquel Madrid del siglo principios del XX llega una chica que quiere aprender y además es mujer. Entre tanto holgazán y cabestro que llenaba el claustro, aquello, era anatema. Más por esa buena disposición noble para aprender, gestada en el gen que su madre, una humilde partera, le transmitió a Aurora"; que el acudir a la universidad no tenía nada que ver con el aprender para la mayoría, sino que como rareza de algunos se consideraba que se acudiera para tal menester de ilustrarse. A menudo sitio se encaminó, al Madrid de los quinquis, navajeros, mantenidos, politicastros, advenedizos, arribistas de salón, putas, viejos verde del "Ateneo", sablistas, verbenas, terroristas y engaña obreros, organillos y porras, toda la gallofa que apestaba en el aire picante y con olor a añil de aquel Madrid mitificado de ilustres personajes de las letras, la política y del obispado que eran unos sinvergüenzas. Pues... allí fue una candorosa "Aurora" nada menos que a aprender de verdad una vocación para desarrollarla en los demás enfermos y necesitados de curación.
Maravillosa Ariadna, casi una Marie Curie de la universidad. Que recala en una golfería de universidad donde no había disciplina sino francachelas, un ambiente de disipados y holgazanes, armadores de broncas y frecuentadores de putas. Un ambiente reaccionario sin paliativos, huelgas constantes, donde en la facultad los profesores acudían por un momento, dejando despachos, bufetes o clínicas, para explicar nada a un grupo de gamberros que se dormían en clase, indiferentes que se largaban de paseo en platerías. La universidad no funcionaba, encima en un país de analfabetismo y petulantes, carecía de toda misión educadora y docente, estaba muerta por dentro y podrida por fuera. Y como curiosidad, las recetas regeneracionistas que se daban pasaban por algo que hoy se contempla en la secuencia, lo de la disciplina sobre la vida de los universitarios y vigilancia en hospedajes.
Alvaro Morte es muy buen actor. Muy ducho en teatro pero sin desmerecer de sus interpretaciones excelentes en televisión.Ha trabajado con grandes como Pepe Sancho o Concha Velasco y le han dirigido los mejores: José Tamayo o Lima y especialista en teatro isabelino. Con cuatro trazos registra hasta los más mínimos detalles de su personaje, es que repito proviene del teatro aunque se maneja muy bien en todos los géneros. Es un bregado y seguro actor y muy agradable de ver.
Me ha gustado cuando el serial ha variado de decorado y se ha ido por aquel entramado de callejuelas del viejo Madrid de los Austrias, ambiente galdosiano de modo realista y muy expresivo.Algo de Lope de Vega de igual modo es la crónica de ese pueblo llano que llena esas calles y plazas y con una saber sereno e intuitivamente bullanguero y real. Y me ha gustado esa visión educadadoramente ácida, arraigada en su pasado, tratada en costumbrismo y con ternura. Donde yacía una universidad más preocupada por las orlas y el machismo que por el saber y la persona que lo ejercita, donde había que reconocer a las personas por su sexo y nombre y no por su profesión y conocimiento.
Despedimos a Joná, siempre muy agradable de ver y un chico que se lo curra todo, hasta su propia promoción y ello le ennoblece. Frente a algunos actores y actrices que son unos estirados, que ni te agradecen tu trabajo y que se creen la encarnación de Belvedere, él se lo monta en camello y se lo curra en Arabia Saudí. Tras la broma de este "calzonazos" está el machismo en la mujer de bigotes y carabinas tomar. Rato divertido y con muchas idas y venidas en esta secuencia. Vis cómica en este caso de Joná que, hoy, no ha explotado ese fantasioso sablista de otros capítulos, fantasioso y lucrativo o aquel "Tartarín" que lleva dentro en sus idas y venidas y que bordaba. Un final feliz al estilo de Fernan Gómez o Vadja.
ACTRIZ A DESTACAR POR ESTA SONRISA FELIZ : FARIBA SHAIKHAN
Quince músculos para sonreír, una sonrisa de felicidad, un modo de decirle al mundo que "le quieres", un modo de querer con inocencia y bondad.¡Gran misterio este del amor!. Está dejando a María Bouzas y a Francisco Ortiz de secundarios a su lado.
LA DEMAGOGIA
Los caciques son todos unos caciques y esta soflama de la tarde sobre lo explotadora que es la "Montenegro" y lo bien que están considerados los obreros en "El Jaral" es demagogia pura, es buscar bondades entre prejuicios y emociones sinceras de los telespectadores. Cacique buenos y malos, rostros pérfidos y angelicales. fallo garrafal.
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