A Rebordinos, lo sabemos de buena fuente, le quedan dos avances de telediario de Sánchez e Iglesias.
Se podrá dedicar a su vocación de escribir sobre el cine Sado-Maso, la gran
pasión como el cine porno de este sujeto de empalagosa amabilidad y sonrisa de
peligroso monje basilisio.
Llega otra Edición del Festival donostiarra y seguimos sin conocer las
cuentas. Postureo provocativo de este gris director Rebordinos, aderezado con
dosis de progresismo y sobre todo mucha palabrería sobre lo justo y equitativo
de sus cuotas sobre temas feministas. Un festival injusto en el modo de tratar a la prensa. Para un evento repetitivo al que, en este
año, le han cambiado el diseño de nuestra Concha de Oro y con ello y mucha
palabrería parece otro festival. Un año especialmente doloso para el
contribuyente que ha contemplado como las cuatro instituciones han aumentado un
casi 28% la contribución al acontecimiento, de sus 4 millones de euros han
pasado a 5,1 millones de euros. El apoltronado director lo ver normal y justo
ya que, comenta, en varios años no había aumentado la cantidad de la instituciones
al Zinemaldia. Cada cual barre para su clan; ni que recordar a este glotón
director que, en muchos años, a muchos colectivos, apenas les han subido el
sueldo y el que tenían se ha empequeñecido. De hecho hoy, la policía de los
golpistas, de Sánchez y Marlaska, ha cargado contra lo mejor que tiene un país
y lo más sagrado: sus jubilados, sus ancianos, en una secuencia tristísima
donde tras matarle de hambre les zarandean en la calle. ¡Apunta vividor
Rebordinos lo mal que lo están pasando muchos colectivos! Como para que se lo
den a usted para cenorras, frivolidades, invitaciones a VIPS de la casta
política y a multitud de muertos de hambre que se arriman para comer jamón
gratis en un festival sin mayor tirón, sectario, censor y clasista, que
recuerdo con usted cada vez más al de Franco y a Miguel de Etxarri y plagiado
de Toronto.
Hace años que vengo pidiendo a
las instituciones que debatan sobre qué modelo de Festival queremos y
necesitamos, con aportaciones de colectivos y también de la prensa seria, no de
la subvencionada y que acude al festival bonificada y con hotel todo pagado. Y
a partir de ahí, sin dejar que se celebre en nuestra muy querida Donostia, otro
modelo y adecuarlo a una financiación sin más despilfarrar ese dinero de los
trabajadores en equipos de amiguetes que se reproducen como el huevo de la
serpiente y que son drásticos con la disidencia, la poca que se da. El Festival
en los últimos años no vale tres gordas.
Hace como dos años este inepto director expulsó a un periodista porque
no le agradaban sus críticas y se agarró a que no había presentado la Memoria
obligada cuando ese periodista llevaba décadas y cubría con una enorme
audiencia el acontecimiento. Sin derecho a defenderse, por teléfono, le
comunicaron que era molesto y que habían recibido quejas, y lo expulsó a él y a
toda la plantilla de esa emisora. No era menos de esperar de un secuaz e
intolerante director, expulsar sin derecho a ser escuchado. Un director que en
su vida laboral, ya en el Festival de Terror tenía problemas con un humilde
operador del Principal, donde se proyectaban los filmes del mencionado
festival. Un chico tímido y excelente persona que un día desapareció de la
ciudad y al que, incluso, otros compañeros defendieron ante Rebordinos porque,
a juicio de algunos, se ensañaba con él.
Este Rebordinos y sus ocurrencias de primera hora de la mañana, con tal
de posturear, no hace ni dos años que menospreciaba, aún más, a la prensa
humilde y salía por peteneras con una idea estrambótica y que nos podía costar
aún más dinero. Encantado de comer junto a tanto VIPS, haciendo turismo
propagandístico de la Bella Easo, de su gastronomía, de lo cinéfilos que somos
todos, hacía un llamamiento a la gran prensa de ultramar para que acudan y
vuelvan siendo embajadores nuestros. Apelaba a los grandes medios, esos que
dejaron de venir muchos de ellos desde que se marchó Diego Galán, pidiendo más
dinero a las instituciones y dándose un plazo de alcanzar el objetivo de hasta
veinte años. ¡Casi nada! En tres o cuatro años comenzaría a cambiar la
perspectiva del Festival, gracias a la prensa grande, y en veinte ¡TODO
RESUELTO! ¡Claro y él cobrando! Lo que no sabemos, durante todo el años para
fusilar filmes de Toronto y traer a cuatro estrellitas. Y ser despiadado y
racista con el clasismo de los periodistas. Él mismo se quedó satisfecho de
haber parido una idea sin algún futuro y a tan largo plazo, incluso mencionaba
lo positivo que sería ello para el territorio, nada menos. Y hasta dentro de
veinte años tenemos “Incondicionales Rebordinos and Company”.
Es un despropósito y un pesebre para algunos mediocres enchufados al
Estado de Partidos. El Festival, en esta ocasión, cuando ha bajado ese IVA que
algunos exhibidores no han repercutido en taquilla, ha subido las entradas y la
cuota de los periodistas en 5 euros, o sea un trece por ciento.
El Festival va a manejar este año 8,3 millones de euros; a pesar de que
ha subido la aportación de instituciones, ellos no han conseguido más sponsors
privados. ¿Dónde va ese dinero si los filmes llegan sin cargos y el alquiler
del Kursaal y salas es poca cosa? ¿Cuanto cobra el equipo durante todo el año? Y es tan locuaz que además espanta a las
posibles firmas comerciales con su charla sobre lo “equivocadas que están
porque no apuestan por la cultura” ¿Cómo vas a vender así? Venga parné y parné
de todos aunque el país esté en la quiebra y poco o mover el traserillo en
busca de publicidad. Apostar por su Festival puede ser comprensible que muchos
no lo vean, no porque no crean en la cultura sino porque, aunque incluso el
señor director sea tan generoso que menciona leyes de mecenazgo con
desgravaciones fiscales (¿Él quien es para asegurar ello?), lo consideran como
un puterío franquista entre encuentros gastronómicos. Y carece de gancho;
aunque si no sales a vender, no van a ir
a ti.
El Festival languidece entre la rutina, la falta de gancho en los filmes de concurso, un desprecio por periodistas humildes a los que abochornan con sus desplantes y caciquismo, no con su desprecio porque desprecia quien puede. Aunque dejemos constancia de que la mayor y más lúcida aportación al Festival de este antiguo vendedor de vídeos es e hallazgo de que hace falta sponsors privados y ahí queda la cosa mientras él pide más dinero.
El lumbreras de Rebordinos, como novedades para este año, ofrece más de
lo mismo: Reforzar las actividades con América Latina, cuando estos grandes
países han tenido siempre un merecido puesto de honor el Festival; los encuentros de estudiantes
financiados de modo particular por el Ayuntamiento de San Sebastián, ya de
novedad nada; la Escuela de Cine Elías Querejeta y ¡Qué pena daba como
deambulaba sólo por el Hotel en los últimos años el grande de Elías! Ahora
vienen aponerse medallas. Y para que tengamos un Festival para todo el año, en
la Ciudad, se debería ir al cine durante todo el año con el entusiasmo de los días
del Festival. Os mantendré informados sin la censura de Rebordinos y sus
babosos pelotines.
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