martes, 1 de septiembre de 2015

SÍ! QUIERO / CORAZONES ITINERANTES



Es triste marcharse de España en primavera, pero es lo que había.
El adiós a esta entrañable familia (a sus actores) que parte mientras los veteranos del "Asturiano", a los que no les mueve nadie y nexo de unión de generaciones y vecinos,  que han sido testigos del tránsito de tantos por esa plaza, les van perdiendo de vista mientras el taxi avanza por entre la callejuela rumbo a Barajas. México, como Francia, fue un lugar de exilio y de encuentro con sueños que anhelaban muchos españoles que buscaban en el horizonte de aquel gran país, la esperanza y la libertad de un mundo mejor. Han partido cuatro actores, personajes que representaron su papel con  gran calidad y calidez. Ha sido una de las secuencias principales de la tarde, conjuntamente con la aprobación del sí a posar en bikini a su hija, por parte de "Marcelino" (interrumpido porque el obispado puso trabas y se desbarató la campaña publicitaria) así como la huida de "Arteche" y su llamada telefónica a "Laura" llena de romanticismo perdedor y de una poesía incalculable.



Pero la declaración y petición de mano en "Américo" a "Lucía" ha sido algo tan bonito por lo sencillo que nos ha emocionado sobremanera. Acostumbrados a lo circense en el cine norteamericano viendo peticiones de boda a la soberbia Julia Roberts o a Meg Ryan, pues impacta la inocencia y naturalidad del momento. Todo lo que hoy en el lenguaje del vídeo clip provoca la ruptura con ese efecto de naturalidad que envuelve este bello momento de la tarde. Exiliados románticos con una propuesta sencilla, casi liviana, pero de gran poder expresivo. Una entrañable declaración de amor, una respuesta inmediata e ilusionada, grabada en plano fijo que ha ejercido en nuestros corazones una propuesta tan cautivadora que nos identificado plenamente con su idealismo. Muy difícil no dejarse llevar por el espejismo de este momento de encanto y anhelo a tope, de futuro y quimera, de Oda al amor de este sueño húmedo entre las calles de un Madrid que se va a dejar.



Me ha encantado mucho el personaje y la interpretación de Luis Bermejo durante estos meses así como la de esta chica tan mal tratada en "El secreto de Puente Viejo", Andrea Duro, que bendito el día que dejó ese serial para que hayamos podido disfrutarla en esta serie. Nos ha hecho avanzar esta família que ha sufrido también el terrorismo (cito a Miriam Montilla y a Álex Martínez) por un camino que el telespectador ha reconocido de inmediato, con un grado de autenticidad absoluto, en su casticismo y supervivencia costumbrista.
Momento para el recuerdo por su espontaneidad que impresiona que ha mostrado un acabadísimo retrato de aquella juventud rebelde que, desesperada de España,  quiso labrarse un futuro de liberación y de osadía más allá de esta abuela patria carcundiosa y fascista, que fue y lo sigue siendo.



Secuencia sobre lo mejor de los enamorados recientes, sobre como se forjan y culminan estos amores de los bancos públicos. Sobre su impulsividad, su encanto, sus ganas de vivir, su amor, el riesgo, el temor y la jovialidad que les invadió en este fantástica secuencia. Partícipes en espacio y tiempo con ellos, nos han transportado en el túnel del tiempo a aquellos tiempos y a su mágico efecto final que nos contagia de esa misma vitalidad y suspiro de sus personajes. Así es más facil conocer el pasado y sentir aquellos sentimientos.



Las despedidas, como dice "Pelayo", son una mierda. Este personaje que interpreta refleja la contradicción y la rebeldía pero también la nostalgia porque la vida continúa y seguiría más allá de Franco. Hay gente a la que le cae mal este personaje, por comunista. Pero los libertarios y los comunistas eran como todos, sus jefes eran odiosos. Pero su filosofía tenía mucho de verdad. "Pelayo" es el tránsito de valores generacionales (lo ha demostrado esta tarde al convencer a su hijo antiguo sobre la validez de permitir las fotos), estratega político que plasma en un plis plas el paso naturalizado de la propia existencia, de la vida y siente las despedidas porque todo acaba.
Un tipo de cine que de modo más liviano ha hecho Rhomer en Francia y que Truffaut redondeó en el personaje de los besos robados: "Antoine Doinel" (Jean-Pierre Léaud) y de "Christine Darbon" (la inolvidable y desaparecida Claude Jade), a través de varios filmes.



Los exiliados románticos son dos actores llenos de posibilidades que han abarcado desde el nacimiento, paseándose por sus dificultades, su estancamiento y resurgir de su amor con ese final que no hace ninguna concesión o guiño a la patria, que decide irse y empezar en una país hermano ya cogedor de descorazone itinerantes. 
Preciso y precioso momento sobe la importancia de amar, de no perder la esperanza en ellos mismos. La vida es una mutación constante y una sorpresa diaria; es un milagro además. Un enigma como el del amor. Un salto evolutivo y otro atrás. Un limpiarse y perdonarse por amor y un seguir adelante fuera de España sobre todo.
Yo que también me marché de España les comprendo y seguro que serán felices, sin duda.




¡Hasta siempre pimpollos! Hasta su "desde México con amor". Felicitaciones a todos los actores de esta trama que han sido el ejemplo de que los sueños ocurren y que sólo hay que creer en ellos aunque parezcan una locura, una pérdida de tiempo o un absurdo. ¡Gracias Andrea, Miriam, Luis y Álex por vuestro trabajo!



Mañana: la caza de los inmundos terroristas. Mención de igual modo para esa concatenada y elaborada declaración de amor del publicista y a la buena interpretación refunfuñona de Natalia Rodríguez, otro descubrimiento.












1 comentario:

  1. Un problema de paso del word al blog dejó alguna frase inacabada o mal dictada. Está corregido. Hace referencia a "Pelayo". Muchas gracias!

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