ENLACE MARIANA Y JOSÉ IGNACIO gracias a Iris Álvarez
Aunque la mejor secuencia de la tarde ha estado protagonizada por Ana María Sandoval, Blanca Parés, Selu Nieto y sobre todo Mario Martín, de ella desarrollaremos el domingo. "Nicanora" seductora. Ana María es que me encanta y lo que viene la próxima semana es ya de una comedia italiana comedia erótica y sublime.
La dirección es de destacar hoy en la trama del rapto.
Un "thriller" pero abordado a modo televisivo muy bien narrado por Pablo Guerrero. Minucioso, lento, seguimos a los personajes durante un tiempo cronológico de trama, in crescendo con el subidón de tensión final. Relato muy bien interpretado.
Manejo muy bien del guión que sorprende en pocas sorpresas porque las revistas ya han contado el final, que es de suponer. Sólo han quedado algunas dudas que se van despejando en los protagonistas sobre este rapto de pena para unos y amor para una inconmensurablemente actriz y bella estos días.
Avanzando hacia un sobrio final del capítulo, triste aparencialmente, emotivo y muy lúgubre de supuesto desenlace.
Inquietantes momentos que se viven en el "Jaral", desaparición prevista de "Esperanza", una búsqueda infructuosa y deriva todo ello, y gracias al Doctor en su "papel" y presencia, que no a su espantoso acento y a su malísima pronunciación de la "j" y de la "r", se encamina hacia un tema más bien psicológico aunque "Leissman" pide la intervención policial. A partir de hay se crea un clima de desasosiego muy apto para un serial de televisión.
Toma mucho de los buenísimos filmes de raptos de los 60 ese clima enrarecido y asfixiante cuando se busca a la niña y donde nada es quizá como parece. Ni "Tula" ha matado a la niña, ni "Aurora" ha cometido una tremenda imprudencia a pesar de la incertidumbre, entrando en una vereda donde las apariencias engañan menos una, la psicopatía de "Leissman" y su plan diabólico urdido por "Jacinta" desde el sanatorio mental. Que ya lo han contado y me parece una vergüenza. Este país no tiene remedio, es alcahuete y chabacano; en lugar de disfrutar del presente y saborear su pulpa, se dedica a competir por ser el número uno en contar soplos y hacer de lo que tanto crucifica en los demás que no a sí mismo: de "spoiler". Por ello sólo interesa la murmuración, el bulo y el comadreo.
Una historia ambigua donde la propia familia usa del ardid para secuestrar a la niña, muy bien dirigida esta tarde, con una planificación de imágenes inquietantes y que estudia lo psicológico como he dicho antes.
Sin llegar a los grados de obra de arte que este tipo de narraciones prevé, sumergiéndonos en climas de desconcierto e incertidumbre, sí que quiebra las relaciones pus entre apariencia y realidad y las dudas asoman, más cuando son instigadas por "Her Von Leissman".
Me ha gustado mucho la secuencia final, con la que se ha despedido, una posible niña que no se reanima y revive, en sueños frágiles casi imperceptibles, una niña que tiene dos planos: el de la existencia en la mente de "Tula" y "Aurora" y en el de la desesperada reacción de su padre que cree encontrarse con un cadáver.
En resumen un suculento combate por la vida al margen de lo más adecuado médicamente, de la moralidad o de la vulneración de la ley, buscando el remedio como sea porque la vida de un ser humano se apaga. En ese momento todo ya carece de importancia, se cargan las tintas como fuera y se atraviesa esa otra peligrosa dimensión para acabar con la angustia como sea y salvar vida y no enterrar muerte.
No hemos metido de lleno en las lágrimas de "Martín" ante el sufrimiento de creer a su hija muertecita, ante el horror a eso lo desconocido que se vive en una tal vez maléfica casa de curandera bruja, toda la tensión y desesperación.
Y hemos reflexionado sobre nuestra naturaleza primigenia y los remedios que la botánica proporciona, tal y como dice el pobre "Raimundo", sobre "Tula", la fe en "Aurora", el mundo onírico del inconsciente humano, esa parte oscura y mágica de una anciana rara y de primitivismo rudimentario.
Esta tarde he escrito sobre este tema en este enlace que sólo coloco en ciertos muros ya.
Mención a este momento en un pulso dramático perturbador y aclaratorio, desde la complicidad de dos hombres unidos por un parentesco, el eslabón de una mujer que toma la iniciativa como le aconsejó "Conrado". Un rapto hecho con inteligencia, sutileza e impulso consciente. Secuencia donde importa mucho la elegancia de "Conrado" tanto como las pistas que conducen a ese gran escenario del bosque como punto de búsqueda de las desaparecidas.
Entrevista con Inma Gamarra
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