ACTOR DE LA TARDE:
SELU NIETO
Inconmensurable Selu esta tarde
que supera incluso a un magnífico Alejandro Sigüenza y a la
sublime Carlota, los protagonistas del capítulo. El gag del sacerdote
actor es divertidísimo y transmite el humor no sólo en la imagen, aquel
visual que exponenció maravillosamente Charles Chaplin o Mack Sennett,
como es habitual en el cine de chiste, sino muy en el desenfado del
actor y en la palabra embromada. Con una Maribel graciosísima,
espeluznada ante un sacrilegio que si te pones a pensar que más da si
la Iglesia es una invención terrícola y el sacerdote está a sueldo de su
interpretación con carnet de cura tan solamente. Cuestión de actores.
ALEJANDRO SIGÜENZA Y CARLOTA BARÓ
"LA PUEBLERINA"
Un hombre sin pasado y un registro diferente en una interpretación átona que venía desarrollando Alejandro. Convincente capítulo que desemboca en uno de los momentos más preciosos que he visto en ESDPV. Cuando "Mariana" se siente pobre, humillada, campesina y piensa que da vergüenza que su marido le presente a gentes de alto copete, de entre los más ricos de Murcia.
La historia de este hombre sin pasado me ha recordado genuinamente a dos directores: Kaurismäki y Kurosawa. La eliminación del pasado para sobrevivir y estar junto a lo que te gustaría hacer en la vida y con tu mujer amada. El hacer desaparecer la memoria es muy del cine japonés y hace sobrevivir a la gente en un mundo hostil. La supervivencia está regida por el raciocinio y por el modo de transmutarse en otro, adoptando otra personalidad. Ello no es inmoral o motivo de engaño, es el seguir existiendo en un mundo hosco y en el que no seríamos cuando menos, felices y si aplastados en el peor de los casos. Es un mundo de nostalgia sin recuerdo, nostalgia no por el pasado sino por el presente que hemos adoptado como disfraz. Es un tema interesantísimo y me ha alegrado verlo narrado en imágenes en ESDPV, hoy.
Alejandro ha estado inmenso en sus estados de abatimiento y enfrentándose a su madre. Protagonista de un relato insólito pero muy recurrido, excéntrico, tierno y fantasioso. Riguroso "Nicolás" en recursos expresivos, me ha maravillado verlo inerte, con su guión estilizado, actor que se ha manifestado contenido y rebosa sencillez y sobriedad.
Ha demostrado que, siendo rico, con poco pero con el cine y "Mariana", uno es feliz. Cómo huía de la codicia y del medrar en el entorno familiar caciquil y adinerado, para instalarse entre los más pobres de la España profunda, es algo grande en un guión de televisión. Un gran Alejandro que exalta la lealtad, el comprensible miedo a perder a tu amor; la dignidad de encontrarte a gusto contigo mismo y el grandioso valor de la amistad entre gentes sencillas que se aman aunque sean pobres. Y es que con poco se puede ser feliz.
Enternecedor capítulo, emotivo que tiene mucho de Charles Chaplin y de un cine que ya no se hace. Un memorable recital poético, lastimero, que produce piedad por la "chica"; un relato profundamente humano y humanista; una apasionada reivindicación del amor y del auténtico "yo" y del valor de cada uno de nosotros que nunca deberíamos dejar de lado; una antología del potencial y una defensa a ultranza de la capacidad de amar en cada uno de nosotros.
Los santos inocentes en un pueblo al que llega un misterioso caballero con un ramo de flores y conquista a la mujer más emblemática del mismo, la que más ha sufrido porque ha tenido la desgracia de estar padeciendo en las inmundas cárceles de un país de justicia corrompida. Un señor del que ahora comenzamos ahilar el cordón umbilical sobre su origen y presencia.
Tiene también de "Calabuch" en su alegoría de la existencia pacífica y tranquila entre bellas gentes que lo dan todo y que demuestra que emocionante y complicado es ser feliz. La vida pacífica de los pueblos en los que, "Nicolás", se siente feliz. Entre gentes de bien que lo dan todo sin recibir nada a cambio. Es como este filme, con la personalidad cambiada del profesor Hamilton, un manifiesto a la vida, reflejada con inocencia y belleza, el hacer con tu vida y dentro del respeto lo que uno desea.
Aunque la parte que más conmociona es esa creencia turbia en "Mariana" de sentirse pobre, pueblerina y de ningún posible, aunque sus valores como mujer son inmensos sin necesidad de haciendas. Una denuncia de los que se casan por dinero y no por amor. Con ese lado tierno y desvalido que tan extraordinariamente mostró Chaplin en el cine con aquellas heroínas que eran pura ternura como la bellísima secuencia de esta tarde. Carlota nos ha trasladado a los orígenes del cine, ha remontado el cauce de este arte y nos ha transportado hacia las pasiones prodigiosas que están en su origen y hasta su más misteriosa capacidad de fascinación. ¡El cine!
La historia de la mujer pobre de recursos, que protagoniza una bellísima historia de amor con un hombre que resulta rico y que la desprecia, chica que lo da todo, es de una profundidad melodramática y que, como digo, nos remonta al cine mudo. Araña por dentro y hace cosquillas por fuera. Se te erizan los pelos. Inolvidables chicas que lloran en los filmes de Chaplin que explicaban en imágenes, como hoy Carlota, que significaba ser mujer pobre y humano, ser despreciadas, pero con un gran corazón que llevaban dentro, sentir emociones, padecer sentirse como unas tiradas en medio de menesterosidad, bellas mujeres de antaño que no eran un trapo sino vida que pedía ser queridas y atendidas.
Azota en la figura de la madre (Carmen Arévalo) y a la sociedad de los opulentos; clama el capítulo por lo sentimentalmente válido, por la humildad de los pobres y muestra, escondido, un amor altruista y sincero de ellos dos (a pesar de la doble personalidad en él), lleno de emoción, verdadero y que nos ha llevado a emocionarnos en manera.
Carlota interpretaba desde el corazón; está estupenda y brillante. Domina la poesía de la mirada como pocas actrices y transmite los sentimientos como pocas hoy en la televisión. ¡Carlota! Simplemente perfecta, simplemente hermosa.
Un momento para verlo con el corazón. Un capítulo que ha sido una estantería sentimental con ribetes de desigualdad social, barrera entre pobres y ricos, y el amor verdadero de una chica que no tiene casi nada, interpretado magistralmente por Carlota Baró con entrañable ternura y emotiva inocencia. Una diligente Carlota que se ha merendado a todos los actores del erial en estos dos capítulos.
¡MENCIÓN Y SORPRESA!!!!! A:
FARIBA SHEIKHAN Y MARTA TOMASA:
Sorprendente momento digno de destacar donde no cabe la sorpresa en Fe" y la capacidad de ternura y alegría en "Inés". De la sorpresa al amor de madre. Con Fariba que lo está dando todo y que me está impresionando aún más. Los registros de Fariba son propios de cuando la imagen se convierte en una pequeña obra de arte.
Muchas gracias a la Página de "Compañeros de trabajo de EL SECRETO DE PUENTE VIEJO" por quitarme el permiso para escribir en ella y expulsarme. ¡Seguid así!
Carlota genial cómo siempre, y con la gran suerte de tener a un gran Alejandro de partenair-
ResponderEliminarLa" reaparición de Inés" o "la vuelta al mundo " echada a perder por la pimienta de todas las salsas que es Fe... Lo poco gusta y lo mucho cansa...Para algunos es la mejor... la que se merienda a todos sus compañeros .... para mi es un exceso de protagonismo que no tiene justificación.