AMOR EN EL GUADARRAMA

ACTORES DE LA TARDE: 

                  BLANCA PARÉS, GONZALO KINDELÁN Y MARIAM HERNÁNDEZ

                                            

Hemos recuperado esta tarde gratificantemente el regusto por la aventura y el amor ente temperaturas bajo cero, aislados los dos personajes, en una cabaña, en el Guadarrama. Muy bonito capítulo, con un desenlace lastimero por parte de "Jaime" que parecía hoy un ectoplasma tonto que se despide de una mujer a la que no quería, como si le invita a comer huevos fritos. 

Tiene toda la secuencia  tiene ese inconfundible  aroma de aventura clásica que nos retrotrae a aquellos años en los que, la literatura y el cine, amamantaba nuestra imaginación y nos emocionaba con los escarceos amorosos con un cierto nivel de calidad. Era una especie de "Amor bajo cero", de Ricardo Blasco, pero con actores de hoy y mucho menos ñoño.

Una chabola en la nieve puede transformarse en un lugar de ensueño donde dos personajes hacen el amor, en un secuencia que ha mantenido un arrojo,  frescura y una pasión aventurera disfrutable en todo momento. Un regalo para los espectadores y una buena interpretación de los dos actores, una recuperación de esa actriz que lleva Blanca Parés y que no mostraba lo mejor que tiene esta actriz, hasta la secuencia de hoy, como despuntó en el mejor papel de su vida: "Quintina" en "El secreto de Puente Viejo". El estrafalario Almodovar (por cierto el pasado día andaba todo humilde, en los "César", parecía un samaritano santurrón), siempre pagado de sí mismo que usa de las mujeres para su negocio personal, no le captó en absoluto en "Julieta", como lo hizo Pablo Guerrero y hoy Eduardo Casanova. Blanca Parés es un personaje chapliniano y con sus ojos siempre nos ha mostrado lo que, en ocasiones, nos está impedido ver.

Lo dije en su tiempo, cuando era "Quintina", sabe mirar con gesto compasivo, como hacían las mujeres de Chaplin, y cambia de rostro inmediatamente para pasar a la realidad. Y ello es poesía. Como esta tarde. Hemos recuperado a Blanca, que andaba perdida por ahí.

Talentosos los dos actores, muy sencillos y convincentes nos han emocionado con ese reencuentro amatorio, tal vez pasajero, pero pasional y sincero. Ha sido acojonante el comprobar, como sentado frente a una pantalla, siguiendo esta aventura en la nieve, con tan pocos elementos y rodado todo en

estudio, como se puede ser feliz y evadirte de lo diario por cuarenta y cinco minutos. La felicidad estaba ahí, en la pantalla. Ni parpadeábamos. ¡Estaba todo tan bien hecho! Hemos recuperado la niñez, ha sido un atajo al sentimiento, nos hemos visto en el cine Bellas Artes de San Sebastián pasándolo "pipa". Unos actores le han sacado un sentimiento y una intriga que parece nos hemos encontrado un pequeño filme de género-B como si fuera un tesoro como aquellos de cuando teníamos 10 años e íbamos al cine a pasarlo de cine.

                EL TEATRO BELLAS ARTES DE SAN SEBASTIÁN, HOY ABANDONADO

La secuencia del amor ha funcionado por la gran química entre los dos actores y a una compenetración fabulosa. Ellos dos se han adentrado en nuestro corazón y nos han hecho soñar con el romanticismo de amor que sólo existe en el cine, nada que ver con la realidad, pero que siempre nos embaucó y ensoñó desde adolescentes. Con esta secuencia tan improbables fuera del cine pero que se nos ha adentrado en el corazón y nos han hecho más envenenes. ¡Precioso!Y además rompe la monotonía. estaba emocionado porque parecía contemplaba algo auténtico de verdad. Significan la dignidad de dos seres que se encuentran y el amor que se reencuentra de improviso, que no se ha perdido como dicen los dos personajes respectivamente. Ha sido uno de estos momentos de buena televisión que se guardan para siempre, que resuenan en la memoria por mucho que intenten enterrarla. 

Como un buen momento de aventuras, con un guión agradable, en supuestos exteriores nevados, en la bellísima Guadarrama, con su toque exótico e intrigantes y sin reproche moral alguno, Una secuencia que muestra una gran liberación sexual en aquellos años tan encorsetados pero que no podían encadenar los sentimientos porque, ello, es de lo poco que no pueden hacer las dictaduras.

Con una puesta en escena "Kitsch", unos personajes simpáticos nos concitan mucha empatía y ha tenido todo un gran encanto.

  

Sobre el tema de "Pastora" me sorprende siempre que no se le vea la cara o tan sólo unos rasgos insinuantes. Y la secuencia de la ruptura me ha sorprendido la frialdad y frivolidad, desapego, como se ha tomado el "Adiós", "Jaime". Algo sorprendido pero poco, mientras ella estaba destrozada por dentro. Ya vengo diciendo que "Jaime" carece de poesía y lastra mucho el ambiente carcelario que le endureció aunque no se insista mucho en el guión. No me cae bien este personaje, ambiguo y que no anda a las claras, y cada día, me tropieza peor. Es un poco "zorreras". Incluso esta tarde se ha sentido aliviado cuando, "Henar", ha roto el compromiso. 
Mariam me ha gustado mucho ene ste desenlace y la conversación con una atónita "Nuria" que, sin palabra en la boca, lo ha dicho todo con los ojos.

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