martes, 23 de junio de 2015

EL AMOR NACIÓ EN CHAMBERÍ



ACTORES DE LA TARDE:

NURIA GAGO Y ÁLEX BARAHONA

CON: ANABEL ALONSO, RAMÓN QUESADA, ÓSCAR LADOIRE, PALOMA PASO JARDIEL, NATALIA RODRIGUEZ, JOSÉ ANTONIO SAYAGUÉS. JAVIER HERNÁNDEZ, ANDREA ROS Y LUCÍA MARTÍN.


Un capítulo espléndido, no hay nada que no deba destacarse. Es una pena no poder trasladar todo lo inmenso que ha sido, concentrado en estas pocas líneas. Ha habido de todo. Desde religión, ateísmo, plagio y empresas aprovechadas, jueces corruptos, persecuciones policiales, agentes secretos a la española al estilo de Ignacio F. Iquino, incluida una "Miss Marple", sagaz y ladina que ha averiguado algo que presagia en la inquietante presencia de un poli de vacaciones, un Ramón Quesada que ha estado fantástico. Junto a una Anabel Alonso que lo ha bordado en medio de su gran franqueza y desparpajo. "Benigna", una dueña de pensión que se ha explayado en sus dotes observadores debidos a su gran capacidad curiosa y analítica. Sabiduría que le lleva conocer por anticipado el comportamiento y la personalidad de los humanos enmascarados y de la identidad de su santanderino visitante. Por no hablar de esa otra secuencia en la que un soberbio Roger Coma/"Julián, hace negocios con los banqueros homosexuales que se repartían entre todos la cama redonda de la Beautiful People , formando un "Lobby Gay", una auténtica mafia rosa que se prestaba favores, se repartía el poder y se amedrentaba con chantajes y que ya empezaban  a representar el pilar de la vida política y el sostén del dominio social en España que continua en nuestros días. Es que ha habido de todo, más y muy bueno. Un retrato tierno y enormemente caustico de aquella época española apasionante de los 60'. Aunque la secuencia principal ha sido tierna y encariñada, la que se desarrolla en la casa de "Clara", entre ella y "Nicolás" con el padre de maestro de ceremonias. ¡Preciosa!





EL AMOR NACIÓ EN CHAMBERÍ:

Una tierna historia de amor y sentimientos, narrada desde la cercanía de dos personajes solitarios y silenciosos que desean llenar el vacío de sus vidas, que saben lo que sufren y que se han enamorado como colegiales aunque su situación marca los tempos prudenciales en cuanto a su relación amorosa, recortada y cohibida por un matrimonio, el de una mujer casada y por un psicópata de marido. Toda esta secuencia tan bonita ha girado en torno a la situación de los personajes, en sus convergentes pasados y soledades, en ese feeling que les atrae, así como en esos sugestivos y complejos sentimientos que les invaden cuando se ven y que no se pueden explicar sino desde la magia que hace la bondad atrayendo ala gente de bien. Muy bien los dos actores en la secuencia. Buen pulso en la narración de la misma, con una sencilla puesta en escena a base del lenguaje de la observación, de las timideces, miradas, silencios, que sorprende por la gran cantidad de pequeños detalles que atesora el momento televisivo vivido esta tarde entre la buena de "Clara" y un chico honesto y formidable. "Nicolás"


Nuria está inmensa. Es la típica representante de aquellas mujeres de los 60 que albergaban tanto corazón y sudaban tanta inocencia y que sólo querían emocionarse y vivir bellas historias de amor que, luego la vida, colocaba en otro lugar de su desilusión. Parece que es una chica de aquel tiempo, auténtica, a la que el túnel del tiempo la ha traído hasta nuestros días del futuro.Maestra actriz en mostrar lo cotidiano de apariencia irrelevante en todo un estudio fenomenológico de aquellas mujeres más buenas que el pan que fueron nuestras madres y abuelas. Transmite una sensación de desamparo y de dolor interior que llegan muy hondo y calan más. Le sigues con agrado, con nostalgia, es evanescente como aquellos días, sencilla en medio de un corrupto trasfondo complejo mundo de aquella España madre de la de hoy. No hay nada en la actualidad que no se comprenda sin recibir el legado social y político de aquellos años de despegue franquista. "Clara" cercana y humana, agredida y bendita mujer, destila tanta cercanía y humanidad en medio de un paisaje social, una fauna política y un hedor gansteril de no te menees que te toca.



Una pequeña historia de amor que sólo se comprende desde el pasado, la transgresión y sobre unos valores que en España se han perdido. Yo que vivo en Francia, observo cómo se guardan las tradiciones a pesar de ser una sociedad liberal y republicana; cómo se respeta la moralidad de cada uno; siguen existiendo enamorados de los bancos públicos; bodas con iglesias que tañen a gloria; parejas que se quieren desde el romanticismo más desusado ya en otros lugares. Como en esta secuencia que sería impensable en la España de hoy. Donde todo tiene un sentido noble, donde los protagonistas son humildes y nada de nuevos ricos gilipollas y trepones, y los gestos tan cohibidos que muestran los dos protagonistas, a pesar del maltrato recibido, constituyen un pequeño tesoro televisivo a revisar siempre, sobre cómo era la vida y costumbres de una gente aún no maltratada por el consumo y destrozada por la ambición.


Es triste pero aleccionador escuchar a un comisario de los años 1963 decir que, aunque las leyes han cambiado, los jueces actúan por imprevisible criterio; como hoy. Y pueden dar carpetazo a un maltratador, sacarle en libertad, un ya condenado con una revisión del Código Civil y puesto éste encima de la mesa judicial. Los jueces eran caprichosos y corruptos, como hoy. Cuando los franquistas corrompieron a toda la llamada savia nueva de la Transición, dejaron irresoluta la independencia de la autoridad judicial. Lirismo, ironía y salsa corrupta en la confesión del comisario a "NIcolás. Y contado sin mensaje panfletario ni tufillo raro; la verdad de una país que imparte justicia por los mismos que en 1.963 te llevaban a cárcel por honrado y te soltaban por delincuente.






Fantástico momento en el que la supuesta chica atea es noble y la bondad reverencial está podrida de egoísmo y soberbia. La maldad de las monjas, aquellas, de las que hemos ya hablado en capítulos anteriores. Una visión benditamente irreverente de cómo el amor de una adolescente a Dios es menor en atractivo y menos placentero y es más santo que el de una mujer hacia un hombre.



Me gusta mucho la relación entre ellos por la ambigüedad que el terrorista "Arteche" pone a la hora de seguir la corriente a "Beatriz". Me apasiona cómo se escapa y con que profesionalidad lo muestran los dos actores, en esa química que parece hace aguas.



¡EN RECUERDO DE JAMES HORNER Y DE MARUJITA DÍAZ!








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