domingo, 18 de octubre de 2015

LOS NAZIS EN LOS TIEMPOS DE FRAGA IRIBARNE






"WOLFGANG KLINSMANN", ALEJANDRO ALBARRACÍN, ITZIAR MIRANDA
 JUANMA LARA Y TONI CANTÓ


Antes de nada decir que ignoro el nombre del actor que hace de Klinsmann y a él me refiero entre los que más me han gustado de este capítulo del viernes.
John Le Carré, suspense, nazis en este caso en la España de Franco (¡Cómo no!), el mundo sórdido y oculto de unos criminales perseguidos organizados más allá de su tiempo de poder en la Alemania Nazi, alejados de cualquier glamour en su mundo de cripta, escondidos, médicos experimentando con fármacos y tomando como cobayas a sus propios parientes, persecución implacable hacia ellos. Momentos reales que se dieron en la España de Franco, con médicos a su servicio, donde se contrasta la realidad de amparo que se dio a los Nazis en España (aunque no era su lugar favorito por su emplazamiento en Europa) así como se nos muestra el origen ocultista de la imaginería y los experimentos nazis.
Excelentes momentos esos que se dan entre el doctor "Martos" (un Tony Cantó que no termina de gustarme y que podía otro actor haber bordado este papel, pero Tony es muy apático y es un actor para las distancias cortas, no para dar trascendencia al personaje) y Klinsmann. Sobre todo lo que más me gusta es que no presentan a estos Nazis como locos, sí como cabezas pensantes, científicos aberrantes obligados a seguir más allá de la guerra perdida, la mitología de la nueva raza; eran los inmundos descendientes de los dioses que controlaban genéticamente a la humanidad para crear la nueva superioridad racial.


¡Cuanto se ha escrito y qué poco se sabe de ellos en realidad en esta su medicina de mutación genética! Triste y dramático hasta donde llegó esta gente por odio y por un Régimen racial. Secuencias estos día que han mostrado magníficamente ese temperamento gélido y calculador, abstemio y capaz de precintar cualquier sentimiento. Me ha gustado así como la fotografía y la interpretación de Wolfgang. Y en general esa visión, como contaba, del mundo casposo sin brillantez de los nazis en el exilio, pero muy peligroso. De funcionarios sumergidos en la clandestinidad más siniestra y huidiza. Dentro de un estilo seco y abrupto, de personajes desamparados pero bien colocados más allá de sus fronteras, de discípulos que siguen el doctrinario Nazi, pero que transmiten todos un mensaje de soledad y derrota sabida de antemano. Refugiados en la España de Fraga (cito ello porque se las daba de aperturista y reformista), eran un ejemplo muriente de la soledad del hombre moderno que vagabundea por el mundo sin rumbo en busca de ser fagocitado al final.


Es muy interesante, como comentábamos la semana pasada, ese candor de un publicita acostumbrado a vivir en democracia en Inglaterra, cómo se tragó el cuento reformista de Fraga. Que no era sino una pequeña adecuación a los cambios económicos, sólo para obtener pelotazos con el suelo, y también con vistas a lo que sucedería en el País tras la muerte de Franco y la llegada del sucesor, ese rey corrupto que era la evidencia de que, Franco, lo dejaba todo atado. Lo que ocurrió fue sin embrago que asesinaron a Carrero (donde intervinieron muchos estamentos) y las fuerzas emergentes (llamadas democráticas) planearon la Transición. Pero, con Fraga, se estaba muy lejos de sacar de las cavernas a un Régimen liberticida en cuya policía o GC había asesinos y torturadores (ahí tenemos a "Perona" un magistral Juanma Lara), su ejército carcundia desfilando, las fuerzas de ultraderecha tomaban la calle, los terroristas acababan con quien fuera, se ejecutaban presos o se les tiraba por la ventana, la libertad de prensa estaba totalmente regulada, se machacaba a cualquier disidencia o parentela allegada. Años después, Fraga era el responsable de los tristes muertos de Vitoria, el pueblo estaba acojonado y al libertad política mi se olisqueaba. Inocente publicista que creía algo cambiaba a mejor cuando aún al Régimen le quedaba mucho por matar. Como hoy que algunos creen vivir en una democracia que ha pactado hasta con lo más indeseable para sobrevivir ella y seguir robando.
Fue curioso ver en las primeras Cortes a Carrillo, Fraga, Felipe, Suárez, los falangistas, la ultraderecha, los comunistas vendidos a la poltronería y Manuela Carmena. Todos juntos. Sin Cortes Constituyentes, nombrados a sí mismos y usurpando el poder al pueblo, dentro de aquel apaño de los franquistas con los vividores de los partidos políticos. ¡Está todo dicho! ¡Pobre publicista "Miguel Ayala"!


Una España que ha vendido por oro y dependencia al "pelotazo" su sangre y su libertad. La triste España de hoy no es sino otro engendro más de la élite bicameral que nos oprime desde mediados finales del XIX. Hoy en día, ser pragmático y demócrata, es ser un esbirro del dinero de los demás. Quien paga mejor, es tu amo político. El gran drama de España es ver como se han sacralizado las ideas de aquellos oportunistas de la Transición, cuyas teorías y Constitución se han pontificado y están intactas, son incorruptibles y se han convertido en dogma. Una España que nos da asco, aburre y que no nos compra o hace feliz ni por todo el oro del mundo. Eso es lo que debía conocer el pobre "Ayala" que, cincuenta años después, Franco vive aún. Y esa mención al sostén que siempre ("Manolita") en España, ayer y hoy, que da cobijo frente a los fascistas de gobernantes que tuvimos y tenemos desde la Transición.









1 comentario: