LA ACTRIZ DEL VIERNES: Carmen Esteban
Por este momento y en esa mirada sobrecogida y que constituye un hipnótico misterio sobre tres lunares en los tres cuerpos que da cábalas al cerebro sobrenatural de "Tula". Una mirada trastocada y poética donde el misterio convive con lo lírico, toda una perturbadora ingeniería en esos ojos que compenetran en el significado de esos tres lunares inquietantes que comunican a tres seres con algo del más allá de lo que puedan imaginar, de otra época, un espacio sideral donde la luz y la oscuridad pueden representar lo mismo.
LA ACTRIZ QUE DINAMITA A LA OTRA MEJOR ACTRIZ: Loreto Mauleón
Peligrosa Loreto en esta secuencia, muy hábil ha sabido desmantelar toda la mentira y los teatrillo de una mujer amargada y que ya no tiene nada con lo que poder apresar a los sumisos, mantener a raya a con su doctrinario modo de vida impositivo y machista contra quienes no comulgan con sus ruedas de molino. Le ha comido el papel a María Bouzas. Un buena secuencia que demuestra a una Loreto que, siendo cándida y buena, saca garras y le devora en su frustración personal a una mujer sin que parezca que lo está haciendo.
Magnífica María Bouzas que demuestra en su mirada insatisfecha por poder y no querer acercarse a conocer a su bisnieta, los costes personales, morales y afectivos que pagan los que sienten la soledad de su cargo como caciques y pretenden mantener, ante la conmoción, esa fachada incombustible pero que ve que su vida y poder saltan por los aires por su determinación de hacer cumplir su ley a todos. Una secuencia turbia y desencantada para una ahogada en sus propios vómitos, "Francisca". Buena secuencia, no la mejor, pero que equilibra una demoledora intencionalidad crítica con el melodrama familiar.
EL SECRETO DE SUS OJOS: CARLOTA BARÓ
La mirada de Carlota ha sido paralela a todo lo que sucedía esta tarde, a ambos lados, en la serie; tanto en esta secuencia con "María" como con "Soledad. Un fotograma de la radiografía de una ferocidad familiar irreconducible, dentro de la malsana atmósfera de "La Casona". Una mirada que se balancea entre el surrealismo de lo que se ve obligada a presenciar y la psicopatologia de unos seres enfermos o destrozados por la crueldad, algo que sólo pueden ver los ojos de "Mariana", de mayor alcance de visión que otros, más allá de una superficie sólida. Ojos para ver como rayos X en situaciones inverosímiles más que en lo que es de pura lógica, o sea en el fondo de una apariencia errónea. La mirada de Carlota es un disparo a la línea de flotación del relativismo moral y de la brutalidad ambiental.
Una secuencia que nos ha dejado cierta sonrisa en la boca y cariño en el corazón. Romántica pero no es empalagosa precisamente por la trama negra que subyace, como el el filme de Michael Cutiz. Tiene cierta calidez a aquel filme y un enfoque similar aunque gusta más, y es más nuestro, Jonás que Bogart. Aunque el final es más alegre y menos existencial y doloroso que el del filme con la Bergman.
Como en "Casablanca", la actriz se enamora de la persona equivocada. Él, en este caso, no es su marido aunque si su ectoplasma, es un vagabundo que desea tener a su lado a la mujer que ama por encima de todo y que, no obstante, decide hacer un último sacrificio por ella a la que tal vez quiso en otra época del tiempo, enterrando su fantasma de amor en el pasado. La borrará de sus recuerdos y se marchará por los caminos hasta la nada existencial como un perdedor, dispuesto a morir en silencio por amor, con una asegurada vida vacía, lo cual es muchísimo más duro. Ver partir a "Soledad" veinte años después de haberla tenido, es la nada absoluta y un magnífico planteamiento de un relato fracasado del amor.Sin embargo es ahí donde PV pone el contrapunto desmitificador, partiendo los dos tras ese beso (ya contado por la revista que tiene bula para adelantar tramas), y sin la mitología del tipo carismático y anti-héroe de leyenda.
Momento precioso y preciso, cuando el mundo de derrumba alrededor de "Soledad", renace algo que siempre tuvo en PV, huyendo, aunque todo se torciera en el exilio, siempre le quedaría PV y aquellos días con "Juan".
No creo que es una secuencia para frikis o sentimentales exagerados, sólo que nos inunda un torbellino de sentimientos cuando vemos feliz a "Soledad" y acabar bien su trama.
Final aparentemente dulzarrón pero subversivo, opuesto a lo que mandan ciertos cánones en las televisiones comerciales. la mejor secuencia de la tarde.
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