HOY ME HE SENTIDO ACOSADO EN HENDAYE

Este escrito se lo mando a Macron de igual modo.

Hendaye es un pueblo precioso que atesora un clima, una luz, unos paisajes, culturas que se entremezclan, un ambiente euskaldun que no se pierde a este lado de la frontera, una gastronomía, un potencial de vida que recoge lo mejor de varias culturas, pero que tiene algún comercio para denunciarlo mínimo ante "60 millones de consumidores" (la más potente Asociación de Consumidores francesa) por lo que hacen con los precios y cómo actúan con algún cliente. Se vive muy a gusto pero él comprar... ya ese es otro tema. No se vende nada en Hendaye y no me extraña.

Es increíble que en esta Europa tan controvertida aún queden establecimientos comerciales donde ocurra situaciones como la que, ahora, les narro, que me ha sucedido a mí. 

Era asiduo de un hipermercado desde hace décadas hasta hace poco. Dejé de ir por las continuas infracciones a los precios que se cometían. Comprabas una naranja y te cobraban como un kilo de las mismas; un botella de vino y te cobraban como seis o un precio diferente al estipulado; varios productos tenían dos precios: el de caja y el del stand; por dos botellas de agua, te cobraban el precio de 6; en el pescado, te colocaban un precio superior, el de otro pedido de cliente equivocado y lo que costaba 2,40, te salía el equívoco a 12 euros más o menos. Hay fruta que nunca corresponde con el precio y "Ofertas" que jamás aparecen en el establecimiento y "Ofertas" de devolución en caja y que no cumplen. La gente va a comprar pollos de oferta a 3,20 y jamás los encuentra o pan de 0,75 euros que te lo cobran a 1,01. Anuncian lo que no está nunca. Una política comercial nefasta.

Casi no voy ya;  no me inspira alguna confianza. Pero, hoy, no debí ir, ha sido la gota que colma el vaso. Compré unos albaricoques cuyo precio de oferta era de 2,29 euros el kilo y en caja los cobraban por kilo a 5,99. Ya, enfadado, porque todos los días hay lío con ellos y cobros indebidos, protesté, como otras veces lo hice, pidiendo lo mío y que me debían devolver ante Caja. Además me cobraban unos espárragos blancos  que no había comprado aunque luego los habían anulado porque los confundieron con unos ajos.

Me han devuelto y yo le he recriminado a la Caja central que ¡Ya basta de hacer esto al consumidor! Noté que una persona se ponía a mi lado. Que me seguía al salir, escaleras abajo hacia el parking, me metí rápidamente en mi vehículo y comprobé que se acercaba a mi coche, se colocaba enfrente y que puntaba mi matrícula. salí y yo le pregunté que ¿Quien era, que por qué me seguía y tomaba la matrícula? No me contestó y se marchó despectivamente y sin responder. Volvía subir y pregunté en caja que quien era ese señor y por qué actuaba así? Me dijeron que era el guarda. Añadí ¿Si pensaba, además de todo, denunciarme? Yo estaba acojonado. La chica, avergonzada, me dijo que no. Entonces hablé con esa persona, guarda me confirmó que era, y me dijo que me tomaba nota porque había discutido y que si volvía a hacerlo me denunciaba a la policía que guarda registro de gente que protesta. Que he protestado en algunas ocasiones y que estoy ya advertido. ¡Alucinante! Que por el momento, quería saber quien era para abrir una ficha.

Me sentí acosado, perseguido, humillado y después de todo no pienso volver pero si lo hiciera, estaría amenazado de ser denunciado si yo advierto de otra alteración de precios. Ha sido una amenaza en toda regla para que me calle. No sé que gana esta gente con este comportamiento?

¿Cómo un establecimiento puede actuar así? Un señor, sin identificarse, ni darme explicaciones, me ha seguido por unas escaleras y he sentido miedo y, sólo por protestar de los precios me ha tomado mi matrícula, amenazado con denunciarme y difamado porque me ha dicho que, yo, protesto exprés de esa alteración de precios.

Una nueva modalidad de echar clientes. En lugar de pedir disculpas por los precios equivocados y si protestas por los mismos, te denuncian a la policía. Ese señor y el establecimiento que lo permite han actuado irregularmente porque, este guardia de seguridad, no me ha explicado a qué venía el seguimiento cuando se lo pregunté. En un momento, me he visto sólo  y asustado, con él en el parking vacío y en el que él venía detrás mío en un modo que me ha alarmado.Y espero no haya sido un acto racista de seguir a un español que protesta. Hoy me han seguido y amenazado de denunciarme a la policía por expresar públicamente una queja ante unos cobros indebidos que son siempre y que vengo cuestionando. Ni el derecho a protestar. Como un delincuente ¡Ya puedes tomar nota Macron! Ya tienes tarea para cambiar la France!