EL CABALLERO GINÉS Y EL SEÑORITO BRUNO

Manuel Sánchez Ramos ha bordado y sacado la cara a un guión conformista que desarrolló, en parte de la temporada, un thriller político y criminal para acabar en una pastelería. Bien dirigido ha hecho grande el final. Él, María José Goyanes, Miguel Ángel Muñoz, Mariona Ribas, Nancho Novo, Jesús Noguero, Alfonso Lara y Óscar Ortuño han sido los grandes de la temporada.
Pero ha sido algo de componenda, por ello no ha convencido a muchos y se ha notado bastante postizo en el final. Como nos temíamos, la serie no estaba cerrada y dependía su final de como fuera evolucionando la serie, el público y se nota la improvisación del asesino y que muchos detalles no encajan. Han culminado con el final que políticamente les parecía más correcto, han eludido la complicación y han apostado por lo facilón y más endulzado.

Podía haber marcado la mejor etapa de varias de las últimas. Hubo un tiempo de auténtica dignidad y valentía hacia mediados de la temporada. De presentación de una España sociopolítica real, objetiva y de enjundia. Nada presagiaba este cambio de rumbo buenista y conformista que ha decepcionado a muchos espectadores. A raíz de la muerte del "Marqués" se hizo tediosa y peor aún, sacrificando todo a la trama de la investigación, que se ha quedado en agua de borraja, se olvidaron otras que han resultado pueriles y hasta bochornosas. Hoy ni unas ni la otra. Ni el thriller politico policíaco, ni el costumbrismo de otros tiempos, ni guarda ninguna coherencia con temas avanzados de enjundia que se propusieron de aquella España que quería despertar y avanzar. El final ha sido el más resignado y pastelero de los últimos años.

Quedan unos buenos actores pero un mal guión y fallos enormes de situaciones donde los muertos cambiaban de postura y hasta de camisa y todo daba lo mismo: una puerta podía estar abierta o cerrada en la misma secuencia sin que nadie entrara o saliera; personajes como "Jackson" diluidos como azucarillo en café;  un alfiler no era como el otro y que es la prueba que condujo al asesino; "Alonso" podía escuchar pasos por el pasillo de la puerta de al lado de su mesa, aparecer alguien, mirarle oblicuamente con inquietud y recelo, y luego tratarse de que nadie entró por ese lado y no se vio a que momento correspondía esa aparente intromisión del asesino. Se llamaba a Colombia sin conferencia y se podía viajar sin visado. Mucho de lo que íbamos viendo no era creíble y al final ha resultado una tomadura de pelo.

Algunos esperan aún un final sorpresa. Yo, personalmente, no. Culpar al mayordomo tiene dos dos perspectivas: la primera que es la más elemental y rutinaria, escarbando en un previsible móvil que no era sino la pasión que sentía este hombre por su "Reina" y que fue capaz de matar homicídamente en un impulso por ella. Como dijimos, nada de mérito o perspicacia adivinatoria tiene, el que en un arrebato, impremeditadamente, porque no soportaba ver como maltrataba a su querida "Marquesa", como deseaba dejarla así, "Ginés" matara al hijo. Es un homicida por amor y al que se le fue la mano. Y es un gran personaje. 

Segunda perspectiva: Cara al final empalagado de hojaldre, es el más cruel porque apartan discriminatoriamente al más solitario, vulnerable, al sin familia, al más infeliz, al más bueno, al leal de verdad y al que menos puede descompensar ese final tontito y "Chu Chu", pijo, de quiero y no puedo, que acaba como las películas de Franco, al que hemos asistido con decepción y tan alejado de las expectativas que los mismos guionistas crearon y con interés. Nadie notará su ausencia en la dulzarronería final, como sí podía resultar de otros personajes. Encima le perdonan para lavar conciencia y todo encaja y todos felices. Lo que ocurre es que Manuel Sánchez Ramos y su personaje se han hecho muy de querer y no ha gustado por evidente y encariñado, la culpabilidad al que un guión sin mayor imaginación le ha condenado.

Es el gran personaje a pesar del guión. Es, con "Bruno", el más sincero y coherente. La mayoría son todos unos hipócritas. Iban de empresarios que practicaban el buenismo, de generosos en el humanitarismo altruista de sus Fundaciones, de familias rectas y desconsoladas volcadas en la filantropía, de abogados progres y justicieros, de comunistas para el progreso y después de eurocomunistas profundamente arrepentidos, de libreros perseguidos, de sindicalistas y obreros revolucionarios, de fiscales para la democracia, de opositores que iban a renovar el aire del país, y al final han ido a lo suyo que no es sino rociarse con el agua bendita de la iglesia, pidiendo perdón por haber sido malo en política y pensar en comprarse un chalet. El más grande "Ginés" y el más perjudicado. Por ello yo, a pesar de este aguado final, reivindico a su personaje y a  su actor. 

El que sea una serie de la tarde no les da derecho a tratarla así y burlarse de los espectadores. Se habrán reído del personal a mandíbula batiente todo y más. Como distorsionábamos sobre el asesino. ¡Qué infelices somos! Mejor ni saber el cachondeo que se han traído con gente humilde como nosotros.  Maltratar así al espectador, mal rollete. Puede ser la muerte de una serie. Que les hemos promocionado con toda fe y credibilidad para ser blanco de sus burlas. Se han carcajeado todos. No somos para un día. Le han dado una aureola de especulativa sorpresa cuando los actores negaban conocer ese final en el que ellos participaron. ¿ O es que Mariona no sabía quien era el asesino? Al que sólo conocía Miguel Ángel. Un chufleteo. Crearon expectativas fatuas y ahora deben buscarse mayor credibilidad para la temporada que llega. Mucha gente se ha quedado muy quemada. 

TAL VEZ HEMOS SIDO RETORCIDOS PORQUE HEMOS VALORADO DE SOBREMANERA A UNOS  GUIONISTAS QUE NO TENÍAN NADA QUE CONTAR Y QUE SE HAN DESPACHADO DE PRISA Y CORRIENDO. Las expectativas las han creado ellos que han brindado caminos inexistentes para despistar y al final para no contar nada que no se supiera y obvio. Lo han enredado ellos, incapaces de crear suspense y sorpresa. Yo no sé cómo "Caldas" sabía tanto; quien es "Jackson"; ha sido un pretencioso policíaco sin sorpresa. Para empezar el alfiler que no es el mismo y en eso se basa la prueba por la que confiesa "Ginés", puede suponer una treta y tratarse de una prueba falsa. Un cadáver que aparece movido, brazos y camisa en varias posiciones, puede tratarse de una catatonia. Una puerta abierta y cerrada puede dar una pista falsa. Un "Jackson" que aparece en primer plano puede tener que ver con la historia, luego no existe cuando ha ocupado varios capítulos. El primer plano del alfiler está escamoteado de verse en pantalla y ello no es válido porque lo podía llevar la prima de "Maroto" por este sistema. Los libros, incluido el último, lucirse y despistar dando una impresión que estamos a lo Agatha Christie. El alfiler cutre de "Sebas" en el final, insistir en otro posible final cuando ya está decidido. Una pensión de la que se van sus propietarios y la dejan sin personal. Ellos han tomado el pelo y lo peor es que carecen de credibilidad para la nueva temporada. Y no han andado sobrados de audiencia para vacilarnos de este modo. Seguiremos desde el martes pero con precaución. 

La boda, un esperpento. Una paletada en la sacristía sin alguna garra y de prisa y corriendo para terminar rápidamente la temporada cuando hemos tenido en agosto momentos tediosos que han alargado y alargado situaciones sin mayor interés. Para boda, aquella que Blanca Parés protagonizó con el crack de Selu Nieto en aquel "Puente Viejo" hoy en la UVI. Fue preciosa aquella, que se celebró en junio de 2013, con un emocionante "¡Sí quiero!" que nos desbordó de conmoción y nos hizo llorar de tanta belleza sentimental.

"Maroto" que se ha hecho eurocomunista antes de tiempo y está lleno de arrepentimiento y de buenos deseos. ¡Otra pastelada!

Me ha sorprendido y esperaba más de unos guionistas y de una González Sinde que han mantenido un guión audaz, sociopolíticamente valeroso y repleto de cruel objetividad sobre aquella época de finales de los 60; con su tipología política y hasta con sus anhelos y muestreo de clases sociales. Para este final no hacía falta haber involucrado al espectador en unas amargas tramas, muy ácidas, históricamente valientes, hasta renovadoras, con cadáver incluido y resolver todo con un alfiler, que por cierto no es mismo, y cargándole el muerto a quien no va a tener esa suerte que tienen los pijos y los burgueses de la historia. Para esto se hace un guión lirondo e ingenuo y santas pascuas. El final es una concesión a algo que era más propio de espectadores de los filmes manipulados de los tiempos de Franco, pero ni mucho menos de hoy: fueron felices, les tocó la lotería, se arrepintieron, se perdonaron y fueron unos presos modelo, encontraron a su pareja, se casaron, viajaron, tuvieron hijos y comieron perdices muy felices todos al mirarse en el ombligo y el más pobrecito a la cárcel.

La serie ha mostrado momentos muy duros y críticos de aquel denodado tiempo. Y al final todo ha quedado en una fruslería llena de buenismo y suerte macanuda con final felicísimo. Una de las tramas más confitera de los últimos años que prometía en muchos personajes, situaciones  y nada.

Igual es que yo soy muy exigente y estoy equivocado pero me siento muy defraudado. Han obviado un final más acometedor en un guión que se las prometía. Han apostado por un cuento de hadas a la española sin mayor originalidad para contentar al público que se emociona con un final guapo y sin más complicación. Muy pobre tras contemplar aquellos duros y difíciles años tan bien representados que aunque pocos lo sepan, no hace mucho tiempo de ello. Y este final es el fracaso de la imaginación y el apocamiento de no querer enfrentarse a la verdad que ellos mismos propusieron brillantemente durante estos meses.

Incluso todos los toques adelantados; feministas;  de reivindicacion de mujeres luchadoras; de apoyo a la homosexualidad y la vergüenza de su persecución; de luchas denodadas de profesionales contra el Régimen; de críticas contra un sistema económico que surgió en aquellos años con el OPUS; un muestreo de las estafas de aquel capitalismo de amiguetes; los tiempos cercanos a julio del 69 que proponían un cambio ficticio, han quedado relegados a puro populismo; trasladando a aquel tiempo, en ocasiones, la política de hoy que unos amañados progresistas, sin alguna convicción, exhiben buscando votos, entreteniendo al personal para seguir acaparando  poder. El guión ha mostrado que al final todo queda resuelto como en el cine español de los 40, construido y reconstruido desde las necesidades del oportunismo ideológico de lo manso y comercial, un único posible final azucarado en una España convulsa que los guionistas mismos retrataron hasta que las tramas cayeron en picado. Un final muy reaccionario. Mañana veremos hacia donde caminan los personajes; situación resuelta de prisa, a última hora y de cualquier modo. ¡A ver si cuela!