UN FINAL AL ESTILO DE CUENTO DE HADAS

El final es un engaño. Tras este cuento feliz de hadas se oculta una absoluta tomadura de pelo y una incapacidad para crear sorpresa policíaca en la que yo considero ha sido  la trama principal. Por mucha boda y pamelas, el guión ha fracasado rotundamente. Desde el primer momento se sabía era "Ginés" y con ese móvil realmente. Lo demás, las peticiones de manos, bodas y reencuentro familiar,  la lotería que toca como en los filmes franquistas de los años 40 de España, son una añadido que no puede ocultar lo vacío de un guión que apostó por una trama de crimen que ha resultado nada imaginativa.

Ignoro si va a haber sorpresa o no. Parece ser, por lo adelantado para mañana, no desde luego antes del lunes, último día de emisión de esta Temporada. Es media tarde escribo francamente desmoralizado y dudoso ya de que, la serie, pueda aportar esa gran sorpresa que todos pensábamos y prometida. En esta tarde, ya no creo nada sino que lo obvio y fácil, la carencia de imaginación y una gran tomadura de pelo van a ser los cimientos de la resolución del asesinato de "Marqués".

Soberbios esta tarde Manuel Sánchez Ramos y  de Óscar Ortuño, el descubrimiento de la temporada, en esa tristísima despedida de dos amigos bajo una decepción profunda en el adolescente que empieza a contemplar ya, desde sus pocos años, la crueldad de la verdad y el desencanto amargo que proporciona el mundo real, sus sinsabores y de gran frustración de enterarse cómo su amigo es un criminal y ha hecho daño. Lo dice "Ginés" y me está dando en la nariz que va a ser así el final. No creo que merece ya la pena buscar en un pequeño detalle, una estupefacción por apostar por lo más elemental y confortable para unos guionistas sin más preocupación que enrevesar algo ya cantado desde el principio; jugando con los espectadores; enmarañando; sin estrujarse en cerebro en algún prodigio final; pasando el tiempo y olvidando otras tramas, para brindar un elemental final sin algún atisbo de estupor o alguna fascinación por un enorme final digno de una novela policíaca.

Es que además, de  sobresaltarnos algo, en el último capítulo, sonaría a postizo, a precocinado y a remiendo y parche final. Los espectadores de "Amar..." no merecerían un final tan desangelado y palmario de una inmensa trama, por la que apostaron muy fuertemente en la producción y que comenzó con María José, Mariona y Miguel Ángel. 

En España hay muy buenos actores, directores, gentes de la producción y de todo, pero pésimos guionistas. A los que les falla siempre el final. Van a lo más cómodo, simple y a veces más críptico e incomprensible, para tapar su absoluta falta de creatividad y agudeza. Ya sabíamos que "Ginés" era el asesino, es el personaje más cómodo y al que le pueden culpar sin que se rompa el cuento de hadas al que hemos asistido hoy. Esta vez se han pasado jugueteando con une espectador mucho más listo que ellos.

¿Que hubiera sido de las diversas tramas si algún personaje involucrado en la maravilla hechicera de ese final dichoso y afortunado, fuera el asesino? Por eso "Ginés", que es un personaje solitario para el guión, paga su error o lo que sea. Eso es jugar sucio y es segregación porque, el asesino, es el más olvidado de todos y al que menos importancia se le podía dar, sólo reivindicado por su "Señora Ana María".

Tan progres que algunos van y ¡Hete que aquí! el más solitario e incauto y sencillo es el asesino, con un móvil simplón y hasta relamidamente incauto. Por mucho que cambie el lunes, poco más puede, esta razón última de "Alonso", en una jornada, sorprender con veracidad.

Los guionistas no han sabido enfrentarse a la capacidad de consternación comprometiendo a algún otro personaje. Por eso han escogido al más "tiradillo" aunque Manuel Sánchez Ramos les ha sacado la cara dura que tiene los guionistas por este final, con su gran interpretación.

Si me equivoco pediré disculpas. Pero este final chu chu tan bonito, con tanta boda y pamelas, petición de manos, reencuentro de hermanas, novietes que le salen a una empresaria de pro, moviolas de tiempos de encuentros, niños que nacen y atravesar el charco para representar a una empresa en la boda de una amiga, me parecerá un chorrada indigna de una trama que ha tenido momentos excelentes. Una concesión a la vulgaridad en algo que prometía con dignidad. Será un final barato y comprado. Y queda detrás esa amargura, lo mejor de la tarde, en "Bruno" y la cara de desconsuelo de "Ginés", irremediablemente ya culpable. Y si el lunes es "Ana María" es otro postizo más. Esta historia está acabada.

Tengo la sensación de que se han reído a la puta cara de todos nosotros aunque no me arrepiento haber estado día a día, dándole vuelta a este rompecabezas porque me lo he pasado muy bien. Si esto no da para más, lamentaré que habiendo tanto guionista en paro capaz de recrear historias asombrosas y brillantes, estos de "Amar..." se hayan burlado de la buena gente que tanto confió en ellos.