lunes, 10 de agosto de 2015

LA SORPRENDENTE NOCHE DE LA LUNA NUEVA / RECUERDO A FERNANDO VAQUERO

Me coge de vacaciones ligando bronce pero quería enviar un abrazo y saludo a quien ha dejado la serie: Fernando Vaquero. Es un actor que me ha dejado asombrado. De lo mejorcito que he visto en la tele en los últimos años. Un anti-galán para el recuerdo, lleno de morbo y fisicidad. le tocó un papel nada grato para el público y lo ha salvado con creces. No he visto los capítulos que los tengo grabados y en septiembre algo más diremos. El artículo de hoy está ya escrito.





Inmensa secuencia aquella del 11 de Junio y portentoso momento sobre un cínico psicópata, con cara de lelo y voz de perturbado al teléfono, frente a su víctima maltratada. Un personaje inmenso de filme de Hitchcock, enormemente sugerente, angustioso pero sobre todo inquietante. Un ser bipolar, embustero que roza lo tétrico y que pega duro a las mujeres. En una habitación, cómplice de sí mismo que siempre acecha vigilando cualquier asomo de duda o visita hostil e inesperada que pueda descubrir su juego sádico. Un despreciable ser inhumano torturado, inmensamente interpretado este "Juan" por Fernando Vaquero, que de modo brillante y creíble exterioriza sus angustias y tormentos interiores por su impotencia sexual y que es empujado hasta el delirio porque anda perdido en la nada; un tarado y atroz agresor que se encuentra en un limbo espectral al que,  en su  pequeño escenario de su vida conyugal, se le va la mano, que agrede y maneja diestramente el cinto que latiga sobre una pobre mujer a la que no perdona porque, él, no puede satisfacer sexualmente, y pega.
Fernando, hoy que ha fallecido Christopher Lee, podría haber rodado cualquier filme de la "Hammer" o de Killers de la actualidad o haber competido con aquel violento, impulsivo e incapaz de Anthony Perkins con quien tiene un parecido emocional impresionante, eso sí, sin la voz preciosa pero diabólica del gran Manuel Cano o de candor sospechoso de Jesús Nieto, sus mejores voces en el Estado.
¡Adiós Fernando Vaquero!


ACTORES DE LA TARDE: TODOS




DOMINGO, 19 DE JULIO DE 2015


DOMINGO, 19 DE JULIO DE 2015

DOMINGO, 19 DE JULIO DE 2015

Precioso capítulo coral de innegable calidad, uno de los que más me han gustado de todas las series de televisión que llevo vistas en mi vida. Espero compartáis muchos de vosotros mi entusiasmo pero ha sido fantástico.
Una luna llena de sorpresas y donde se suelta la lengua; se desatan las pasiones; se enroscan los celos; se dicen las verdades del barquero, la verdad emerge y los instintos se desatan. Cine de Negulesco en bandeja española y en A3. Momentos de alto riesgo para algunos personajes que lo entregan todo por una quimera y por un puterío o por un creído amor compartido (como es el caso de "Lucía", "Laura" o para "Leonor"). Cine de alta tensión en el cual la presencia de la luna llena hace desbaratar credulidades y desata verdades como puños (el engaño de "Dante"; la comodidad amatoria de exiliado; "La verdad sobre "Sor Inés"; el hijo de "Víctor"; el chantaje para tener un hijo; el atentado contra Franco y lo que hizo de este país; los "25 años de paz" que preludiaban que Franco moriría en la cama con el luto de los españoles; el publicista y su amor; las dos hermanas enfrentadas a la verdad: los tiburones a la presa como eran muchos de los productores del cine; la monja sanguijuela; una copa que relaja en un bar; la falsa petición de boda mediante una retórica y cutre forma arrodillada; los hombres que se hacen menos rudos y comparten sentimientos o ese comisario que también tiene sus corazoncito), todos, dando lucidez óptica y claridad sentimental a la noche que va llegando. Incontrolable influjo de la luna llena. Televisión en prosa con efusiones líricas y de gran eficacia narrativa con actores, todos, soberbios. Y es un capítulo de personajes desclavados que saltan, que se enfrentan bajo el influjo sutil e intangible de la luna catalizadora de conflictos, entre esa atmósfera de barrio costumbrista del Madrid castizo donde el palpito de la vida es un eco del sobrevivir de sus personajes entre esas vecindades con solera y con sueños rotos.



Queda todo tan claro como la luna nueva, entre esas conversaciones, cuitas y reyertas tan naturales como honestan y que reflejan la psicología, el padecer, las ansias y los conflictos interiores de los protas, con una puesta en escena sin pelos en la lengua, calculada diafanamente para meternos de lleno en aquellos años y en su historia sentimental y política. Donde se resume mucho de lo visto en capítulos anteriores. La conflictividad de la vida en pareja, la maldad de los malos que siempre triunfa, lo incautas que son las mujeres dejándose arrastrar por cualquier figura que se lo sabe montar, los diferentes intereses en el amor, el precio de la fama, la repulsión hacia la homosexualidad por traicionar un matrimonio, la inestabilidad del amor y la búsqueda de la libertad individual, la libertad política y las trampas del terrorismo, el parentesco y la sangre que tienden a juntarse (como por cierto se proponía ya en ESDPV en aquellos sus mejores tiempos irrepetibles con Megan, Álex, Jordi, Ariadna y Loreto); todo ello narrado el viernes sin dogmatismos ni rancio dramatismo, sin exageraciones o situaciones límite.



En el fondo todo el capítulo da una imagen demoledora de aquel despegue falsamente liberalizante y de impulso económico de los 60. Mediante amores y desamores que acaban juntándose en la barra de un bar algunos, expresados de modo asolador y ferozmente individualista (la pobre "Lucía" engañada por "Dante" o el fingido amor del mismo hacia"Laura") muy en consonancia con un cine de finales de los 60 donde asomaban los timadores especializados en engañar a jovencitas para presentárselas a productores sin escrúpulos que les harían de todo o se ganaban, como "Landru", la confianza de señoras solitarias y desesperadillas para apropiarse de sus ahorros. Y hay poco complemento romántico en todo el capítulo, así como ideológico o explicativo. Se denuncia sobre todo la violencia sobre las víctimas reales del franquismo y de sus acólitos: la gente de la calle, de esa plaza, que vivían un mundo de injustificable violencia; de silencio obligado; condenada a ser prostituida por cualquiera de aquel Régimen (sea abogado, chulo putas, timador, sinvergüenza que pasaba por allí, embaucador, vividor arrimado al poder, terrorista ambicioso y muy cruel o procurador en Cortes). Toda una cultura del autoritarismo perpetrada por personas que actuaban al albur de caprichos inasequibles para la mayoría pobre. Perturbador capítulo donde hay de todo, amor, celos, pobreza, dignidad, muerte anunciada y sobre todo mucho vividor. Grotesca y macabra España donde la familia era como una piña, traumatizada después de la guerra, comía arroz con conejo los domingos y esperaba un futuro mejor para sus hijos. ¡Gran serie!



Una de las grandes virtudes de este serial es mostrar personajes nada planos, perfectamente diferenciados que asumen su interpretación de modo impecable y dándole un preciso relieve que, en su coral, resultan brillantemente conjuntados como esta tarde. Son característicos. Un notable serial costumbrista y policíaco a la hora de la siesta y que cuenta con esa buena interpretación, puesta en escena y un hiriente y agudo guión notable que nos cuenta historias de la vida española que no por conocidas dejan de impactar. De modo directo y sin prejuicios y siendo fiel a una insobornable independencia que no se casa con alguna ideología o justificación de conducta. Es algo inaudito en la España del cine, este serial. Donde otros hubieran aprovechado las tramas para colar apegos políticos y melodramas de amor, mostrado un panfletillo de la memoria historica; plegándose a una productora y a unos cánones establecidos para hacer un producto más comercial; en lugar de crear situaciones reales, llenas de interés (con un buen guión, repito) que muestran del por qué de la tristeza de los españoles. No hay nada innecesario o de relleno; tiene todo y está narrado con la naturalidad pasmosa de lo que pasó en aquellos años 60, de supuesto cambio para engañar a descontentos de los "25 años de Paz". Se observa en el serial que ni el Estado invirtió en infraestructuras que no fueran pantanos;  ni dejaron a empresarios dignos desarrollarse, ni se creó algo diferente al "pelotazo" con el suelo y el turismo, no sabiéndose aprovechar las enormes condiciones de crecimiento económico. España pudo haber vivido mucho mejor y más justamente. La Dictadura, como hoy el corrupto Estado de Partidos, era la superestructura que sostenía un tinglado para, política y económicamente, financiarse y perpetuarse cuatro, ellos y los suyos.




Me encanta ese amor fou sin futuro del exiliado y de "Leonor", aún hoy sin asumir en España; me gusta ese por qué no de la actitud femenina que despierta su credulidad y lado oscuro. Me encantan los celos de su jefe advirtiendo del doble juego de "Alberto";  a algún espectador se le puede mostrar algo cogida por los pelos pero yo la veo distinta, con gancho y muy resultona.
Luna llena. Luna de conflictos simultáneos. 













Y me ha encantado ese corazoncito que asoma en un comisario disciplinado y aséptico que algunos pueden ver como justificador de una época de torturas y que para mí es mucho más, se lo dice a "Arteche" cuando le recuerda sobre la inutilidad de matar a Franco; la gente quería al Caudillo que levaba ya 25 años (el mismo veleta pueblo español que luego fue de Suárez, Felipe, Aznar o Zapatero), por lo tanto todo resultaba inútil y vacuo. Esa es la triste realidad que España necesitaba de un papá Estado para controlarle y estar manejable a su antojo. Y Franco murió en la cama y le despidieron con muchos lloros.







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