lunes, 10 de agosto de 2015

"VICTORIA" EL BUEN CINE QUE SE VE EN FRANCIA.



Lunes y cine en Hendaye. Un sorprendente filme de Sebastian Schipper, un video clip epiléptico, construido en tiempo real, en una plano secuencia que juega con viejos códigos de filmes de gangsters y de Fred Zinnemann, que retrata la primera época terrorífica y desbarajustada de Coppola y que mana mucho de aquel cine de autor de la "Nouvelle Vague" que aporta ese gran capital simbólico de la autoría que se escribe con una cámara que persigue a los personajes y se entremezcla en la acción. Creando un vapor onírico en torno a las vicisitudes de los personajes que en todo momento representan una tragedia verosímil que finaliza en fatalidad, como en tantos filmes, con el dinero en manos de uno que se salva de la estupidez cometida tras el atraco. Una noche normal que encierra el peligro en su aparente laxitud de costumbres, encuentros entre amigos que se conocen en ese momento y que acaba en oscura nocturnidad entrelazada de tragedia a la que son sin casi darse cuenta los protagonistas. 


Un plano secuencia de casi dos horas y media presentado con éxito en la "Berlinade", donde una chica de origen madrileño conoce a cuatro amigos, rodada en un sólo ángulo de cámara y que denota que muchos de los diálogos son improvisados y sus correspondientes escenas. Es una película improvisadamente punk donde se pierde la responsabilidad compartida. Es un cine que cuesta entrar en él pero que tras habituarnos a pasear con esa cámara, relegamos su morosidad y nos acomodamos a ella en la medida en la que la acción del thriller va llegando y nos atrapa en su tragedia. Un experimento alucinante que cuenta con unas desahogadas interpretaciones, a la cabeza la actriz catalana Laia Costa con un inmenso Frederick Lau. Filme que te abruma por lo que se va desencadenando casi sin quererlo los protagonistas.


Un filme que habla mucho de la soledad hermética y grisácea de Berlín (la fotografía y las calles desiertas ayudan a ello); del desolado lumpen que está ahí oculto a pesar de tratarse de una democracia, de gentes que desean hacer algo a escondidas cuando la noche cae. Seres marginales, cerveza, robos de coche y la ciudad por delante vacía y casi que parece sale un cataclismo nuclear. Todo contado en una unidad de espacio y tiempo como hiciera Zinnemann en "Sólo ante el peligro". Y en medio de todo esos grupos de hombres que enloquecen entre ternura y alcohol y esa mujer que les acompaña que que pone un punto de espiritualidad y compañerismo. Como diría Léo Ferré "C´est la nuit".


Cuarto largometraje para su director. también actor, el último en el 2009 "Vers la fin de l´été", de apariencia melancólica, referente en "Teorema" de Pasolini, donde lo sentimental se corrompe por las insatisfacciones. Un filme donde como todo en la vida es un reto y las locuras están para hacerlas. Que demuestra que ni la llamada correcta  profesionalidad ni la subvención son los caminos del cine de hoy. ¡Que estamos en el siglo XXI! Y aunque en la película hemos recordado aquella grandeza de Godard, de Coppola o de Truffaut y su aquel inolvidable "Jules et Jim", do dejamos que anhelar enfrentarnos a una revolución del lenguaje del cine y este filme la otorga. Cine de cerca que sigue a la vida de todos estos desarrapados y solitarios que somos los seres de esta podrida Europa llena de banqueros y que presenta una realidad clamorosamente desalentadora.


Filme super-moderno que rompe moldes y quiebra reglas sobre el cual España anda muy lejos con moldes arcaicos. Un cine donde los sentimientos están ahogados por la desesperanza y la amistad se improvisa, se disfruta y  acaba en muerte. Un director que huye de la enseñanza académica y que, como hacemos muchos críticos de cine, usamos el twitter, así de espontáneo como el de enfrentarse a una cámara con una mente del siglo XXI.



Artículo dedicado al doblaje y a José María Cordero


http://joseignaciosalazar.blogspot.com.es/2015/08/las-voces-del-doblaje-el-gran-jose.html

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