jueves, 27 de agosto de 2015

LOS TERRORISTAS DEL SÓTANO


ACTORES DE LA TARDE:

ÓSCAR LADOIRE, JAVIER HERNÁNDEZ Y CÉSAR DÍAZ CAPILLA


Valiente descripción de lo que sucede en los zulos o refugios de terroristas donde escondían armas o tenían secuestradas a sus víctimas. hay que hablar de todo y de todos. 
Se que a muchos les gustará más saber que "Arteche" muere en brazos de su padre y "Laura" (como ya adelantan foros) pero a mí me interesa más la enorme profundidad del capítulo de hoy. Eso que aburre porque de lo que se trata es de dar exclusivas y dejar sonada a la gente.



Lo que a muchos españoles y vascos no les gustará ver porque nunca condenaron esta tortura y matanza o se callaron y hasta la aplaudieron. Entonces la justificaba la dictadura y luego la democracia, siempre tenían a mano un manual de ruta para disculpar y excusar el suplicio o el crimen contra inocentes. Y mucha cobardía. Pero era así de miserable y coactivo para conseguir los fines de alcanzar unos objetivos de beneficio a una casta gangsteril y dar de comer a los hambrientos lobos que nunca repararon en la vida  de los demás con tal de salirse con la suya que sólo a ellos interesaba. ¡Lo que han sufrido muchas personas en sus cautiverios! Y el miedo a denunciar o estar absolutamente en contra de ello. Todavía hoy en el país habrá gente que vomite sobre estos dantescos momentos (suaves para lo que fueron en la realidad) y escupa sobre los que denunciamos como, entonces y ahora, esto era y es intolerable. Los vascos lo sabemos muy bien.


Momento muy crudo y sádico. Que te deja un amargo sabor en la boca por la crueldad y la impotencia; visto desde hoy por el desengaño ante tantos que fueron atormentados y torturados para nada, que murieron, que nos muestran la amarga lección sobre que, al final, las víctimas, son siempre las mismas: los inocentes.
Un momento que no trata de convencernos de nada. ¡Ahí lo deja! No es el terrorismo espectacular, es un sótano donde no sabemos lo que ocurre. En el pasado Festival vimos un filme subvencionado de Pablo Malo, "Lasa y Zabala", que contaba las torturas de la policía española porque eso es lo que no "mancharía" al director y le daría cobertura social; en este caso, en la ficción, se muestra las pendencias que también hacen los terroristas, que se justificaban por muchos en el País Vasco y facha en que lo exhiba o denuncie. Se presenta lo que se cuece en en día a día de los terroristas, de la negociación chantajeada, del cautiverio como castigo e impuesto revolucionario, de los mamporros con la porra y para que otro terrorista sea puesto en libertad para finalizar con el rosario de planes que se materializarán en atentados. 


Momento parcial, que resulta creíble y es miserable y que es de lo más actual. La prensa ocultaba mucho de todo esto, Y muchos nos hemos preguntado si, en aquella época, colocando como conejillos de indias a policías y ciudadanos, no había interconexiones entre la CIA, el Régimen y los terroristas (léase Carrero Blanco).
En el capítulo el respeto y la valentía han sido totales. Nos han tratado como espectadores capaces de juzgar y escoger lo que es de creer o no. 
Momento que lo podría haber filmado Gavras, Siegel o Frankenheimer, en su concepto o ejecución como thriller político mafioso.
Son momentos de sumarios puestos en imágenes que alguien debe contar y que no se deben menospreciar y mucho menos poner en cuarenta porque  la gente de Franco o señalada como tal por los gerifaltes terroristas así lo sentenciaban, se lo merecieran. De aquellos polvos y torturas siguieron tantos otros en la llamada democracia. De estas torturas crueles y salvajes de todos (franquistas, MIL, comunistas, falangistas, BPS, etarras..) que forman parte de la  execrable memoria histórica criminal de este País.


Los terroristas eran todos unos desalmados además de embusteros. Y los torturadores debían haber sido detenidos todos pero el estado de Partidos les perdonó porque los franquistas les pidieron a las fuerzas de la Transición que les dejaran en paz, que eran intocables. Felicidades por la valentía de este capítulo sobre todo en una Red de apoyo a algún serial que, si denuncias la violencia o a los nuevos cachorros, te sacan a leches. Denunciar a todos los torturadores es tarea peligrosa en la nueva España. Te tienes que enfrentar con las iras retrógradas y sedientas de plasma de muchos autoritarios que piden tu muerte y que no soportan que se muestren así de nítida y crudamente en la pantalla.


Imprescindible ejercicio de memoria historica. Nos ha mostrado una madurez, objetividad y profundidad a valorar en esta España donde cada día se pide la muerte para alguno por pensar diferente o no ser de mi cazo ideológico. Con unas interpretaciones de Óscar Ladoire y de Javier Hernández nada sobreactuadas, con esa entereza del comisario que representa un rol objetivo y justo sobre el engranaje de cualquier Régimen para con su jerarquía.
Una tarde en la que hemos visto cómo es la otra cara del terrorismo porque siempre han mostrado precisamente lo contrario poniendo este tema a discreción de intereses gubernamentales de una u otra ideología. Crudeza y realismo y torturas a palos o psicológicas (lo que algunos denominan la podrida inteligencia del terrorismo).


Ha habido mucha hipócrita y parcialidad en el tratamiento del "desconocido" terrorismo en tiempos de Franco. Entonces y ahora cuando desde todos los flancos se apoyaba el terrorismo y se sacaba a secar el que interesaba. Involucrados poderes del Estado, incluido el judicial, así como el propagandístico de estas alimañas que hemos visto hoy en la serie. Un compromiso con toda la verdad, la memoria y la justicia que nos ha emocionado en el capítulo de hoy tarde. La herramienta para que todo cambie y pasemos página está en contar también lo de estos degradados sin remedio terroristas del MIL.


Durísimo momento del que me sentía obligado a escribir. Ya se que la gente prefiere ver amores incombustibles y bodas de oro, pero después de estos vino ETA. Y había que hablar.
Nos ha hecho enfrentarnos a nuestro propia juicio y a una parte aún actual de la sociedad, por defender a las víctimas del terrorismo, sin concesiones o lástima por aquellos asesinos que mataban y torturaban a diestro y siniestro sin importarles su entorno o consecuencias de sus artefactos o tiros en la nuca. Y por ello hemos sentido empatía por todos aquellos damnificados, inocentes ante cualquier tortura que dejaban a la víctima sola y aterrorizada  ante su tortuoso criminal. 


Un acertado terrorista César Díaz Capilla que ha mostrado como su "Barroso" las dos caras antitéticas pero que se conjugan en un pistolero así: la de la sonrisa y amabilidad perfectamente fingidas y el odio acerado en la mirada de un hombre sin piedad.




1 comentario:

  1. Muy valienrte descripción eres un tio cojonuido. Mejor que dejaras aquello del puente rancio para escrioir de v erdad sobre una serie cruda y apasionante

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