martes, 25 de agosto de 2015

LO QUE LLORARON PEPA Y TRISTÁN / JUEVES, 21 DE AGOSTO DE 2014


¿RECUERDAS CÓMO SUFRIERON PEPA Y TRISTÁN? ¿DÓNDE QUEDA AQUELLA ÉPICA ÉPOCA?


Sublime momento de amor, pasión y reencuentro conciliatorio de hondo calado y corte clasicista, muy al estilo del director Douglas Sirk. Con multiplicidad de referencias, transcurre este silencioso momento, enormemente expresivo, en la intimidad de una habitación, sensual y confidencial. Es un ambiente extraño, el silencio se apaga con la llegada del caballero "Tristán" y la estancia refulge con ese abrazo enorme que funden dos enamorados que se reconcilian. Momento donde todas las sensaciones se permiten, la soledad, la sensualidad, la pasión y los deseos de poseerse en el reencuentro.
Fue uno de los primeros capítulos que ví y sobre el que escribí unas notas, se emitió en octubre del 2011 cuando casi un mes después, Megan, ya avisó abandonaría en agosto del 2.012 la serie.
Me emocionó cuando se sentía abandonada, el plano del cuchillo, al estilo de Stephen King, sabor a gore y a "Scream 4" pero sin su ropaje de  "scary movies", atenazaba contemplarla con ese su ánimo sumido en una profunda depresión, abocada a una dramática y muy creíble soledad.



Magnífica Megan mostrando las lágrimas enfermas de la desilusión. Momento oscuro, clasicista, de muchísima calidad actoral como de dirección y ambientación, de belleza con magma, perezosa y de psicologías maravillosamente interpretadas en el silencio donde sobran las palabras. Cine como era cuando aún no llegó el sonoro, con un añadido plus teatral que me encandiló cuando vi esta secuencia. 
El amor entre los más importantes huecos emocionales que podemos necesitar para hacernos seres humanos completos, es lo que propone este instante cuando, los enamorados, lloran porque todos lo hacen porque amar es sufrir, dejarse y reconciliarse. Da gusto ver estos minutos en esos encuadres y planos fascinantes de gran riqueza visual y textual.



Uno de los momentos más oscuramente bellos de la realción entre ellos. No es un melodrama de William Wyler con Bette Davis sino es más bien ese cine de Fassbinder que encerraba personajes con un dramatismo exacerbado, sometiéndoles a una gran apaciguamiento al sentirse de nuevo juntos, perdonados, no pueden vivir el uno sin la otra y la pulsión negativa surge del entorno que les hace irrespirable una situación aceptada de normalidad, pero se aman.



Lágrimas amargas en Megan, desbordadas, vacía a la mujer que se derrumba por dentro y genera, desde el distanciamiento, una situación emocional de autenticidad y verdad, son lágrimas que derrumban la apariencia pétrea y segura de "Pepa", cuya actriz nos conduce a los recovecos más sorprendentes del alma, allá donde habitan  el deseo, la soledad, la distancia, la riña, el dolor y la desesperación.
Ambiente de claustrofobia con una llegas del soldado que parece del conde "Drácula", posesivo y avasallador, enamorado, y ella muda, ama de verdad de igual modo, tanto que sufre lo indecible por la ausencia de su hombre.
Impresionantes planos estáticos de la cara de Megan Montaner que parece un maniquí. 
Tiene mucho también de Ingmar Bergman, maestría en la sencillez al mostrar de la compleja psicología femenina, haciendo introspección intentando mostrar toda la grandeza, la bondad, la maravilla del alma femenina, representada en "Pepa".


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