CUATRO MOMENTOS ESPECTACULARES DE LA TARDE:
Cuatro impactos sorpresa en el rostro de los protagonistas, en un impresionante capítulo de los que hacen antología: por la sorpresa que alberga; por la finura del guión que resquebraja todos los huesos del cuerpo tan sólo por contar de modo sentimental y terrorífico el fin de una generación de "Puenteviejeros"; por la cuidada realización ala que no se le ha escapado un detalle y por los actores y actrices que están de fábula.
El domingo tendremos la segunda parte escrita pero hemos visto hoy a Galdós, en la habitación de "Mauricio" acompañado por su "señora", hoy una amiga; a Carlos Serrano en un "remake" de "Psicosis" de Hitchcock y con ramalazos de "La madre muerta" de Juanma Bajo Ulloa; donde se adelanta la muerte patética de "Quintina" y asoma aquel Spellbound" de Hitchcock del mismo modo en la clave del subconsciente que le da el "llamador de ángeles" a "Francisca". Hemos tenido a las "chicas de la cruz roja" en el "Jaral" y asoma resucitado como de entre los muertos, "Lesmes", casi como "El fantasma de la ópera" o Vincent Price en "Los crímenes del museo de cera". Pero sobre todo tenemos la secuencia principal, colofón de Blanca Parés: "El disgusto de morir" que parece acaba su intervención, salvo que nos juegue un espejismo el adelanto "spoiler" de esta tarde. Secuencia que analizamos hoy y dejamos el resto para el domingo.
SECUENCIA PRINCIPAL:
"QUINTINA, EL DISGUSTO DE MORIR"
ACTRICES: BLANCA PARÉS Y MARIBEL RIPOLL
La verdad ante la muerte sin dobles sentidos, los que se van lo hacen disgustados pero no por ellos, están relajados y ya atraviesan la frontera con el gran enigma y reciben señales de gente que les quería, la preocupación es por los que se quedan, preguntándose sobre el ¿qué será de ellos cuando se vaya? , sin su aliento, sus abrazos su presencia en vivo que les da sentido y amor como seres humanos.
A partir de este momento sublime exquisitamente interpretado por Blanca Parés, sobre el disgusto de marcharse para allá, toda la secuencia sustentada entre Blanca y Maribel, con perdón y verdad asomada en ese trance límite, cobra una consistencia dramática muy profunda sobre el sentido de una situación de muerte inminente de una pobrecita que encontró esa familia, esa madre a la que le exclama ténuemente, a una llorosa "Dolores"(inmensa Maribel Ripoll esta tarde), un momento condescendiente y consecuente con lo que es la vida en su final y en relación para con los que dejamos: la soledad la dejamos atrás, los que se quedan son los que sufren y nosotros ya no estaremos más con ellos, ni ellos con nosotros salvo el recuerdo que es bien poco y más que aliviar, hunde en la soledad a los viudos y viudas.
Momento de ecuanimidad absoluta, irremediable y de honda conmoción en la confesión entre las dos mujeres, destapándose, como en el caso de "Francisca y Mauricio", la verdad desnuda de sus sentimientos, no los de la galería sino aquellos del plano emotivo y humano. Secuencia que toca la fibra sensible de donde duele, que no somos inmortales y que nos tenemos que dejar, una de las más grandes crueldades de esta vida que nos iguala todos en la pérdida de lo que siempre muere.
Cuando en tantas ocasiones vemos en la televisión la muerte como algo esotérico, en este caso, al contrario, ha sido todo lo contrario. Es la constatación de cuando se ve al que parte, ya llorando, enamorado y distante por momentos. Muy bien ha estado en ese registro Blanca. Es la vida que se apaga y la muerte que columbra ya, la aclaración y recuerdo de los sentimientos de los humanos el un plano ya espiritual del que fallece.
Momento que tiende a confirmar que el más allá no es un cuento inverosímil y que te estás tropezando con la grandiosa veracidad del final: que la vida que se difumina flota como resumen presuroso, llegando hasta nosotros esos deseos de inmortalidad que no son otros sino el penar y por la angustia que dejamos como orfandad a los demás. Cosa simple, esos besos que nos dimos, esa almuerzo que ya no le haremos, que será de nuestros hijos, adonde les llevará la vida que ya no contemplaremos más. ¿Qué sera de aquellas tarde en las que nos conocimos, de esos paseos, todo hoy solitario y con la tribulación y agonía de no soportar el hacer ya el camino sólo?.
Desconozco si muere "Quintina", parece que le dan el pésame a "Hipólito", Diríamos que estaba "divina de la muerte", pero ha sido mucho más. Un culto a la muerte así entendida. Un culto a la imagen que ha transcendido entre sopores, letargo, incapacidad para vencerla, confesiones, asfixias y fiebres imparables. Es la resolución de los conflictos en el final. Es la magia de la otra vida que llama a resolver lo atrasado y colocarlo en buen recuerdo para el futuro, con la conciencia tranquila de haber hablado y el perdón.
Cuando la razón y la ciencia ya no te ofrecen solución sólo queda este pensamiento mágico que se desarrolla en el confesionario de cualquier lugar, cuando llega la "parca", cuando ya no hay esperanza, llega la espiritualidad liberadora. "Quintina" se encuentra ya en manos de un poder superior que habla por ella de lo que en realidad es la pasta de la que estamos hechos los seres humanos: de bondad y perdón, sentimiento y amor. Generosidad por aquello que dejamos pendiente para siempre entre lo mortal. Abriéndonos ya a una espiritualidad liberadora.
Muy honda secuencia que es real además y no un pistache para calentar braguetas. Hay que tener muchísima sensibilidad para apreciar el trabajo de estas dos actrices sin quedarse en los sollozos y lagrima fácil. Inmenso. Los que se encaminan hacia una dimensión superior que brinda paz, estabilidad y crecimiento emocional, los seres espirituales representados en Blanca, y quien como "Dolores" o sus seres queridos sólo desesperan por la pena infinita de perder para siempre a sus amados, por su impotencia e incapacidad para revolver la situación irremediable parece d quien ya entrega su voluntad a la fuerza cósmica que con inteligencia y amor nos creo en el universo.
Muchos episodios ha rodado Blanca Parés desde el 2012 y este 2014. La versión Charlie Chaplin. Momento que parecía nuevo y tierno como recién nacido. Situación donde hemos escuchado la conciencia de estas dos mujeres, las de su propia memoria y rencilla. Nostalgia hacia el pasado, mirando hacia él con la pena de no haberse dicho eso antes. El lirismo que nace de una sinceridad abierta en canal en el alma de las dos. Detrás de ellas, las cámaras, testigos de cómo se equivocaron una y otra vez cuando andaban ala gresca y parecía que no se querían.
Me ha gustado el capitulo de ayer Lunes. En especial la conversacion en la cocina de Doña Francisca y Raimundo, cogiendose de la mano.Sublime. Y el momento de Emilia cpnfensandole a Prado el enfriamiento de su relacion, muy bien las dos. Y Hipolito cono siempre un crack!. Y Sol me gusta mucho aunque el guion la esta mareando un poco.
ResponderEliminarMe ha gustado el capitulo de ayer Lunes. En especial la conversacion en la cocina de Doña Francisca y Raimundo, cogiendose de la mano.Sublime. Y el momento de Emilia cpnfensandole a Prado el enfriamiento de su relacion, muy bien las dos. Y Hipolito cono siempre un crack!. Y Sol me gusta mucho aunque el guion la esta mareando un poco.
ResponderEliminarTe agradezco tus comentarios sobre el capítulo de ayer. Yo estoy de vacaciones y durante este mes todo está enlatado.Un abrazo Cris
ResponderEliminar