EL TORMENTO DE HERNANDO

Sugestivos días nos depara esta trama en la semana próxima, por lo visto en avances. Lo demás, el serial es una alcahuetería sin fin donde unos guionistas que no merecen tal nombre han convertido a la mayoría de referentes antiguos, en unos vulgares celestinos y no hay guión que no hable de cuernos o de buscar novi@ a  l@s demás (lo de la tienda de ropa era de sonrojo esta tarde), todo desde una ordinariez absoluta. Quedan esos momentos íntimos entre "Camila" y "Hernando" que no sólo son los mejor, sino muy buenos. Por cierto, lo del empleado  "Elías" comienza a chirriar porque deriva en un ser un pelma y fantoche de vaudeville sin más capacidad dramática y nada creíble.

Soberbia secuencia en medio de paridas, la vivida entre los dos protagonistas en ese deshielo que ya comienza a producirse entre ellos. Con esa metáfora de lo que sólo unos ojos están hablando en él y un ansia de  conocer a quien ama con locura, en ella. Esa falta de voluntad para confesar él de su tormento y de lo que lo produce. Es fantástico cómo "Hernando" se acerca día a día a ella por una fantástica sinergia que nadie ni él comprende. Se han tocado temas muy importantes: el silencio, el rostro que oculta una desazón, la falta de comunicación y el contacto que quiere abrirse camino. Secuencias para personas que buscan algo más que casposidad y chismes. Pero ha sido también el comienzo de ir desgranando sentimientos y miedos para demostrarse que se quieren y mucho. Hasta ahora todo eran falsas resistencias y espejismos de unos corazones rotos. Dos perspectivas de miedos y congojas que se acabará demostrando que son los mismos en los dos, la misma cosa que los produce. Son la pareja ideal, la que se va descubriendo desde la apatía y los temores y descubren que se aman al final y desde el principio.

Poesía visual subyugante y arrebatadora. Basada en lo que no se dice y se muestra con pudor. En la contemplación entre sus rostros, en la mutua exploración frente al pasado que pesa como una losa en estos "Manantiales" que es lo mejor y único en la serie para quedarte en el sofá. Es la sencillez de una "Camila" doliente y lo abrupto de un "Hernando" en la complejidad siniestra de un personaje que lo borda.
Y me gusta ese "terror a la nada" que tan bien llevó al cine Bergman , la soledad y la incomunicación, una televisión psicológica, seres marginados por su propia voluntad, como aquel profesor Borg de un filme impresionante: "Fresas salvajes". Buen capítulo sobre el alma, la persona,la discreción existencial y el silencio traumático.