Es lamentable. El Consejero de Interior y
el Maisu de la Ertzaintza deben acudir al parlamento vasco y responder, con su
cargo o incluso con la cárcel. Que
expliquen que ha sucedido para manifestar tanta desidia ante las innumerables
denuncias de buena gente desprotegida y que ha culminado con un crimen
horroroso. Se podía haber evitado. Exactamente igual que al alcalde de Bilbao
que, cobrando 90.000 euros al año, como no sabe qué decir, arengaba el pasado
día con que se buscaría a los culpables
y se les castigaría. ¿Por qué no los buscó si había denuncias concretas sobre
esta banda de gitanos? ¿A quiénes se va a castigar si son menores? ¿Para quién
habla este impresentable alcalde del PNV? Es tan cínico que lo que exponía
valía para un mayor de edad pero no para un menor; ni se enteró. En las mesas de la administración municipal y del
Gobierno Vasco, había denuncias sobre “The Ghetto Family”, entre otros de la
Asociación de vecinos de Otxarkoaga; advirtiendo sobre hurtos, trapicheos,
violencia, amenazas, asaltos, realizados por menores bien conocidos. Y nadie
les hizo caso, ni aparecieron o se preocuparon de poner los medios para
defender a los pobres contribuyentes indefensos, atajando el problema que para
ello cobran. Son toda una vergüenza para Euskadi. No sé qué tienen estas
policías con los delincuentes que no los persiguen. Lo dijimos con el “Chicle”
de igual modo. No les han hecho caso a los vecinos en el Ayuntamiento y al
final el drama es el que ha resultado. La gente está asustadísima y no se
atreve a denunciar, salir o hacer una vida normal. Y no existe autoridad sino
la ley de las bandas.
Quinquis intocables a los que la autoridad
no persigue, se sienten impunes, protegidos por la RGI de sus familias y su
minoría de edad, no sabemos quién está detrás de todos ellos, Y con esta
desgracia de policía vasca que había que ; a la que los pobres acorralados del
barrio les pagan 14 y media pagas, cuarenta días de vacaciones y a partir de un
mínimo de 2.500 euros al mes, con unos mandos que no bajan de los 3.300 euros
mensuales, el que menos, cobra los 48.000 euros.
Yo no deseo una policía así. Más de dos
meses delinquiendo los componentes de una banda, denunciados por vecinos a los
que llevan más de tres meses amargándoles la vida, robando a los pobres
ancianos, atemorizándoles, fumando porros ante la expectación general y lo de
Lucía y Rafael no es un caso aislado, es la consecuencia de la impunidad en la
que viven cierta etnia gitana, conocida de sobra por la policía autónoma que al
final lo han pagado sádicamente una pareja de honrados mayores abandonados de
esta impresentable policía vasca. Una policía que es de las que más cobran del
mundo por parte de una administración,
la vasca, que año tras año sigue sin poder garantizar partida presupuestaria
suficiente para atender las Ayudas Sociales de Emergencia, básicas para la subsistencia
de alrededor de 800.000 personas que en la CAPV viven actualmente por debajo
del umbral de la pobreza por tener ingresos inferiores a 9.648 euros al año.
Un enfermo de ictus, Rafael, y su esposa,
Lucía, de Zamora ellos y que llevaban 40 años en el barrio. Unos quinquis que
hace tiempo debían haber sido detenidos, incluso un evadido de un centro de
menores al que nadie buscaba, dentro de una mafia que usa a niños para matar,
violar, robar y apalear, han acabado por liarla parda machacando a estos dos
ancianos. De hecho no salían a la calle porque temían ser atracados. De hecho,
vecinos de la zona, lo han sido ante una impunidad absoluta, pasando la
Ertzaintza de buscar a ninguno o enfrentarse con ellos. El método que usaban
era entrar en las casas para robarte y de poco sirvieron las denuncias; te
asaltaban en la calle y te robaban el monedero amenazándote; daban tirones a los
bolsos y los mayores se caían al suelo; metían la mano en los cestos e
insultaban a sus propietarios; allanaban moradas y la vida se había trasformado
en un suplicio para estas pobres gentes que viven en el barrio de Otxarkoaga.
Llevaban casi tres meses y nadie defendió a los asaltados. Siempre eran pobres
ancianos que lo denunciaron y la policía vasca ni apareció. Por la desgracia de
este matrimonio, al que asesinaron salvajemente, a la esposa la apuñalaron por
todo el cuerpo en cuanto entraron y a él le apalearon hasta dejarle muerto. Si
se hubiera preocupado la inútil policía vasca de buscar el origen de las
denuncias de gentes mayores y humildes, no hubiera tal vez ocurrido esto.
Esta policía carece de legitimidad para
llamase policía y cobrar del gran pueblo de Euskadi. Además, esta etnia gitana,
tenía un abultado historial policial de violencia, droga, violaciones,
especializados en presas fáciles y desamparas, cometieron hurtos, asaltos,
tráfico de droga, consumidores habituales en la vía pública, lo que los demás
si cometiéramos ello estaríamos detenidos inmediatamente. Pero ellos, no; la
Ertzaintza sabrá por qué les dejaba actuar. Menores de edad de conocidas familias,
impunemente por la calle que violaron múltiplemente, en un trastero debe
Barakaldo, el 23 de diciembre a una
niña; un atraco el día 28 de pérdida de un ojo por parte de una víctima; el
mismo 23 mataron a Ibon Urrengoetxea. ¡Y
que solas se quedan las víctimas!
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