lunes, 23 de julio de 2018

LA FRANCIA TERRORISTA DEL NAZI MACRON


El hemiciclo francés que está al borde del motín. La oposición parlamentaria se niega a continuar con la agenda normal de la sesión (que debate una clave reforma constitucional) mientras el Gobierno no desfile por la comisión de investigación del ‘caso Benalla’. Toda Europa se está convirtiendo en Estados Policía. De hecho, ya existe la policía del pensamiento. Nunca pensaron ni Macron ni Benalla que les pillarían con la mano en la porra o con las llaves del "picadero".


El caso de Benalla que ha disparado todas las alarmas en Francia generando una crisis de Estado peligrosísima. El enamorado de Macron, el gorila Benalla, ha puesto patas arriba todo el sistema de defensa y policial francés. Benalla ha sido imputado por violencia contra manifestantes, uso ilegal de distintivos policiales y acceso indebido a imágenes de seguridad pública. Delitos enormes que llevan a la comparecencia del ministro del Interior en la Asamblea Nacional para explicar el papel de Benalla. Poco bueno se puede decir de él y del asesor de urbanidad a adolescentes, el Macron más siniestro que podemos imaginar. Nos acabamos de enterar que, incluso por circunscripción única y a doble vuelta, el sistema no ofrece garantías. Mantiene las mismas guaridas que una república cocotera, dictadura tropical, con matones, presidentes corruptos, violencia de Estado y mucho nazismo.


Los nuevos nazis no son aquellos brutos de antaño; se han refinado, incluso aleccionan adolescente y les corrigen sobre el camino a seguir por una buena urbanidad. Esto que se encuentra ahora en la Asamblea Nacional ocurre en Francia donde unos infelices votaron a Macron,  que ya se le venía comprobando su aire facinerosos, su vena despótica y mal talante poco democrático.


Esto ocurre en una Francia terrorista que va a poner en libertad próximamente 450 islamistas radicales. Por muchos europeos que hayan matado, existe una complicidad en Europa muy fuerte, se han transformado los gobiernos en cómplice de los asesinos. En concreto Francia donde tanto dolor han causado los terroristas, hoy, cómplice de las guerras sucias de oriente medio, responsable de millones de muertes de gente inocente. Por ello el indecente Macron, hoy, ayer otros,  hacen favores a la Yihad, a sus amos realmente, permitiendo la islamización. 


Mientras tienden la mano para integrar a los yihadistas en la sociedad francesa, los gorilas del Estado machacan a la población, como es el escalofriante caso de Alenxandre Benalla, hoy en la Asamblea Nacional. Lo único que me alegra es que el fuego se ha extendido y que no hay modo de controlar sus efectos devastadores de un asesino a sueldo que gozaba de impunidad; un antiguo kamikaze que se formó en el PSF, agente de seguridad del mandatario que el pasado Primero de Mayo golpeó a varios manifestantes en París haciéndose pasar por policía. Y los aporreó con saña, rodeado de policías que se callaron y que conocían que era el mafioso de Macron quien se había infiltrado entre las filas policiales exhibiendo una inusitada violencia contra manifestantes, uso ilegal de distintivos policiales y acceso indebido a imágenes de seguridad pública, según fuentes de la Fiscalía. Sólo falta detener ahora a su jefe, a cuyas órdenes estaba privilegiado, amado y trabajaba para él, el capo: Macron.


Le despidieron cuando estalló el escándalo pero anteriormente el asunto se había saldado inicialmente con una simple suspensión de empleo y sueldo de 15 días por parte del Elíseo. ¡Lo que lloraba Macron! Más que un guardaespaldas jefe de seguridad parecía un amante: Disponía de coche oficial mejor que el de los ministros, 200.000 euros, pistola las 24 horas, de un lujoso apartamento propiedad del Elíseo en el número 11 del Quai Branly al que se mudó el 9 de julio. La misma dirección en la que François Mitterrand instaló discretamente durante años a su amante Anne Pingeot y a su hija Mazarin. ¡Cuestión de putas, amantes y macarras! Y desde luego no me extrañaría nada que fuera también el amigo íntimo del Presidente porque ese apartamento que pagan los pobres franceses ha sido para amoríos e himeneos de alta cuna presidencial.


Está tan pagado de sí mismo el indecente Macron, no es el corrupto zorreras Mitterrand que tenía a todos comprados, que suponía que sus escarceos con Benalla iban a quedar así, en la discreción de la politesse francesa; le había concedido una acreditación de alto rango para acceder a la Asamblea Nacional en calidad de empleado de la presidencia.
¿Macron que hace? Nada. ¿Qué dice? Nada también. Mutis y seísmo. Pasando de todo. Es ya oficialmente un dictador que ha creado una enrevesada red donde el Estado actúa al margen de la ley a través de cuerpos paramilitares y parapoliciales. ¿Qué hacía Benalla junto a los antidisturbios? Él, que es un sinvergüenza atestigua que estaba en su sitio.
¿Por qué se le autorizó a estar como observador? ¿Cómo explica que su comportamiento no terminara en manos de la justicia cuando el 2 de mayo ya supo que el oficial del Elíseo se había extralimitado y por qué portaba armas a pesar de que Interior le negó reiteradamente el permiso? Un Rambo al servicio de un amanerado presidente. Huele fatal y con el apartamento por medio, peor, atufa. Su gorila es protegido como si se tratara de tu amante.



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