EL AMOR DE LOS AMORES DE MARIANA/ 1ªPARTE

Ver a "Mariana" mirar así, mirando con traspaso de sentimientos,  ha sido más potente que los rayos X atravesando las vísceras humanas. Más poderosos que "Los cañones de Navrone". !CARLOTA 10 SOBRE 10!.

¡Esa es mi mejor”Mariana”!. Con todo respeto: ¡Mariana en cojonuda! Y quiero a su actriz desde hoy mismo y para siempre. ¡Te amo Carlota!. Bueno, un poco sólo que luego me sacan cantares de mujeriego. Lo justo para ser cortés. Y me desdigo de mis burlas al del bouquet de fleurs porque, a diferencia del petimetre de “My Fair Lady”, este peligroso Sigüenza se la lleva del brazo en cuanto ha aparecido la señorita y se le ha declarado dando por afirmado que cuidarán de hasta sus nietos. Brazo sobre brazo y de bureo por la mejor plaza de la televisión: PV.

Que suave y blando, pero eficaz, ha sido Sigüenza. Griposo por el relente de la esquina “Puenteviejera” pero acogedoramente dialéctico. Cálido y tierno, abnegado y certero, muy humano e ingenioso y sobre todo algo que llega al corazón de las mujeres: la sorpresa y el riesgo empecinado por el amor de una mujer. Carlota es un tsunami y la bomba de neutrones que calcina todo menos a los que les pilla muy lejos. Es una grandiosa actriz no el todo bien tratada. Llegaba por el callejón, trémulamente, se le salía el pálpito al ver convertido en estatua de amor a un hombre que le vuelve locatis, todo por ella. Se arriesga ante las palabras bonitas y lo que le dice el corazón y se echa al monte para vivir su, tal vez, mejor historia de amor a pesar de los obstáculos. No sé si la historia tendrá un final feliz o se quedará en el camino porque y no pongo la mano en el fuego por el pitiminí porque, no sé no sé, este Sigüenza, debe de aclarar mucho de su encandilada palabrería. Pero, como siempre la atracción es así de gratificante, pase lo que suceda, habrá merecido la pena ver feliz a “Mariana” el personaje al que más amo del serial y del que espero mucho. Lo que le ha sucedido a “Mariana” hoy es por lo único que merece la pena vivir. Con el corazón en la mano aunque las espinas se nos claven cuando te hacen fotos en el monte.

No olvido la secuencia en la que, el Sigüenza, fotografiaba en el centro del fotograma a “Quintina”. Por cierto felicidades a “Don Anselmo”, “Mauricio”, “Quintina” y “Emilia” por el triunfo en el match del futbolín. Y darle un café bien cargado a “Hipolitín” que parece le han picado con éxito los vectores de la mosca Tse-Tse. Y la verdad que parece algo así por las pesadillas que procura y alucinaciones bienvenidas después. ¡Felicidades Carlota!. ¡Felicidades Sigüenza!. Dicen que buen final es aquel que se alcanza con medios directos y claros sin pasar por lo políticamente nada empalagoso. Nada de arrumacos y besitos para sortear el momentillo y atravesar el atajillo, los chulapones arrebujaitos en mantilla ella y ceñido el pantaca él, y a la vicaría, la fusión absoluta entre dos seres que se esperaban. Nada de moralidad al uso y momentos mordientes y  dolientes en esperas del “sí”. Que pelando la pava te quedas sin nada. Nada, como las parejas del Internet, que cada día sales casado con alguien porque te dice que el futuro no se entiende sin la otra persona. 

Cada día me recuerda más “Olmo” a aquel personaje de “Él” de Luis Buñuel. Hoy, totalmente, en el Chocolate O,Clock. A aquel prodigioso Arturo de Córdoba que, al final de sus días, se transmuta en un santo monje que nunca estuvo ni loco ni era idiota. Esta merienda ha sido algo surrealista. Un humor esperpéntico, una situación cogida por el “mosqueo”. Excelentemente interpretada por

Iago, Boré y Alejandra, cada día más bella.

A pesar de que Iago no me aprecia y me borró del facebook, yo soy un ciudadano del siglo XXI y debo de ser libre y objetivo. ¡Espléndido!. Cómo ha mostrado el mecanismo mental de un paranoico, de aquel celoso enfermizo y criminal peligrosísimo, de rango social plebeyo adinerado, transmutado en la meriende en un cortés caballero, refinado y alelado, misteriosamente hablaba por boca casi de un poeta. Parangón de una selecta clase de bohemia de lujo que le da un aura de atractivo y sugestión muy para llevarse al huerto a los cándidos. Hay, hay algo más que una simple anomalía de un perturbado y que va a acabar trágicamente. No olvidemos que proviene de la locura, de los celos y de la locura que producen los celos. En la interpretación de Iago, en esta escena, de golosote mayor comiéndose torrijas en la pastelería, entreveo yo a aquel al que le preguntaban sobre que entendía por confortar a una viuda, respondiendo que era comérsela que estaba muy buena.

Un viaje  a la locura interesantísimo el que se plasma en este recuperado “Mesía” que da mucho juego. Y lo consigue el actor por aquella imagen de tirano despreciable que tuvo, de psicopatía mezquina, convertido en una pobrecilla alma cándida que se deja querer, un tipo que parece un negado y un capullo. Demoledor Iago  que va cantando en tono de tenor: ¡Soy un zumbado!.  ¡Acercaos  a mí!.

Mañana que es fiesta en Euskadi, por la mañana, tendréis la segunda parte de este jugosísimo capítulo.

Dedicado a los dos grandes protagonistas de la tarde: Iago y Carlota