José Ignacio Salazar Carlos de Vergara: PATÉTICO PUENTE VIEJO / OLVIDAR LA TRISTEZA

ACTORES:

SELU NIETO, SANDRA CERVERA Y CARMEN CANIVELL.

CON:

IVÁN MONTES, MARIO MARTÍN, ENRIC BENAVENT, CARLOTA BARÓ Y ALEJANDRO SIGÜENZA

Difícil capítulo para comentarlo. "Hipólito" tiene razón, no hay que valorar salir desnudo como paso al triunfo en el oficio de modelo; basta con mostrar el alma desnuda. No sólo es una ingenuidad sino un error. Valga para much@s.

Ha sido patético, no por malo el capítulo (en absoluto) sino por demoledor. No se si ustedes se habrán dado cuenta pero paso a desgranar uno de los capítulos más ácidos y corrosivos de la serie. Demoledor. El rigor de una cámara que no ha podido sino desvertebrar a toda una sociedad en sus propios despreciativos cimientos inhumanos, plagados de miserabilidad y a detestar por despreciables. Hoy "Gracia" ha mostrado el peor lado de una mujer, con su interesada manera de equivocadamente despreciar la gran labor de un hombre acosado por sus recuerdos que lo da todo en un cuadro y plasma con mucho coraje lo que le vomita el recuerdo; "Mariana" insultando a un joven lleno de ilusión ante un discurso de quien representa ese su pueblo que le ha adoptado y dado unos apellidos, llamándole "tontolino"; el desprecio y burlas de los escasos asistentes ante un "Hipólito" (entre ellos "Nicolás") que ha sido el personaje más vapuleado; un necio galán dando boato a una boda que dudo mucho se celebre, poniendo cortapisas al abuelo, algo inaudito y de pésimo gusto y nula categoría; muestra pedante de este médico faldero, aunque a algunos pueda parecer lógico en cuanto al apartheid de "Francisca", todo ello, ha resultado elocuentemente desazonador de las telarañas que anidan en muchos de los habitantes de ese pueblo o visitantes a los que han puesto en la tarde como un trapo.

Capítulo importante que nos invita a la reflexión sobre nuestra historia reciente, a comprenderla, discutirla, a analizar la malignidad de nuestro fatuo y casposo costumbrismo y a reflexionar sobre los rastreros comportamientos de muchos españoles, alcahuetes y malos.

Un capítulo que bebe de una amargura que provoca la falta del decoro en algunos, sorprendentemente, alejados hoy estos personajes entre lo que han sido, deberían representar por su humildad o condición y lo que es. Una "Mariana" ácidamente burlona, un "Nicolás" sinsorgo que se chancea de un valiente "Hipólito" (un buen hombre y el personaje más choteado esta tarde); una "Gracia" que carece totalmente de sentimientos, una "tirada·" y que no es sino una muy equivocada mujer interesadilla, golfa y buscona; y un petrimetre y fatuo doctor que le se va a quedar sin el abuelo "Raimundo" y sin novio en su propia boda.

Personajes de plástico que son de un gafe manzanillo absoluto.dentro de un capítulo que ha dilatado la realidad hasta quietar las máscaras a unos miserables que se burlan de lo más inocente que ha parido ese pueblo, y más lúcido. esta tarde "Mariana", "Gracia", "Nicolás" y "Lucas" han mostrado lo más esperpéntico y valleinclanesco que podíamos imaginar, despojándose de sus máscaras estrábicas de beatos y buena gente con las que a menudo aparecen disfrazados.

¡Que destrozo de algunos protas de la serie!. A mí me han dado pena estos personajes que en algunos momentos deliciosos han aparecido con sus catetas caras de gentes bravías de pueblo y hoy como unos malencarados golfantes. Presentados como testimonio entristecido de un pueblo periclitado donde el que no asesina, es un alcahuete y el que no, un zafio maleducado sin alguna cortesía. Un espasmódico entierro de algunos de ello@s que se las han traído esta tarde.

Con unos momentos de gloria para Selu. El Selu melancólicamente sólo en una plaza peor que vacía, con tres parroquianos. Un "Hipólito regocijado en su propia flaqueza y ese himno que no le hacía de más, muy a pesar de esa su devoción al interpretarlo, sino de menos para las entendederas de algunos de los pocos paletos del pueblo que le seguían en la plaza. Es el Selu abandonado, lejos de los modelos de perfección que tienen otros protagonistas. Es Arlequín o Polichinela, es un bendito freaks, creador de su propia desgracia y basa su interpretación en su propio ridículo.

Un dilema en la secuencia de la plaza. ¿Que es mejor: ser payaso o una vivir trágicamente como esos encantados palurdos del pueblo? Me quedo con "Hipólito" y me dan vómitos los demás: el alcalde, el cuñadisimo, el doctor y la lechera. Sólo el serial ha defendido y sacado la cara por ese joven lleno de ilusión y amor al cine, "Matías", que descubre como un adolescente que la vida es el cine y el cine, el escenario donde se desarrolla una vida quimérica. Y a "Emilia" que es la conciencia con el mejor y más noble PV cuando algunos vecinos no se descojonaban tanto de otros a la cara.

Un desaborido "Hipólito" que patéticamente y en derrota canta ese bello Himno de PV. Todo lo contrario de un mundo de triunfadores (cruel sátira de los resonantes pregones de fiestas caudalosas), donde hay belleza interna e inteligencia pero da grima la soledad del cantante; donde el artista es despreciado, el pueblo corrompido, la autoridad en mofa y donde prevalecen los instintos mas crueles y aborrecibles de los tuercebotas.

Fiel funeral de un pueblo donde los lenguaraces altivos se colocan por frente a un niño grande y travieso y a un tío genial que se curró un cuadro para que una fulana lo despreciara porque sólo tiene alma de esponja.

"Puente Viejo" delirante dentro de un costumbrismo satírico, muy tétrico aunque pueda levantarnos sonrisas. Surrealismo puro e hipérbole grotesca de como es la gente en realidad y que tiene un mensaje de nostalgia afligida de cierto interés que transmite pena para terminar aplaudiendo a "Hipólito", "Emilia" y "Matías" y acabar dando el pésame a los demás por su aborrecible comportamiento.

A destacar Selu y Sandra, Iván Montes, Mario Martín, Enric y Carmen Canivell que interpretan con lucidez la diferencia entre la identidad y la decadencia sacando a la luz desde las alcantarillas de PV la verdad por muy extravagante e irresistiblemente perversa que pueda resultar.