HABLEMOS DE CUPIDO

Hablemos de Cupido un poco apático. De aquella España de amores timoratos, honrada y bienintencionada, nostálgica estudiada o contemplada desde hoy, que ya no volverá, desaparecida y que cada tarde se abre en el túnel del tiempo para brillar como testimonio de aquel tiempo y stargate al pasado que fue y era como vivieron nuestros padres.

En algunos personajes, no en todos, siempre veo como algo ambiguo esto del amor que parece puede estar en ellos. A pesar de que algunos ya ven en "Pallarés" una tracción hacia "María", yo no lo tengo tan claro; hace poco le gustaba "Nuria". Y me pregunto: ¿De repente ya no le atrae la abogada?. ¿Se deshizo el encantamiento? Es tal vez esa forma de mirar afrodisíaca del "fiscal" la que parece se encuentra narcotizado con cualquier mujer que tenga en frente. Tampoco lo se, es que el guión no se define en algunos supuestos enamoramientos.

Reconozco que lo mejor de la serie es la trama de "Alonso" y los que le rodean, pero en esto del amor a veces veo poco feeling en algunos casos y escasa definición. En "Alba", cada día más pánfila, tampoco podríamos adivinar si tiene algún sentimiento hacia su piloto de otro tiempo o si el lesbianismo la encandiló; como tampoco si "Rafael" aún la quiere y si mantiene ese fuego interno por una "Marta" que también le huye. Muchos personajes se escabullen. La relación entre "Jaime" (es un personaje sin carisma en el amor) y "Henar", no tiene ni chica ni limoná y tan pronto parece que quiera él a la secretaria, como que no y que ama a una "Nuria" que se pasa la vida dudando entre legajos y escapismos y que siempre titubea, se acobarda y lo da todo por vencido.

Hablemos de "Cupido", de esa "Henar" que quiere seguir manteniendo a su novio de modo artificial, pero que le ama y es uno de los personajes más creíbles y directos en esto del amor. Su enfrentamiento con "Nuria" fue de lo mejor de la tarde del viernes. El matrimonio se pone a veces un poco empalagoso, se aman sí pero como costumbre de cariño eterno y ternura maravillosa que han descubierto como producto de los años y de destilar sus primeros sentimientos de enamorados que jamás vuelven.

"María" ahí sigue para vestir santones o cubrir  a amigos para que no vayan a la cárcel.  Es otro personaje muy real de igual modo, y representa esa soledad en el fondo del triunfo y que nada es lo que parece socialmente a pesar de parecer lo tiene todo. No es frívola aunque lo pueda parecer por su profesión; ama a pesar de no tener a quien; paga caro el ser bella en una sociedad que tampoco se acerca mucho a ella porque le cree superior a pesar de su sencillez; amiga de sus amigos; sagaz y de convicciones humanistas y absolutamente honesta, es el mejor personaje de la serie; que ha demostrado ya su camaleónica trayectoria y que apasiona. Está hecha de otra pasta que el resto de personajes. También ya algunas temporadas en la serie le han dado una envidiable soltura a su actriz: Lucía Martín. Como los mas reales anmorados son verificados en el tiempo: "Marcelino" y Manolita". Se quieren y no pueden vivir sin el otro y ya nadie más existe. Es la magia de la atracción por los siglos entre los seres humanos y la explicación de lo que es la vida en realidad y el amor en particular: algo que transciende a algún lugar del tiempo por el que anduvimos los humanos.

Por supuesto que María José Goyanes, "La Marquesa", aquella protagonista hace cuarenta años de la transgresora obra "Equus", es un personaje auténtico como madre que lo perdona todo y ve por los ojillos de ese hijo sin escrúpulo que tiene y que además de llevar su sangra, procrea el título de la roñosa aristocracia que les corroe.

Las reacciones de "Alba" al enterarse de las razones por las cuales, "Rafael", pactó con "Yuste" son sinsorgas, las de una inmadura en el fondo mal educada por unos padres de apariencia modélica."Marta", al casarse, le ha ocurrido como a "Benito", que se han resignado frente a sus batallas de antaño. No son ni pálida sombre de su ayer. Y los dos esposos, "Benigna" y "Benito", han alcanzado una grado de moralina y de complicidad de resignación bobina que ha matado el esquema en el que se desarrollaron los dos por separado. Cupido y el amor entre estos personajes en el que todos y cada uno representa fiderignamente la pacata sociedad, sin muchos alicientes sexuales, de amores sin mucha pasión, de los 60. Vivo retrato costumbrista de aquella sociedad de los mediados del siglo pasado en España. Con buenos actores, algunos excepcionales, que ponen un tic que parece vivieron aquella época y que la dominan. Parecen viajeros del tiempo. Y todo, es una reliquia sobre la información y sentimientos de aquellos cortantes años `para estudiosos y para gente que quiera sólo pasar el rato.