En la Edición de 1.989 una gran pantalla en Anoeta se sumó al Festival donostiarra. Se incorporaba a este Festival Zinemaldia, lleno de expectativas, con libertad para informar y no como en la actualidad, la gran pantalla Magnapax de 600 metros cuadrados y que llegaría en 1989. Tres años después de inaugurado el cine festivalero en el velódromo de Anoeta.
Toda esta aventura comenzó en 1.986.
Toda esta aventura comenzó en 1.986.
Aquella catedral del ciclismo donostiarra, inaugurada en 1.965, el Velódromo, a partir de la Edición XXXIV del Festival de San Sebastián, se convirtió en la mayor sala de cine en Donosti que pudimos imaginar.
Un ligar frío y desangelado, enorme, adquirió la calidez que da el cine otorgándole la belleza de sentirnos en una enorme sala de cine y en un hogar. Allí estábamos todos.
Jaime Azpilicueta, escenógrafo donostiarra en Madrid, se encargó de diseñar este montaje único, inédito, en el cual una enorme pantalla de 250 metros cuadrados sobre una estructura de seis toneladas, reflejaba cine para unas 4.500 personas aun precio de 300 pesetas. La gente se quejaba mucho del precio. Aquel pabellón deportivo resultó ser una lugar acondicionado para ver cine en gigantescas proporciones.
Jaime Azpilicueta
Se encargó del montaje la firma Kelonik de Barcelona. que consiguió una imagen perfecta haciendo que el volumen sonara igual en todos los recovecos del recinto del Velódromo. Para estas proyecciones se invirtió un 5% del presupuesto del Festival en aquel año de 1.986: 9 millones de pesetas era ese cinco por ciento. El presupuesto era de 180.000.000 millones de pesetas. Curioso además ya que, con ocho veces menos de dinero que hoy, venían muchísimos más actores. En aquel año de 1.986 acudieron entre muchos más:
Gregory Peck, Ángela Molina, Maribel Verdú, el director Yoshida, Axelo Corti, Arturo Ripstein, Luise Rainer, Ursula Andress, Ali MacGraw, Paco Umbral, Pilar Miró, Julien Temple, Oliver Stone, Sergio Leone, Susan Goerge, Axel Cort, Manuel Gutierrez Aragón, Montxo Armendariz, Marcelo Rubio...
FESTIVAL 1.986
Concha de Plata: "27 horas"
En este día señalado una riada de personas se dirigía hacia el velódromo para presenciar 9 horas de cine, desde la 17 horas hasta las 2 de la madrugada.
Se proyectó un corto: "La caza del monstruo" de "Cisco" Bermejo y los filmes "Matinée" de Mexico de Jaime Humberto Hermosillo; "Antártica" de Japón; "Salvador" de Oliver Stone y "Absolute Beginners" de Julien Temple, con David Bower.
Al filme "Salvador" dio entrada la Banda Sinfónica del Conservatorio Municipal Superior de Música de San Sebastián. Fue una jornada inmensa y la noche de Oliver Stone que se encontró entre miles de personas que habían acudido a contemplar su filme y que le aplaudían metiéndose en esta historia del cine en el velódromo hasta el tuétano.
!Salvador" proyectándose en el Velódromo
Fueron los artífices de este evento: Diego Galán, Delegado General del Festival, que recuperó el Festival hasta grados de auténtica pasión popular, nada que ver con el actual festival mediocre y sectario de Rebordinos que expulsa a periodistas y censura filmes. Doña Pilar Olascoaga, Secretaria General, a quien acudías para información sobre cuentas o lo que necesitaras y se volcaba en satisfacer tus preguntas. Julian Temple y Patsy Kensit, director y protagonista de "Absolute Beginners". Fue una noche de emoción inenarrable in crescendo, yo aseguraría que jamás en el Zinemaldia, ha habido o habrá semejante explosión de sentimientos por el cine, el espectáculo y la propia vida.
Julian Temple con Oliver Stone en aquella Edición 1.986
Patsy Kensit en 1.986
TRES FOTOS DE PILAR OLASCOAGA.
Fue sin duda el mayor logro de acercamiento entre cine y público de nuestro y de muchos otros festivales. El cine, más transgresor y aventurero, se semejante envergadura técnica, que jamás se proyectó en el mejor cine que pudimos imaginar: el Velódromo. Lo llevó técnicamente la empresa Kelonic.
La experiencia se repitió en 1.987 y se programaron dos maratones. Se programó "La grandeza del cine" y "Cine musical". Además de "2001, una odisea del espacio", "Foot-light Parade", incorporándose un pantalla de plata, al estilo de la que desgraciadamente colocaron en el "Amaya" o "Miramar", para proyectar en relieve: "Los crímenes del museo de cera". En 1.988 el maratón estuvo dedicado al mundo del rock: "Eurythmics in Australia", "The cure in orange" y "Bring on the night".
En 1.989 llegó el MAGNAPAX
Te metía en la película de modo tan real que gritaba uno. Te veías descendiendo por un desfiladero, casi cayendo al vacío; casi en un vuelo te la dabas contra las montañas rocosas o te precipitabas al fondo de la gran catarata. ¡Enorme experiencia! Era el MAGNAPAX en la Edición 37 del Zinemaldia. Sin gafas de relieve o los problemas de sintonía del Cinema Globo que en su día intentaron estas experiencias resucitar lo envolvente y dar cobertura a una dimensión gigantesca del cine en su mayor profundidad de campo.
Se proyectó "El Gran Cañón" y "Las cataratas del Niágara" a los que se añadió un cortometraje del pintor y cineasta vasco José Antonio Sistiaga: "Impresiones en la alta atmósfera", una obra abstracta pintada directamente sobre la película.
FILME DE JOSÉ ANTONIO SISTIAGA
En 1.990 se eligieron grandes filmes: "La Biblia", "El extravagante Doctor Doolitle", "Hello Dolly", "La agonía y el éxtasis", "Sonrisas y lágrimas", "Aquellos chalados en sus locos cacharros", "Lawrence de Arabia", "Corazonada", "Lo que el viento se llevó", "Apocalypse Now"....
Por no olvidar en aquel septiembre del año de 1.991, aquel acontecimiento dedicado a los niños proyectado en el Velódromo, en la 39 Edición del festival, sobre una pantalla de 40 metros cuadrados. Continuará....
CARACTERÍSTICAS TÉCNICAS
Kelonik llevaba el montaje y proyección en la que estaba como jefe de Cabina Pepe Moreno, empleado de Kelonk en Sevilla, hoy jubilado, una persona muy salada y agradable. Para el Magnapax se usaba un proyector Cinemeccanica en horizontal que proyectaba película de 70 mm y que llevaba platos. Usándose para 35 mm un Victoria 8, el mismo que se utilizaba para las proyecciones en la playa en Ondarreta, con un largometraje Delta 5.000. La proyección del Magnapax iba a gran velocidad y las correas que llevaba el crono había que sustituirlas con frecuencia ya que si se rompía alguna se podrían estropear metros de película. Había dos operadores, uno constantemente con el dedo en el botón de seguridad, por si se rompía una correa y parar el proyector en seco. La velocidad era lo que más llamaba la atención de estos proyectores y que se encontraban en horizontal. Debía de ser así para que nuestro cerebro perciba las imágenes como algo en movimiento y no como una sucesión de fotos.
El
Magnapax se proyectaba sobre una pantalla de 600 metros cuadrados, con
una grado de definición de imagen perfecta, nada que envidiar a las
mejores salas del mundo en aquellos finales de los 80. Con película de
70 mm y proyectada en horizontal a 32 imágenes por segundo, se llegaron
unos técnicos desde Hong Kong, funcionando desde el 15 de septiembre al
15 de octubre de 1.989.
EL VELÓDROMO EN SU CONSTRUCCIÓN
Muy interesante el sistema de royeccion y yo estuve en algunas ocasiones y era como tu describes. Gran articulo
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