Ha habido un problema técnico con la primera versión de este escrito que se ha reenviado. !Disculpad!
Antes de nada agradezco vuestra lectura de estas sencillas crónicas sobre PV. Lo he pasado muy bien en el Festival, pero mentiría si dijera que no he pensado en vosotros y en estas tardes, cuando ya termino mi trabajo en la radio, antes de salir a dar una vuelta; anochecer ya en el que transcribo mi gran sentimiento por este maravilloso serial vespertino. El que he escrito, por cierto confortablemente desde el Hotel “María Cristina”, sobre Aída de la Cruz, lo han leído 1.756 personas. ¡Muchísimas gracias!.
Antes de nada agradezco vuestra lectura de estas sencillas crónicas sobre PV. Lo he pasado muy bien en el Festival, pero mentiría si dijera que no he pensado en vosotros y en estas tardes, cuando ya termino mi trabajo en la radio, antes de salir a dar una vuelta; anochecer ya en el que transcribo mi gran sentimiento por este maravilloso serial vespertino. El que he escrito, por cierto confortablemente desde el Hotel “María Cristina”, sobre Aída de la Cruz, lo han leído 1.756 personas. ¡Muchísimas gracias!.
Cuando las cigüeñas no vienen
de París todo se vuelve confuso, se apaga el ánimo y se quiebran relaciones.
Como cuando la misa dejó de leerse y cantarse en ese precioso idioma de la rama
itálica, la más culta y hermosa lengua patrimonio de la humanidad: El latín.
Gran retrato del teatro
de Rozov sobre cómo la destrucción de
las ilusiones incide devastadoramente en las relaciones sentimentales. Y no
dejo de sorprenderme por la altura que, Elena Martínez, depurando brío y conteniendo
la vergüenza, está alcanzando en pocas semanas en el desempeño de su “rol”, que
no por previsible resulta menos interesante de seguir.
Por no hablar de la magnífica
secuencia de la discusión entre “María” y “Martín” en las dudas sobre la
paternidad, en la que, hoy, Jordi ha estado como pocas veces (es un actor con
muchos altibajos y caídas de igual modo), hoy, impactante y creíble. Enfurecido de
verdad sin tener que recurrir a acartonar la sonrisa o a usar de un viejo
estilo vehemente como pura sobreactuación mientras abre los ojos y enseña la
dentadura. Nada de eso.
Inmensa secuencia retro, para llorar hasta quitar el catarro sin el humillante copago de las medicinas o la subida bestial de las otras fuera de la Seguridad Social.
Hoy, la novedad, ha consistido
en desplazar hacia varias familias el foco emocional, dejando algo apartados
las cuitas de chismorreo, abrumarnos con tramas pesadas pero insustanciales o
el gracejo genial de otros días en algunos personajes. Un buen
capítulo fundamental porque, la cámara, entre medio oculta, en la distancia
prudente para que nadie repare en ella, ha mostrado subjetivamente lo que
vengaban los ojos de la asesina de “Tristán”, que seguían la efímera felicidad
de esta pareja de enamorados hasta el tuétano. Impresionante momento,
sobrecogedor. Geometría acompasada y perfecta, casi parecía aquella de “El contrato del
dibujante”, excelente filme. Hoy PV se ha lucido mostrando el vagar inocente del
futuro que les aguarda a dos maduros
que sólo buscan la reconciliación con su pasado en un nuevo presente prometido.
La cámara se ha fundido en ese momento con los sentimientos y de tres personas y mostraban casi como en el
filme de Bergman, “El séptimo sello”,
las únicas pulsiones reales de la vida: El amor, la fatalidad y la muerte.
Enfrentando
ya a los tres con la muerte inevitable. Una atmósfera absorbente desde los ojos
sin rostro; momento espeluznante, unos enamorados abrazados en esa entrañable
Plaza de PV, a punto de disfrutar de toda la serenidad y belleza del universo,
para los que han preparado un regalo
envenenado que le hará caminar a uno de ellos hacia la muerte segura. La muerte
más allá del tiempo y el espacio aguarda a un intérprete en PV como una
depredadora que estuvo enamorada de su presa y que no se lo va a perdonar ni a
escapar.
Místicos momentos vive “Don
Olmo” acompasados por un profesional de la sacristía más profunda, “Don
Anselmo”/excelente Mario Martín. Es como en aquel film, “Cuando pasan las
cigüeñas”, de Mikhail Kalatozov, todo se moldea ideológicamente por parte del
sacerdote en este caso, que no por perdón divino; creando luz en la conciencia
ennegrecida tras cuya catarsis por el perdón, asoma un alma sacra que redime de
todo sufrimiento. No puede ser más ortodoxo y ruso el tema. Y ha estado muy
bien narrado y casi imperceptiblemente descrito en imágenes relajadas. Uno de
los momentos más conseguidos hoy, en el que se describe con atención, y sin
cargar las tintas en plan dramón, el infierno en la tierra sobre el aislamiento
del alma sobre los humanos del alrededor que precede a la tristeza más profunda
y la enajenación más empedrada.
Por no hablar de una secuencia
de Alex en “La Casa de Comidas”, que cuenta con el ya sabido adelanto de la
propia muerte. Fotogramas de esas fatuas
ilusiones puestas en el mañana, de esos ilusos planes previstos en
esa partida de futbolín, esa armonía del engaño que tanto filmó Alfred
Hitchcock, creer en el día de después,
expuesto más existencialmente en PV que con la artificiosidad e ironía cachonda
de Sir Alfred. Los planes que nunca se consumarán. ¡Quién lo iba a decir!. Hoy,
aquí; mañana, allí. Muy muy triste momento sobre él sin sentido de la vida, la supervivencia cotidiana y los infortunios del azar.
Bello momento frentista y preludio de pasiones volcánicas. Los mejores amores comienzan en el infierno de las palabras. Ariadna sacando "Pepa" y genio "Balmes".
La cena está servida como en “2001 una odisea en el
espacio”, basándose en pildoritas que se tomaban en aquel paso cósmico del
hombre al superhombre que transitaba a
mejor vida. Se la prepara la anfitriona, una truculenta “Montenegro”, al fardel
de su incomodidad.
Esta historia que se desarrolla en el cuarto, y sus consecuencias dramáticas, es un modo de alargar este “si quiero, no quiero” entre los dos protagonistas principales, que me resulta ya algo cansino. No avanza el guión y no logra trascender la potencia del material de partida. Se ha cerrado el mismo texto en una prometedora transferencia de culpas y desilusiones, reproches y cabreos, indagando sobre todo en los aspectos criminales de “Fernando”, como casi única insólita causa de todo el sufrir de los dos enamorados: “María y “Martín”. Y no es por restar protagonismo a Carlos Serrano, que es un chico que se lo trabaja y mucho, pero adormece la trama que no sale de ese circulo.
Esta historia que se desarrolla en el cuarto, y sus consecuencias dramáticas, es un modo de alargar este “si quiero, no quiero” entre los dos protagonistas principales, que me resulta ya algo cansino. No avanza el guión y no logra trascender la potencia del material de partida. Se ha cerrado el mismo texto en una prometedora transferencia de culpas y desilusiones, reproches y cabreos, indagando sobre todo en los aspectos criminales de “Fernando”, como casi única insólita causa de todo el sufrir de los dos enamorados: “María y “Martín”. Y no es por restar protagonismo a Carlos Serrano, que es un chico que se lo trabaja y mucho, pero adormece la trama que no sale de ese circulo.
Hoy hemos asistido a algo asombroso en la mímica de Carlota. Según esté la imagen congelada o en movimiento, de acuerdo a un angulo de visión, la sonrisa está pintada de varias
expresiones dinámicas o de ninguna. Casi diría que es brujería de la cámara o de la brujilla "Marianilla". Transmite, "Mariana", en
varios canales que se aprecian según el ángulo del paralelaje por el que mires la escena y el de iluminación. Depende sobre como
observes, para ver o no la risita mencionada en grados cualitativos, ganando belleza maliciosa en la pantalla más oscura y ternura amable en los claros del bosque. Tengo que felicitar hoy a Carlota Baró porque ha estado pero que muy genial. Aparentemente, puede parecer anodina en este episodio, pero no. La foto de su sonrisa va incursa en este artículo. De ello se trata. Que tomen nota los altos jefes de esa empresa de PV y allegados. Lo que ha hecho la actriz hoy ha sido magia. Me suele decir Carlota que yo hago magia con las palabras. Ella, con la imagen. Podemos montar un escapista gran Circo Houdini. !Un éxito!. He revisado su momento de la sonrisa desde varios ángulos con menor o mayor contraste.
Según la luz, el contraste, la localización, Carlota tiene un rictus diferente o
desaparece. Ya me explicarán cómo lo ha conseguido. Espero que le lluevan un día buenos papeles de gente seria, a esta joven actriz.
Agradezco a Pablo Guerrero el que me haya invitado a visitar PV y a conocer a sus monstruos sagrados, que si puedo lo haré próximamente. Así delatarán todos al gamberro que llevo dentro casi siempre conmigo.
Mañana a las 9,10, MARIO ZORRILLA, en antena. Desde San Sebastián a través de la 108.0 y lo tendreis colgado también en este Blogger, twitter y facebook de la emisora y en el mio personal.
Genial llamando tóscamente el pasado día a "Mariana!!!!" como si fuera una cabra.
Jose Ignacio más que en si lo que escribes de PV (que hace un año que dejé de verlo) lo que me fascina y emociona es tu manera de enseñarnos los entresijos de el cine, TV y periodismo escrito,la manera de describirnos la actuación de l@s actores-actrices (por cierto tod@s l@s de la primera parte son FUERAS DE SERIE) comparándol@s siempre con los de los mejores films de todos los tiempos. Solo un GRANDE como tú puede regalarnos (y nunca mejor dicho), todas las tardes tus escritos. Cada día espero con gusto e ilusión tu publicación en esta página
ResponderEliminarComo dice mi antecesora en los comentarios, cada día espero tu publicación y cada día estoy mas de acuerdo con tu escrito, aunque yo no tengo esa memoria cinematográfica que tu posees...
ResponderEliminarHoy me ha llamado la atención esta frase: Espero que le lluevan un día buenos papeles de gente seria, a esta joven actriz.