La edad también pasa por las voces del doblaje.
Aunque se puede apreciar deterioro en ellas y los graves avanzan, nos sugestionamos con que
nunca pueden morir y que son inmortales como sus doblajes, pulcros, inamovibles en el espacio y tiempo, indestructibles como la interpretación de
los actores a los que siguen en la pantalla. Dentro de 100 años se seguirá
escuchando a Joaquín Díaz poner su grandiosa interpretación a Peter Ustinov, en
el “¿Quo Vadis?” de Mervyn LeRoy, uno de sus más óptimos trabajos, realizado en
1951. Versionando, en castellano, a aquel comodón excéntrico de Nerón,
enfatizando de sus aborrecibles placeres, cantándole sus odas en castellano y
haciéndose escuchar egocéntricamente en sus banquetes por sus más fieles
servidores.
Joaquín, no es porque lo dice
su hija, porque es la purísima verdad, ha sido el mejor actor de doblaje del
mundo. Sin desmerecer de otros en absoluto. Su trabajo ha sido magnífico. Y se acaba de marchar cuando van quedando
muy pocos actores originales de aquellos a los que, él, Felipe Peña, Luis
Posada, José María Angelat, Víctor Orallo, Manuel Cano, Rogelio Hernández, Félix
Acaso, José María Cordero, Elsa Fábregas, María Victoria Durá, José Luis
Sansalvador... ponían sus acentos,
labiales, alma y todo un inusitado empeño en hacerlo perfecto. Todo aquello se
ha ido casi al unísono.
Los que no han seguido el
doblaje, se lo han perdido. Sus voces han sido más escuchadas que las de
nuestros familiares, en innumerables casos. En el cine, la televisión y el patio vecinal. Y cuando éramos niños e íbamos a los cinematógrafos, nos entraba la maravilla de la linterna mágica por la imagen y por la voz de
sus actores. Ir a este espectáculo y seguir a Joaquín Díaz, poniéndole la voz al pérfido
Charles Laugthon sin grandes tics y excentricidades, el "Capitán Bligh" de “Rebelión a bordo ”, invitaba a
volver a ver de nuevo este maravilloso film de Frank Llyod.
Un actor absolutamente
cristalino, de una naturalidad y sencillez apabullantes, con multiplicidad de
registros interpretativos, que versatilmente rastreaba a los actores desde todos los ángulos.
Sus mejores doblajes fueron
para los filmes de la fuerza satírica y calidad corrosiva de Billy Wilder, en
Jack Lemmon. Insuperables. El de aquel ejecutivo, “Armbruster”, que
descubrió en Italia una fascinante manera de afrontar la vida, con libertad
moral y muchas ganas de vivir, en "Avanti". Por no dejar de mencionar aquel “Jerry” de “Con
faldas y a lo loco”, moviendo las maracas vocales entre peripecias desternillantes
y escenas ambiguas de un atrevido simbolismo sexual. "Primera plana" registros ácidos para Joaquín, Jack Lemmon, carcajadas con inteligencia en preludios de amarillismo. A Alberto Sordi le dobló en
cinco ocasiones. Siempre confesó que era difícil hacerlo. El mejor actor de
este Italiano fue José María Cordero. De hecho, el propio “Albertone” me
confesó en un Festival que se identificaba en voz con José María. Incluso, se
le parecía físicamente. Joaquín hizo un gran trabajo histriónico, en el primer doblaje de
“El presidente del Borgoroso F.C.”, fantasía presidencialista para seguir
engañando a las masas, comprando y vendiendo jugadores.
A Rod Steiger le puso un énfasis inusitado como "Juan Miranda", rebelde mexicano, héroe contra su voluntad, en el magnífico: "!Agáchate maldito!" de Sergio Leone. Y al gran Telly Savalas en
“Los violentos de Kelly”, doblaje memorable del testarudo sargento “Big Joe”,
poniendo el acento en la amoralidad y en sacar provecho de hasta de la cruenta
guerra.
Me gusta mucho el Iam Holm en
la presencia acústica de Joaquín Díaz, como el
saqueador de ida y vuelta, “Bilbo Bolson”, de “El señor de los anillos”,
“El tío de las sortijas” que decía Joaquín. Y me gustó mucho en “Greystoke. Y
en aquel “Padre Da Costa”, testigo de un asesinato, en ese film clásico de los
80: “Réquiem por los que van a morir”.
El actor Eli Wallach estuvo
perfectamente representado por Joaquín, destilando autenticidad y sabiduría
interpretativa, en “The Ghost Writer”.
Por no dejar de gratificar el trabajo que hizo de Max Von Sydow/ “Lamar
Burgess” en ese filme sobre “polis” del fututo: “Minority Report”.
Christopher Lee fue otro de
los aciertos de Joaquín. El célebre “Conde Dooku” de “StarWars”, maestro de
“Jedi” que fue una “Lord Oscuro” de los “Sith”, de primera versionado por Díaz.
Voz traslucida y personal,
como las de antes, no se parecía a otra igual o similar. Característicos de su
tiempo, época que ha sido la suya hasta hoy. Con nueve años hacía doblaje y, a
diferencia de otros compañeros de la radio que también interpretó en ella (como
Arsenio Corsellas, Isidro Solá o Juan Manuel Soriano), llegó a radio Barcelona desde la sala
donde reinaba el atril y la oscuridad. Los demás hicieron el trayecto inverso.
No se entiende el doblaje sin
él. Nació, puesto por la inteligencia suprema, para poner la voz en el cine a
algunos de sus actores. Aunque también anduvo por delante de la cámara. Se
trabajó el polvo de aquella Meca "macanuda" del cine del “Spaghetti Western”. En
el año 72 representó a aquel malvado desprovisto de alma, pérfido maleante en
la sombra y señorón grasoso, “Ted Solomon”, en “Los buitres cavarán tu tumba”,
de Julio Bosch.
A comienzos de los 70 hubo un
curioso filme, a réplica de aquel censurado en España, “Helga”, sobre
sexualidad en los nuevos tiempos, “El derecho a la vida” de Balcazar, con la
inclusión de varios actores de doblaje como Valdivieso, Cano, él mismo y la
gran Teresa Cunillé.
Pero fue un secundario
correctísimo en filmes de Vadja: “La dama de Beirut” y del gran Monicelli: “La
Armata Brancaleone”. Y con Camus, tal vez su mejor filme: “La ciudad de los
prodigios”.
La primera vez que le conocí, era yo un adolescente de unos 14 años. Me sonaba mucho su voz de la cantidad de
“pelis” en las que le había escuchado. Una tarde, en un programa especial sobre
doblaje, inaudito en la televisión en aquella época, pude reconocerle con su
carita de chino y perilla, super gracioso; entrañable, con Arsenio Corsellas,
Miguel Ángel Valdivieso, Ernesto Aura,
Carmen Robles, que recuerdo hoy.
Los que trabajamos con la voz
sabemos de esa otra realidad de desgaste tras lo correcto de una dicción bien
señoreada. La vida transcurre sobre los hombres y las mujeres invisibles y, un día, nos dan su despedida. Seguirán
por siempre en sus excelentes trabajos, pero aquí no se queda nadie.
Ellos nos tuvieron
pegados a la tele o a la pantalla del
cine comunicándonos con cariño y ternura que, Peter Ustivov, no hablaba
castellano pero Joaquín Díaz, sí. Y que, por cierto, fue uno de los pioneros de doblaje en catalán.
EN TU MEMÓRIA!
Precioso trabajo que has hecho aquí José Ignacio. Paisano mio Joaquín una voz muy extraordinaria y me gusta le hayas dado tanta importancia como diste a Constantino. Te felicito. Muchísimas gracias de nuevo por este blog tan magnifico que tienes.
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