miércoles, 11 de junio de 2014

TORTURAS Y ABERRACIONES SEXUALES


Un cerebro de la organización, un delito que va enfundado en una profesión de médico con poderes e influencias que obtuvo dinero con el tráfico ilegal de niños, beneficios con la muerte de pacientes y pobres madres, condenadas al suicidio o siendo vilmente asesinadas, fue el gran rico, el pudiente, el notorio de un Régimen que se aposentó sobre los cadáveres de inocentes mujeres y de engañados padres, trasladando a sus hijos la incertidumbre sobre sus orígenes robados.


Tito Valverde fue el protagonista de ayer, con ese final sadomasoquista en su casa, con torturas aprendidas en su país durante la dictadura, por la parte de un padre víctima y verdugo (excelente Luis Mottola).
Esta secuencia, conjuntamente con la prostitución anal de un árabe hacia la pobre prostituta (Verónica Sánchez), así como ese beso atravesado como una mariposa por un alfiles, cargado de tantos sutiles atractivos, destaco en un capítulo donde tanto Verónica como Victoria alumbraron una drama compuesto por una desesperanza mirada sobre los pobres en España que viven así para que los ricos y los jeques convivan con sus inmensas riquezas y poder acumulado. Un modo muy crítico de comprender la sociedad mediante una corrosiva crítica que nace de unas relaciones que el cine es capaz de establecer con la realidad dramática.


Megan aunque sigue siendo la indiscutible protagonista, ayer no lució salvo en momentos fulgurantes: el beso con los dos protagonistas (Daniel Grao, algo en decadencia, y un Eloy Azorín que sube un puntito). Sí que esperamos ya el despegue de Megan, que ayer comenzó con una intriga intelectual a zaherir a sus sorprendentes parientes con las sienes ya plateadas, deseamos unos capítulos nuevos, realizados en un concepto de televisión de acción total, integrada, rápida ligera y nada coñazo como ayer que se perdió un capítulo en mostrar la neura y el deseo vengativo de "Roberto", siendo todo el resto aleatorio a este tronco de venganza y delitos.


Momentos sobre prostitución obligada y casi como recurso asqueroso narrado por Victoria Abril. Alcoholismo. Difícil retratar el mismo. la debilidad humana mostrada a la perfección en la adicción al alcohol de "Fernanda" con su repulsión, atracción o angustia vital.


Momentos contados con vigor y de lo mejorcito, con la honestidad que atestigua el largo y doloroso proceso que arrastra quien cae en esas garras de adicción al etílico que nos acercó a este intenso drama hijo de la pobreza muchas veces, sobrino de la desesperanza y que afecta a millones de personas en el mundo.


Un grande Victoria que logra que carga con sus ascos al semen en la boca, su impotencia, su amor por esas dos hijas, una enorme Victoria ayer culpable por algo que le paso o que hace o hizo ayer y huye de esa penosa realidad que le acosa todos los días y noches del año. Se embota de las fantasías que procura el dañino líquido, en el embotamiento que produce la bebida.


Momentos de cogorza, cabeza pesada, alucinaciones, resaca y una realidad que golpea más fuerte que en la anterior ocasión. Tambaleándose y seguir cada día peor hasta caer fulminado si no se remedia.



Fluida televisión y acerado retrato psicológico de una enferma en un momento analítico de lo mejor del capítulo de ayer.
Casi un 20% del Share, no está mal, y es debido en gran parte al tirón de Megan Montaner y al hueco que se están haciendo en las familias actrices como Verónica Sánchez que está interpretando el papel que deja huella en la vida de una actriz y por el que siempre se le recordará.
Lo más importante de Megan, para mí, que transciende la materia oscura de su pasado que la acongoja, sabiendo  definir interpretativamente las turbulencias y la amargura que perviven bajo su hielo gélido que va a servirse fría la venganza.





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