ACTORES:
CARLOS BARDEM, ABEL FOLK, TRISTÁN ULLOA Y RAÚL ARÉVALO
Coincide esta semana el capítulo con el escándalo del consulado en New York que ha sido censurado por gran parte de la sinvergüenza prensa española. Amiguismo, acoso laboral y maltrato, un mobbing, un enchufismo y una abuso de fondos públicos escandaloso, en el consulado español de Nueva York. El escándalo de interino Herrera de la Muela, agregado cultural que sustituyó en interinidad al cónsul enfermo que luego murió. Herrera denunciado por acoso y tratos vejatorios, incoación de expedientes que Exteriores desactivo y la relación de este personaje nefasto con Belén Rueda. Que sin tener nada que ver con Cervantes, pagó un billete de ida y vuelta a la actriz Belén Rueda, invitada con urgencia aunque no estaba consensuada con los servicios del Consulado. Un mosqueo generalizado ya que Herrera de la Muela ocupa, ahora que ya no dispone de apartamento del cónsul, se ha mudado al apartamento de la actriz en Broad Street. ¡Vergonzoso! Hemos pagado a Belén Rueda una invitación personal de quien ahora ocupa su apartamento. ¿Que está sucediendo aquí con algunos actores últimamente? España es una vergüenza y los actores, en lugar de apoyar oportunistamente a un partido, debían denunciar esto que sucede con algunos compañeros.
Estamos hablando de corrupción en embajadas y aparece Belén con esta historia. Creo que su persona y personaje están quemados y que debían salir del serial. Estamos hartos ya de enterarnos cada día que un actor está metido en asuntos turbios. Y aceptar un billete de Herrera de la Muela lo es.
Bajando por lo demás audiencia. Del 22,5% del lunes 29 (4.034.000) al 16,9% del lunes 9 de mayo. Perdiendo un millón de espectadores. No gusta el tema. España es un país muy reaccionario y tolerante con la corrupción. De hecho ha bajado la audiencia un 25% que es el porcentaje de vendidos a los partidos políticos y a su pesebre. Igual puede parecer exagerado, pero aunque se envuelva esta historia de la corrupción entre una trama muy manida y folletinesca, increíble en momentos, el soporte de la corrupción diplomática pesa en la audiencia. Pero la escapada de televidentes, desde mi criterio, se da porque una cosa queda clara que la explicó el mejor actor de la serie, Carlos Bardem, con una servilleta: cómo se reparte el pastel de la "pasta" entre constructores, embajadas, políticos, funcionarios , partidos y, al final, un poco para la construcción. Fue demoledor.
El sonido es horrible. Cuando Megan habla no se le entiende casi nada. El conjunto está mal interpretado. Amaia Salamanca es mala actriz. Darín no es ni sombra de su padre y está ahí enchufado por el apellido. El embajador cada día está más alelado. Polvetes y revolcones y poco más. A Megan siempre le dan papeles siempre de ligera de cascos, aunque vale mucho más y sus fans jamás han sabido defender sus cualidades; sólo hacen la pelota y crucifican a los críticos. Ella no es nada agradecida con la crítica y no acaba de despuntar. Jamás supera a ESDPV. Y sigue recordando a "Pepa". El conjunto es un subproducto turbulento pero no es eso lo que dinamita la audiencia. En España gusta lo casposo. Pero no está asegurada la audiencia porque lo que no perdonan es la crítica política a una forma de vivir mucho en España a cuenta de los demás. Pero los revolcones y el sexo gusta mucho en la reprimida España pero no agrada en absoluto que les digas a los súbditos que votan corrupción en listas cerradas.
Cada día me gusta menos Abel Folk, parece un remake cómico de Blake Edwards. Los únicos que merecen la pena son Arévalo y Ulloa. Están impecables. La fotografía es buena y los paisajes están hermosamente filmados. Cada semana a menos.
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