RETORNO A " LOS MANANTIALES"

ACTORES DE LA TARDE:

ÁNGEL DE MIGUEL, YARA PUEBLA Y CARLOTA BARÓ

Esperando esa preciosa secuencia en la que "Beatriz" habla a "Hernando" que llega para mañana, ansiado momento, hoy ha vuelto a casa este protagonista que da un realce inusitado a cualquier secuencia. Es un galán, de esos que desde que desde "Conrado" ya no existían en la serie. Y además es un gallardo de edad y solvencia. Es una maduro que ha recogido el testigo de algo que ya suena muy lejano en ESDPV: el prota con donaire, personalidad  y misterio y que gusta a las espectadoras. El seductor que exhala magnetismo; el actor que impacta socialmente; quien recupera la empatía con el público.

En los tiempos actuales donde todo tiende a democratizarse, nadie viene impuesto y es el público y la crítica quienes le otorgamos la cualidad de galán diferente, con un poder brutal de atracción y que sorprenden por su enigma y sensibilidad, al tiempo que Ángel de Miguel bucea en registros antitéticos con total soltura. Hoy ha vuelto a casa y la pantalla se ha iluminado.

Pocos minutos de ese final que han servido para recoger en la atmósfera de la mansión una exquisitez en las sonrientes miradas y unos casi silencios embriagadores apenas interrumpidos por un breve diálogo (¡mejor!) que nos han sumergido en esa historia de amor que envuelve a estos novios recién casados y que comienzan a descubrirse ahora con todo tipo de entusiasmo y carne de gallina.

Esa llegada ilusionada, que irradia felicidad en una secuencia echa para los amantes de aquel cine del glamour y de la elegancia. Todo lo que hacen estos dos actores lo transforman en mágica belleza.

Una sencilla odisea del hombre que se cura y regresa a un hogar donde el amor y los sentimientos ya no están tan contenidos y se desahogan con sencillez y naturalidad. Las miradas de ellos esta tarde han sido preciosas y muy elocuentes. Encuentro emocional puro, donde se aprovecha todo tipo de sutilezas para mostrar el alma pura de dos enamorados que se encuentran cuando pensaban perderse.

Recuerda  a la mejor época de Hollywood, con unas interpretaciones que atrapan, una grandeza en los actores que te enamoraban hasta el refajo y exquisitamente filmado todo.

"Los Manantiales" marca un antes y un después en ESDPV. Por su alto contenido en sensibilidad y donde los actores poseen una soberbia química y se ensamblan a la perfección en una historia romántica que adquiere unas extrañas dimensiones oníricas y muy complejas. Una preciosidad.

En cuanto a la realización, creo que el director encuentra un punto de equilibrio entra la opresión que desprendían los personajes, sus obsesiones (aún algunas sin aclarar) para trasladarse desde aquella frialdad muy sufrida  ese otro momento actual en el que los dos protas pueden tener un idilio inmenso en esta serie donde ya sólo restan chabacanadas. Todos han sabido trasladar sus miedos, obsesiones, sus benditas sonrisas y sus amores y nos han dado momentos de fascinación televisiva.

Respecto al desastre del "Colmado" hoy se ha comprobado palmariamente. Esos dos personajes de "Onésimo" y de "Gracia" han restado no sólo protagonismo a "Dolores" y a "Hipólito" sino que han machacado el surrealismo y aquella gracia de ese lugar donde hoy se respira un protagonismo excesivo y casposo en él ("Onésimo") y unos gritos insoportables en ella ("Gracia"). Antes, este comercio, en la época de "Pedro Mirañar", se caracterizaba por tramas absurdas, maravillosamente interpretadas, milimetradas y con gran significado oculto aunque parecía carecían de él, con falta de secuencias dramáticas y que creaba una atmósfera onírica y desternillante. Tenía muchos rasgos existenciales y se cuestionaba todo, incluso la cordura del ser humano, y el disparate y lo ilógico era el modo de autodefensa de unos grandes chalados que tenían enormes problemas hasta para comunicarse entre ellos. Ahora quien trajo a "Onésimo" que tiene más protagonismo que los demás e insiste con la sin gracia de la gritona "Gracia" ha machacado a este trama. Antes, se sobrevivía entre el caos y la confusión, ahora es una corrala donde cualquier día a Maribel se le vana hinchar las narices y se va a ir de vacaciones. Se han cargado la camaradería y la complicidad que hubo.

A Carlota, que es una señorita de la interpretación, la tapa quien por mucho vocear y apabullar no es más que nadie. Hoy, con Yara, ha recuperado algo, pequeños atisbos, de aquella grandeza que guarda en ella. A "Mariana" le han descosido el traje. Hoy la destaco porque ella lo merece y porque no hay derecho a enterrar a una actriz así.

Carlota vale quilates y tiene un gran sentido intuitivo en marcar tiempo, mirada y silencio. Por ello conjuga con Yara. No está para tiempos muertos porque ella es la mirada de la cámara que nunca deja de filmar, no está para escenas de relleno superfluas que le colocan fuera de un espacio televisivo en el que ella está impedida de comunicar. La han convertido en una figurante de triste figura

Hoy algunos no se acordarán pero esta actriz trajo un mestizaje de personajes que se mostraban sin recato con los ojos, al estilo del mudo y era la conciencia de aquellas gentes que poblaban PV. Era magnífica.

Era fuente de emociones y corazón que sentía y padecía. Era una maravilla, rezumaba una dignidad inquebrantable, una sinceridad de sentimientos y una historia que intentaba superar la batalla a las miserias cotidianas. 

Yo ya lo dije en aquel libro que algunos actores del serial se rieron de él y me pusieron a parir , hasta me llamó uno "buitre", pero que yo lo quiero como a un hijo a pesar de que a esos actores se la trajo floja y ni se dignaron interesarse por él, lo despreciaron, denominando como un rollo a aquel trabajo que yo realicé sin mayor interés que no fuera la pasión por la serie.