Cada día estoy más convencido que "Los Manantiales" deben ser inmediatamente aislados de esa sucursal de "Podemos" que es PV. Lo del budismo bueno y virtuoso frente al catolicismo trabuco de ese cura vasco amenazando con el dedo; en otra época los belenes soviéticos y la navidad atea; la inexistente Semana Santa; el ataque a la prensa y libertad de opinión en la que hoy han involucrado al personaje de "Matías" con cuchillo en mano amenazando si "cojo al periodista!!"; lo de la comprensión de los anarquistas en diálogos de "Raimundo"; la actuación que viene amenazante del Estado opresor contra pobres campesinos, sacado de madre mañana y que de algún modo le da la vuelta a los crímenes terroristas; por no hablar de lo ocurrido ayer en la pastelería que es justificación absoluta de gangsterismo sin ningún pudor si el que lo manda hacer es progre y buen samaritano. Esta deriva ideológica viene desde que la política de ultraizquierda quiere acceder al poder y rompe símbolos y costumbres muy queridas en ese pueblo, traslada la convulsión propagandística actual al plató y justifica hechos de democracia dudosa, es absolutamente inadecuada para un serial costumbrista y algunos pensamos que es una compensación a una cierta estructura ideológica y situación de poder, que son las que se transparentan en este panfletario guión más que sospechoso de servir a esos nuevos tiempos del cambio que son más antiguos que los fósiles.
Por lo demás todo es voluptuoso en "Los Manantiales", agasaja con su tinte difuso e intangible y sobresale esta tarde esa cierta manipulación que se va a ejercer sobre "Beatriz" con el buen fin de que, ella sola, vaya descubriendo una verdad en parte conocida ya por "Camila". Narrado esta tarde el capítulo, tanto la secuencia entre ambas y la de la escritura de la carta en clave de melodrama con la elegancia cinematográfica de haber mezclado drama, intriga y thriller que ahí quedan para resolución en días posteriores de lo que se plantea sobre el pasado de "Hernando".
La trama con la complicidad en parte de "Camila" se va tornando más compleja. La huída de "Hernando" ha sido elocuente con esa connotación de cine negro de personaje que sale de estampida cuando la atmósfera se le ha enrarecido, teme afrontar la realidad, y todo queda tras su partida en sombrío e inquietante.
Todos los actores de esta tarde se han comportado con enigma pero con rotundidad y vigor aunque casi ni hablen. Todo deviene cada día más oscuro (aunque algunos adelantan ya lo que va a suceder), pero de momento es ambivalente, ambiguo y retorcido. Es que lo que se palpa en estos momentos muy bien realizados e interpretados, es la angustia y las amenazas que se ciñen entre algo que subyace en el interior de un hombre con secretos. Algo le amenaza a los protagonistas: la duda inconcreta e intangible en "Camila", la amenaza de un sueño en "Beatriz", el pasado que regresa para proyectar su sombra implacable de fatalidad y destrucción en "Hernando".
No se lo que resultará del personaje de "Camila" ni como derivará la trama pero en su discreción introvertida a veces da miedo acercarte a sus encantos. Son muchos. A mí me deja perplejo y extasiado cada tarde. Me pregunto: ¿Quien es en realidad "Camila"? ¿A quien escribe cartas como si de un diario se tratara? Me empieza a sonar a "La sirena del Mississippi" de Truffaut. Yara, es una actriz de futuro siempre y cuando el libidinoso panorama español del espectáculo, sepa encauzar a esta actriz. Tiene enormes registros. Nos habla, como desde el más allá, su rostro y su voz evanescente con un lirismo amargo, el de la desilusión y del romanticismo peligroso que tiende a la tragedia. ¡Es genial! Con Ángel logra momentos de química apocalíptica, absolutos (sin pasar por el laboratorio del perversote "Elías"). Posee una triste mirada que hace escéptico todo a su alrededor. Una mirada amarga sobre un mundo extraño y neurótico en el que todo se puede destruir pero que ella quiere indagar en su enfermedad mental para sanarlo. Yara vale mucho en su exquisita sensibilidad que muestra en todas sus interpretaciones, no se le escapa ninguna; para ambientes brumosos, exteriores en el palacio, para momentos angustiosos o mágicos, como amiga, esposa, madre y anfitriona y señora de su casa: ella.
Sobre la secuencia de la carta. Me ha encantado. Su sentido melodramático, antiguo en el mejor de los sentidos que ya no se da por demodé, basada en ese lenguaje audiovisual brillante, de raíz romántica e inquietante, que unifica el fondo y la forma. ¡Precioso!
Grande José Ignacio El mejor periodista que conozco. Listo, inteligente y agudo. Ademas de muy formado.
ResponderEliminarPrecioso lo que dices de Yara. " Beatriz" hoy tambien me ha gustado mucho, parece que va creciendo, madurando en su interpretacion.
ResponderEliminarYo estoy convencida que se esctibe con Maria. A lo mejor es una locura mia pero no me parece casual que Camila venga de Cuba.
Puede ser eso lo he pensado yo. Yara es una maravilla. Gracias a todos los que opinais
ResponderEliminarEs una pena que no escribas mas cada dia. Supongo que andarás muy liado pero es que me encanta como escribes y expresas el mundo de los sentimientos. A mi que no me gustaba leer contigo lo hago. Me iria contigo al fin del mundo.
ResponderEliminarHe añadido algo porque he estado reflexionando y creo que podemos estar ante un remake de "La sirena del Mississippi" de Truffaut, en el tema de "Camila". Os lo comentaré mañana y en próximos días. Besos
ResponderEliminar